LA RESURRECCION DE LOS "VARONES DE CAUCHO"

El auge del SIDA ha revivido comercialmente un producto en vías de extinción: el condón

5 de enero de 1987

El producto estaba moribundo comercialmente, hasta que se convirtió en el método preventivo más aconsejable en la lucha contra el SIDA. Ahora las ventas son multimillonarias. Entre otras cosas, porque ningún otro producto había recibido tanta publicidad gratuita como este. A medida que el SIDA asanza como la enfermedad más mortífera de la época, médicos, científicos y autoridades en salud pública lo recomiendan abiertamente, como uno de los pocos productos capaces de prevenir el mal: los condones.
Tal será su auge comercial, que una de las revistas más respetadas en materia de temas económicos, la norteamericana Fortune, trae en su último número un informe especial sobre los condones, a los que denomina "los varones de caucho". Y afirma que es una era de oro para sus fabricantes, pues durante décadas el producto ni siquiera podía ser mencionado en sociedad.
LA RESURRECCION
La píldora y la penicilina habían respondido apropiadamente a las preocupaciones generalizadas de la gente acerca de la concepción y de las enfermedades venéreas, por lo que el condón se convirtió en una especie de reliquia de mal gusto de tiempos más primitivos. Era, definitivamente, un producto en extinción. En EE.UU. sus ventas habían descendido a la mitad durante los diez últimos años, pero convertidos nuevamente en noticia, se están vendiendo ahora mucho mejor que hace diez años. Las ventas aumentaron en un 10% este año, y se espera que continúen haciéndolo en los próximos meses.
A pesar de que los homosexuales y los drogadictos continúan siendo las víctimas predilectas del SIDA, los casos están aumentando entre heterosexuales que no consumen drogas. Los investigadores calculan que un 4% de los casos se transmiten por contacto heterosexual. Y en cinco años, segun advierten, los casos podrían duplicarse. Esto significa que las relaciones sexuales se han convertido en una actividad que puede matar.
Entre los millones de aterrorizados con la noticia se incluyen, desde luego, las mujeres. Y la prueba de ello es que representan el 50% de los compradores de condones. Los homosexuales también están comprando el producto cada vez en mayores volúmenes. Y entre los heterosexuales, el renacimiento de los condones también se explica por el incipiente ocaso de otros métodos anticonceptivos como la píldora, de la cual se han descubierto peligrosos efectos secundarios, o las divisas intrauterinas, por el mismo motivo. Además, los condones constituyen una barrera contra otras enfermedades sexuales como una nueva forma de gonorrea resistente a los antibióticos, o la difícilmente detectable clamidia, que puede causar infertilidad y defectos de nacimiento, o ciertas formas incurables de herpes.
El mundo no comunista utilizó cerca de 3.2 mil millones de condones el año pasado. El mayor consumidor es Japón, que jamás aprobó la píldora como anticonceptivo. Los japoneses compran cerca de 864 millones de condones anuales, algunos de las maquinitas callejeras, otros de vendedoras casa a casa que promueven modelos decorados con rosas u otras flores. Cerca del 80% de los japoneses sexualmente activos están a favor de los condones como el más apropiado método anticonceptivo. En contraste, la gran mayoría de las relaciones sexuales en los EE.UU. no involucra el condón. Hay el doble de norteamericanos que japoneses, pero sólo 288 millones de condones se vendieron el año pasado.
DE CONDON A CONDON
Se avecina una gran batalla comercial en los países desarrollados, que tendrá como centro la industria de los condones. Pero como casi todos son idénticos, esta batalla, según aseguran los expertos, se llevará a cabo en el campo de la publicidad, mercadeo y distribución, más que en sus características tecnológicas. Casi toda la materia prima proviene de las mismas plantaciones malasias de árboles de caucho. El producto luego es procesado y convertido en látex líquido, y luego embarcado a los países productores, donde procedimientos casi idénticos vulcanizan el material para fortalecerlo. Moldes prácticamente iguales se sumergen entre el líquido y emergen con el condón manufacturado. Y a pesar de que el color carne continúa siendo el favorito, muchos se producen también en colores. Hay unas pocas modalidades que no se manufacturan en caucho sino con intestinos de ovejas, un refinamiento que la competencia de la casa fabricante de este tipo de condones descalifica por el olor que eventualmente despide el producto: el riesgo depende de lo que el animal haya comido en su último día.
Este renacer de los condones también beneficiará a las compañías de publicidad. Hasta hace muy poco tiempo, los únicos medios que aceptaban propaganda de este producto eran las revistas pornográficas. La prensa norteamericana, en general, continúa rechazándola, lo mismo que revistas tan reputadas como la Time.
Pero otras igualmente reputadas como Modern Bride, Vogue, Family Circle, han retirado la barrera comercial que tenían hacia el producto, alegando que la publicidad que se hace en estos medios no es, como la que se hace en Playboy, "con más énfasis en el placer", sino resaltando "las ventajas clínicas del producto: es decir, como un servicio a nuestros lectores ".
Y la publicidad de los condones ha tomado visos sorprendentes: una propaganda de gran recibo es aquella que trae una sencilla leyenda: "A veces el mejor anticonceptivo para una mujer es el del hombre".
Sin embargo, la publicidad televisada continúa siendo tabú en las cadenas norteamericanas, aunque se anticipa que esta resistencia se romperá muy pronto como producto de la presión social, entre otras cosas para reducir el embarazo entre adolescentes, que en los EE.UU. llega a más de un millón de casos anuales.
Sin embargo, como barrera contra las enfermedades transmitidas sexualmente, entre ellas el SIDA, todas las marcas son igualmente buenas, y sobre este punto doctores y científicos hablan con más autoridad sobre las ventajas de los condones de lo que ninguna publicidad podría hacer. Fue un curioso viraje el que hizo que este producto, en tránsito de desaparición, resultara súbitamente revivido por una escalofriante enfermedad. E indudablemente los condones se han visto revestidos por un status de respetabilidad del que carecían en el pasado, cuando eran asociados con el sexo ilícito y la prostitución, y que permite, entre otras cosas, que revistas como esta puedan dedicarle al producto un análisis periodístico como el anterior, sin correr el riesgo de escandalizar a sus lectores.
¿Y EN COLOMBIA, QUE?
A pesar de las campañas generalizadas y cada vez más agresivas de Profamilia, con el fin de popularizar en Colombia la utilización de los condones, las estadísticas demuestran que esa barrera artificial es utilizada todavía con reservas de índole moral y religiosa por parte de los varones quienes, en su gran mayoría, siguen pensando que los condones sólo pueden ser usados en relaciones con prostitutas con el fin de evitar enfermedades.
Las estadísticas elaboradas por esa cntidad sirven para ilustrar cómo los condones representan uno de los métodos contraceptivos menos usados en Colombia.
De la población colombiana, 6 millones de mujeres son fértiles y entre ellas, 4 millones viven en alguna clase de unión. Un sesenta por ciento de estas últimas, o sea, 2.4 millones, utiliza algún método contraceptivo, de la siguiente forma: 33 por ciento esterilización (96 por ciento las mujeres y 4 por ciento los hombres), 32 por ciento de las mujeres usa píldoras; 15 por ciento emplea distintos dispositivos (el más usado es la T de cobre y también el DIU); el 5 por ciento se aplica inyecciones hormonales; un 10 por ciento usa el condón, espumas, jaleas y otras barreras; un 5 por ciento de las mujeres se abstiene periódicamente o practica el coito interrumpido.
Según esas cifras sólo 240 mil colombianos usan el condón en sus relaciones conyugales.
Los métodos anticonceptivos mencionados tienen un margen de riesgo en la siguiente forma: la esterilización, un 0.5 por ciento; la píldora, un 1.5 por ciento; el DIU, un 3.5 por ciento; los inyectables, un 1.5 por ciento; los condones, un 7 por ciento de riesgo y las jaleas y otras barreras químicas, entre doce y dieciocho por ciento. Las mismas estadísticas enseñan que la abstinencia periódica ofrece 20 por ciento de riesgos y el retiro del miembro masculino, un mismo porcentaje.
Los condones que ofrece Profamilia son de fabricación norteamericana donados por distintas entidades sociales y familiares de ese país, y en los supermercados y farmacias del país se expenden públicamente condones japoneses y de otras nacionalidades; pero, según los mismos farmaceutas consultados por SEMANA, en la mayoría de los casos cuando un hombre llega en busca de una caja, siempre lo hace en voz baja y prefiere que lo atienda otro hombre. Segun Profamilia, en los colombianos sigue arraigada (aunque cada vez menos), la idea pecaminosa del condón en las relaciones sexuales.