La Encuesta de Calidad de Vida del año 2008 del Dane, muestra que el 29,8 por ciento de los hogares en Colombia tiene jefatura femenina

VIDA EN PAREJA

La plata no es lo que importa

Contrario a lo que muchos piensan, los matrimonios en los que las mujeres ganan más que los hombres tienen mayor estabilidad.

20 de febrero de 2010

Hasta hace pocos años, la independencia financiera de la mujer en el matrimonio había sido vista como una amenaza para la relación. Innumerables casos de divorcio se presentaron porque el hombre quedaba desempleado y la mujer era quien tomaba las riendas del hogar. Sin embargo, esta mentalidad ha venido cambiando, y un reciente estudio del Pew Center Research, de Estados Unidos, que analiza la situación de la mujer en el mercado laboral, encontró que el éxito financiero de ellas no siempre es una causal de separación.

Según la investigación, la independencia financiera de la mujer genera un efecto positivo en la estabilidad marital, ya que el hombre asume más labores domésticas y se comparten las funciones de la casa, que tradicionalmente eran asunto exclusivo de la esposa. De acuerdo con el estudio, cada vez hay más hogares en los que la mujer es la fuente primaria de ingresos. Mientras en 1970 las esposas cabeza de hogar representaban apenas el 7 por ciento, en 2007 en ese país la cifra aumentó a 22 por ciento. Esta tendencia les ha permitido a las mujeres tener más autonomía, seguridad y mayor satisfacción, lo que sin duda tiene un efecto positivo en el resto del hogar, según dice Antonio González, psicólogo experto en temas de pareja. La independencia financiera, además, les da a las mujeres mayor poder de negociación dentro del matrimonio.

Las estadísticas muestran también un incremento en la participación activa del género femenino en el mercado laboral, lo cual -dice el estudio-

aumenta las probabilidades de que las parejas permanezcan unidas. Comparado con 1970, cuando el número de divorcios en Estados Unidos era de 23 por cada 1.000, en 2007 las separaciones disminuyeron a 17 por cada 1.000. "El cambio de mentalidad sobre el matrimonio, explica González, se debe también a que las nuevas generaciones están siendo conscientes de que las relaciones deben ser más igualitarias".

En Colombia la situación va por el mismo camino. Una investigación realizada en 2009 por la revista Dinero, sobre la participación de las mujeres en los hogares, reveló que mientras en 2000 cerca del 26 por ciento de las esposas aportaban ingresos a la casa, en 2009 ese porcentaje subió a 34.

Igualmente, parte del aumento de la incidencia femenina en el mercado laboral se debe a que hoy día ellas están mejor preparadas que ellos. En la Universidad Javeriana, por ejemplo, del total de estudiantes matriculados este semestre el 57 por ciento fueron mujeres y el 42 por ciento fueron hombres. De acuerdo con el censo de 2005, en Colombia del total de las mujeres, el 7 por ciento tenía un nivel profesional, frente al 6,7 por ciento de los hombres con título universitario.

Precisamente, una investigación de la Universidad de Pennsylvania muestra que las mujeres con mejor formación tienen más suerte en el amor. Una comparación entre las universitarias de 1950 y las de ahora indica que las mujeres más educadas tienen menos probabilidades de divorcio, y describen sus matrimonios como felices. Esto se debe, de acuerdo con Betsey Stevenson, uno de los investigadores, a que las parejas mejor educadas se casan más por el compañerismo, el amor y la compatibilidad que por la seguridad financiera. "Tienden a pensar en sí mismos como socios iguales", dice. Esto último, según González, es la clave para una buena relación. "Lo importante es que las parejas entiendan que el matrimonio es una sociedad en la que cada uno debe cooperar, sin importar quién es el que más aporta dinero", señala.

En diálogo con SEMANA Stephanie Coontz, profesora del Evergreen State College en Washington, dijo que "los hombres deben comprender que al ceder parte de la carga económica están ganando esposas más felices, así como la posibilidad de pasar más tiempo con los hijos".

A pesar de esto, no todos coinciden en que el intercambio de roles tenga beneficios para la vida en pareja, y mucho menos en Colombia. Para Ximena Peña, profesora de Economía de la Universidad de los Andes y especialista en género, si bien el país tiene uno de los mayores índices de participación laboral femenina en Latinoamérica, todavía existen desigualdades en términos salariales. Posición que comparte la senadora Cecilia López, quien considera que aquí todavía priman valores patriarcales que impiden situaciones en las que la mujer gane más que el hombre. En varias ocasiones la senadora ha contado que una de las causas de su separación fue su éxito profesional. "Colombia es un país en donde las mujeres pagamos el éxito profesional con soledad", agrega.

Aun así, expertos como Ernesto Marín, especialista en psicología de familia, consideran que en el país la concepción del matrimonio está en un proceso de transición de un modelo tradicional a uno más flexible. Según él, parte del cambio de mentalidad debe empezar desde la crianza de los hijos. "Mientras en las familias sigan educando a los hijos en términos de desigualdad y machismo, es difícil lograr el intercambio de roles", anota.

Lo claro es que la idea del hombre en el trabajo y la mujer en la casa hace rato que está mandada a recoger. Como dice la investigación de la revista Dinero: "Desde la perspectiva de los hombres, se percibe una tendencia hacia la aceptación de la igualdad de poderes". De allí que para la investigadora de Los Andes el reto sea explotar el talento de las mujeres que cada vez están mejor educadas. "La igualdad en las relaciones en Estados Unidos es un reflejo de lo que va a suceder en Colombia en los próximos años", anota. Y agrega que la situación financiera actual demuestra cada vez más que el aporte femenino en los ingresos familiares no es una opción sino una necesidad.