ONCOLOGÍA

Quimioterapia: en solo 5 minutos y en casa

La administración de la terapia farmacológica para cáncer podría pasar de seis horas a solo cinco minutos. Así se está logrando.

29 de abril de 2017

Uno de los suplicios de los pacientes con cáncer es soportar las jornadas de quimioterapia, entre otras cosas, por la logística: tener que ir a una unidad oncológica, someterse a que lo pinchen y esperar entre cuatro y seis horas para que el medicamento les sea administrado vía intravenosa. Julia Cárdenas lo vivió en carne propia cuando le diagnosticaron cáncer de seno y tenía que disponer de al menos toda una mañana para el tratamiento. “En ese lapso dormía, leía, pero a veces no hacía nada”, cuenta.

Eso podría ser cosa del pasado gracias a la innovación de la industria farmacéutica para aplicar estas terapias de manera subcutánea, es decir, en el tejido que se encuentra justo debajo de la piel. Este sistema ya se utiliza en otros campos de la medicina. El ejemplo más popular es el de la insulina, hormona que desde hace 20 años reciben por esta vía los pacientes con diabetes. Ese mecanismo de suministro está tan probado que incluso hoy pueden hacerlo en sus casas. También se usa en heparinas anticoagulantes para aquellos con problemas cardiovasculares y en algunas vacunas intradérmicas.

Ahora existen por lo menos tres quimioterapias con este tipo de presentación. Se trata de anticuerpos monoclonales, medicamentos diseñados para atacar a una proteína concreta de la célula tumoral que se usan para tratar el linfoma de células B, cáncer de seno, leucemia linfocítica crónica, leucemia mieloide múltiple, así como en el síndrome mielodisplácico. En Colombia los tres han sido aprobados por el Invima.

Según William Mantilla, médico hematoncólogo de la clínica Cardioinfantil, usar esta nueva técnica disminuye notablemente la permanencia de los pacientes en unidades de quimioterapia en los hospitales, pues se reduce entre 8 y 12 minutos. “Eso significa un trastorno menos. En el futuro se podrá hacer en la casa”.

Hay varias maneras de suministrar medicamentos. La primera es la endovenosa. Los hospitales la practican cuando se requiere que el medicamento llegue rápidamente, pues “la biodisponibilidad de la sustancia es inmediata porque se introduce directo en el sistema circulatorio”, dice Mantilla. Otra manera es la vía oral, considerada la más cómoda, ya que el paciente solo debe tomar una pastilla. Pero no todos los medicamentos pueden ser administrados así pues demoran más en llegar al torrente sanguíneo o podrían ser destruidos por las enzimas y ácidos del estómago. Está la vía sublingual, pero según Mantilla es de absorción errática. También está la intramuscular, que se pone en el músculo, pero es dolorosa y no se puede aplicar en altas dosis.

Con la vía subcutánea los posibles efectos secundarios son iguales a los que habría si el medicamento se ofrece por vía endovenosa. La aplicación tampoco ha resultado más dolorosa a pesar de que se dan entre 12 y 13 centímetros cúbicos, un gran volumen si se compara con la insulina cuya aplicación es de apenas 0,6 centímetros cúbicos. “Este medicamento va asociado a una enzima que rompe la unión de la piel con el tejido celular subcutáneo y por eso se extiende sin producir dolor. Ahí está la innovación”, explica Mantilla.

A los desarrolladores de estos fármacos les preocupaba que el medicamento fuera tan efectivo de esta forma como en la convencional. Pero según Mantilla, quien participó en esos estudios clínicos, resultó ser igual aunque la absorción es más lenta. “Hoy en Estados Unidos la administración de estos medicamentos es estándar”. Cárdenas lo considera un gran avance, pues no solo los pacientes disponen de más tiempo para ellos, sino que también les genera menos angustia. “Si eso se puede obviar, mucho mejor”.