Tecnología

La red contrataca (en la batalla con las aplicaciones)

Las aplicaciones de teléfonos inteligentes y tabletas están siendo desafiadas por una alternativa más económica y sencilla: las "web apps".

Alianza BBC
12 de julio de 2011

Apple anunció hace pocos días que en sólo tres años ha distribuido 15 millones de aplicaciones ("apps") a través de su tienda en línea.
 
De los programas pagos, la compañía se queda con una buena tajada, con lo que esto se ha vuelto algo así como la gallina de los huevos de oro para la compañía dirigida por Steve Jobs.
 
Y aunque Apple no inventó la idea de las aplicaciones para teléfonos inteligentes, su sistema ha definido de algún modo lo que los usuarios esperan del mercado.
 
Las apps de su sistema operativo, iOS, son el paradigma de la simplicidad en las instancias de pago, instalación y uso.
 
Otros siguieron sus pasos con gran éxito. El Android Market, de Google, superó las 3.000 millones de descargas en mayo.
 
Pero tras un período de rápido crecimiento, las aplicaciones que se instalan en teléfonos inteligentes empiezan a tener que dar batalla para sobrevivir.
 
La amenaza proviene de las aplicaciones en la web ("web apps"): programas que se ejecutan dentro del navegador web de los teléfonos inteligentes (y tabletas), en vez de descargarse e instalarse sobre el sistema operativo del dispositivo.
 
Evadir al intermediario
 
Mubaloo, una de las principales empresas del Reino Unido dedicadas al desarrollo de programas para dispositivos móviles, estima que en los últimos meses se han duplicado los pedidos de clientes para que produzca web apps; eso es suficiente para que este tipo de programas se vuelvan el tercer jugador principal en el mercado del desarrollo de aplicaciones móviles.
 
"Probablemente estamos haciendo la misma cantidad de web apps que aplicaciones de iPhone y Android en este momento", dijo el fundador de la compañía, Mark Mason.
"Esas son las tres principales plataformas; estamos viendo cómo Blackberry muere lentamente, mientras Windows probablemente crezca hasta ser el cuarto jugador más grande".

La razón es simple: desarrollar web apps evita varios dolores de cabeza.
Primero, como en la web de escritorio, se puede hacer que una buena aplicación que corre en el navegador se adapte a una variedad de dispositivos, en vez de obligar al programador a crear diferentes productos para cada plataforma (sea iPhone o Android, teléfono inteligente o tableta).
 
Segundo, al evitar pasar por las tiendas en línea de los distribuidores, los clientes de Mason pueden tener exactamente lo que quiere y decidir cuándo ofrecerlo al público.
 
Y si necesitan hacer algún cambio una vez que la app ha sido lanzada, lo pueden hacer instantáneamente (el software "vive" en servidores de la compañía, no en los dispositivos de los usuarios), en vez de esperar varios días a que la nueva versión sea aprobada, por ejemplo, por Apple.
 
Además, esta el asunto del dinero.
 
De cada app que se vende en la tienda de Apple, un 30% de lo que paga el usuario le queda a la compañía de Jobs. Android retiene la misma tajada, pero la distribuye entre entidades que procesan el pago y las compañías telefónicas.
 
Microsoft y Blackberry también se quedan con una parte del dinero de las apps que se venden en sus tiendas.
 
Las web apps permiten saltear al intermediario.
 
La gota que colmó el vaso
 
Si eso no fuera suficiente incentivo, en febrero de este año Apple anunció que cobraría también un 30% de comisión por las suscripciones pagas dentro de las apps (como las de periódicos, por ejemplo).
 
Esa pudo haber sido la gota que colmó el vaso para las publicaciones que esperaban remontar sus finanzas a través de estrategias de ventas en línea.
 
El primer gran jugador que decidió apostar por una web app para sus suscripciones móviles fue el clic diario británico Financial Times (FT).
 
Desde junio, cuando la lanzó al mercado, ha atraído a 200.000 usuarios.
 
Los responsables del FT han dicho que cualquier desarrollo futuro de aplicaciones se concentrará en este modelo, más que en las apps tradicionales.
 
"El principal factor que teníamos en mente al lanzar app.ft.com (esa es la dirección de la aplicación) era que resultaría poco práctico desarrollar programas individuales para cada plataforma", le dijo a la BBC Stephen Pinches, encargado de productos de tecnologías emergentes del FT.
 
"Es difícil de manejar y, a la larga, insostenible. Estamos planificando distribuir nuestra web app en varias plataformas este año: Android, PlayBook, WebOS y otras, y este es el enfoque más lógico y estratégico".
 
Una serie de mejoras clave en la capacidad de los teléfonos inteligentes de procesar elementos web ha permitido que la app del FT haga prácticamente todo lo que la compañía esperaría ofrecer en un programa tradicional, incluyendo la posibilidad de leer artículos sin conexión a internet.
 
"Los avances que han hecho esto posible tienen que ver más que nada con la forma en que interactúan el hardware y el software de un teléfono", agregó Pinches.
 
"Ahora contamos con implementaciones de tecnologías fundamentales de web, como JavaScript, junto con mucho mejor rendimiento del propio hardware".
 
De todos modos, todavía existen algunas limitaciones. Por ahora, al menos, las web apps tienen menos acceso a las funciones propias de los dispositivos que sí tienen las aplicaciones convencionales, como acelerómetros, brújulas o cámaras.
 
"Especialmente en dispositivos que corren iOS", explica Pinches, "hay limitaciones respecto a cuánta información se puede almacenar en una app; está restringido a 50MB, y uno debe solicitar espacio al usuario en forma explícita".
 
"Esto quiere decir que debemos ser inteligentes a la hora de decidir qué almacenar, pero este tipo de restricciones pueden ser algo bueno para los programadores, porque obliga a ser disciplinado y a diseñar bien".
 
Una tienda alternativa
 
Más allá de la tecnología, el obstáculo más inmediato para las web apps es el de la visibilidad.
 
Todos los teléfonos inteligentes que son líderes del mercado traen incorporada una tienda para descargar apps, a la que los usuarios pueden acceder de forma sencilla e inmediata; pero para encontrar una web app deben visitar explícitamente un sitio web.
 
En una industria que se basa tradicionalmente en recomendaciones y algoritmos que organizan la información automáticamente, esto es un problema.
 
Puede que para el FT, que es el diario financiero más leído del Reino Unido y una marca internacional, esto no sea un problema, pero presenta ciertas dificultades para empresas más pequeñas, con muy bajos presupuestos publicitarios.
 
Teck Chia, un programador de San Francisco, EE.UU., cree haber dado con la solución para este problema: OpenAppMkt.com, una tienda para web apps, que opera de forma muy similar a cualquier otra tienda de apps.
 
"Desde el punto de vista de los usuarios, somos una tienda alternativa donde pueden encontrar programas que no verán en las tiendas de Apple o Android", dijo Chia a la BBC.
 
"Tenemos programas pagos, y la forma en que la gente los compra es muy similar a como lo hace en esas tiendas. Completan una vez los datos de su tarjeta de crédito y a partir de ahí es un proceso que involucra un simple clic".
 
El negocio de Chia se queda con una comisión del 20%, pero no cobra nada por los pagos o suscripciones que ocurren dentro de las aplicaciones.
 
Su sitio, que tiene menos de un año de antigüedad, ya ha distribuido más de un millón de apps, con un promedio de 100.000 descargas por mes.
 
Chia reconoce que la mayoría de las descargas son gratuitas, y que esto podría traerle problemas en el largo plazo.
 
"Cada día vendemos unas pocas aplicaciones, pero todavía no hay muchas buenas apps pagas".
 
Vaivenes
 
La BBC intentó obtener la opinión de Apple, pero la compañía prefirió no dar su punto de vista. De todos modos, su estrategia parece sólida: todavía reinan las app que se instalan en los dispositivos.
 
Pero ni para ellos ha sido siempre así.
 
"Cuando lanzaron el primer iPhone, todo se trataba de web apps, web apps, web apps", recuerda Stuart Miles, del sitio especializado en plataformas móviles Pocket-lint.com.
 
"Pero cuando salió al mercado su iPhone 3G, empezaron a decir 'no quieres web apps, son una porquería, quiere aplicaciones instalables así podemos cobrarte... y quedarnos con un 30%'", agrega.
 
Por ahora, es un modelo de negocios que funciona y genera mucho dinero.
 
Pero en el marco de internet, una plataforma desarrollada para ser abierta y libre, la modesta pero consistente aparición de las web apps como una alternativa de bajo costo es un signo de que tanto programadores y empresas como usuarios pueden estar empezando a tomar distancia del mundo cerrado de las aplicaciones tradicionales e ir en busca de una experiencia más liberadora.