LOS 10+

Las 10 cosas más chocantes de no ser bogotano y vivir en la capital, lista final

El famoso 'acento neutro sofisticado'; el estereotipo del 'provinciano'; las empanadas de arroz; el clima bipolar.

Andrés Alba Escamilla
29 de febrero de 2012

Las costumbres definen la formación de un ser humano. En este sentido, el contexto en el que se crece determina nuestras preferencias y actitudes. Así que todo lo que a los no bogotanos les choca de vivir en Bogotá, no es más que una cuestión de costumbres.
 
Advirtiendo que lo 'chocante' no es necesariamente malo, sino diferente, aquí está la lista de las 10 cosas más chocantes de no ser bogotano y vivir en la capital, la ciudad multicultural de Colombia que a pesar de no caberle otra alma, cada día recibe un poco más de eso.
 
La diversidad idiomática y el famoso 'acento neutro'

Que los modismos, las formas, y el acento al hablar sean diferentes, es absolutamente normal y de hecho es un reflejo positivo de diversidad cultural. El asunto se vuelve chocante cuando, como si fuera la torre de Babel y más allá de la ´evolución’, unos no logran comunicarse con otros.
 
"Soy cucuteño y hablo rápido y duro... me choca que no me entiendan mi dialecto", dice Alberto Ordoñez Árias. Toda la razón y resignación al ingeniero Ordóñez, pero es claro que el problema no es unilateral, y sería ideal que los bogotanos dejáramos de creer en el mito del 'acento neutro sofisticado', porque además de que técnicamente esto no podría ser, por sus características diferenciales, un ‘rolo’ o ‘cachaco’ puede reconocerse con solo pronunciar una frase.
 
El estereotipo del ‘provinciano’

Aunque realmente la palabra provinciano tiene un significado de arraigo cultural y tradición popular inmensamente valioso (Véase Carlos Vives y la Provincia), el concepto de ‘provinciano’ empleado desde la capital toma una connotación a veces peyorativa. Por otro lado, para muchos provincianos, el término rescata lo mejor de lo que son y que evidentemente hace falta en Bogotá.
 
Aunque los estereotipos resaltan aspectos representativos o usuales de una sociedad, téngalo por seguro bogotano, que no todos los costeños son perezosos y corronchos (palabra que de hecho hace referencia a los cachacos que vergonzosamente no saben comportarse en la costa, tema que tocaremos en otra versión de ‘Los 10+’), que no todos los paisas son negociantes aventajados y que no todas las santandereanas son bravas.
 
*Sugerencia: Si usted es bogotano, no es comediante profesional y no tiene el talento, evite el bochorno ajeno y por favor, ¡no se le ocurra imitar a un costeño! No lo hace nada bien.
 
Las empanadas & co.
 
Dice Juanita Arango que "es difícil encontrar comida callejera buena. No existen los perros callejeros, y las empanadas con huevo duro y arroz son inexplicables". Carmenza Larraondo apoya la moción y asegura que en la capital "no hay empanadas de verdad".
 
Es cierto que no hay nada como una empanada valluna del Obelisco en Cali, o una de las tradicionales en el festival del frito en Cartagena, y que la empanada de arroz es un gusto adquirido, pero a Carmenza y Juanita les vendría bien un tour por el centro de Bogotá o Chapinero para probar las maravillas que son los ‘tentempié’ capitalinos.
 

Bogotá: La ciudad del caos
 
Ante esta no hay reparo. Es evidente e insalvable, Bogotá es por excelencia la ciudad del caos en Colombia. Sin embargo, estas son las implicaciones de una gran metrópolis, y si no lo cree, sería bueno que revisara los registros videográficos de los trancones en México D.F., el metro en Tokio o el comercio en Shanghái.
 
Lo realmente chocante es llegar de una ciudad pequeña, donde todo queda cerca y salir a la calle es más un placer que un problema, a una urbe con más población que un país centroamericano donde a pesar de las ventajas de tenerlo todo (literalmente), todo se complica un poco más. Es una relación de costo-beneficio.

El clima bipolar

Tener el clima propio de todas las estaciones del año en un mismo país es una característica agradable. Tener todo eso en una misma ciudad y en diferentes momentos del día es realmente para disfrutar. Hay un poco para todos, lo importante es no llevar paraguas sin bloqueador solar y gafas oscuras.
 
Pero es entendible que un sol de mediodía que calienta hasta más de 28°C seguido por una lluvia con granizo y una noche siberiana, choque con el constante y espectacular clima templado de Medellín o el fresquísimo calor abanicado de Cali.
 
Nadie se conoce con nadie
 
El asunto es sencillo: a mayor cantidad de población, es más difícil relacionarse con cada individuo. Que en Bogotá "nadie se conoce con nadie", es relativo pero lógico. Es por eso que no pasa, como sugieren los estereotipos del ‘provinciano’, donde todos se saludan con todos en la calle porque todos tienen algo que ver con todos.

El tema es chocante porque sin duda para muchos hace falta algo tan agradable como el saludo matutino y el calor humano en las calles.
 
La actitud 'sobrada' de los bogotanos
 
Es posible que muchos rolos piensen de manera insensata pero convencida, que el hecho de ser de la capital les da un algo más de individuo civilizado que el resto de sus compatriotas. Pero así como sucede con los estereotipos del ‘provinciano’, este sería un estereotipo del bogotano.
 
La actitud 'sobrada' que para muchos, con toda la razón llega a ser bastante odiosa, puede que tenga que ver más con el 'cantadito' del acento (que no es neutro) que con un complejo de superioridad. Sin embargo, choca.
 
Medio día para una 'vuelta'
 
"El tiempo no rinde para nada. Solo una diligencia tarda más de tres horas en hacerse" dice Ángela Marcela Rodríguez. Por supuesto la distancia, los trancones, el estado de las vías, la cantidad de gente que también hace ‘vueltas’, empeoran el panorama.
 
Si usted está de buenas puede que la diligencia le toque cerca, pero si no, preparase para una larga jornada y pida permiso de medio día en el trabajo.

El costo de vida
 
La percepción general es que en Bogotá el costo de vida es superior a las demás ciudades. Aunque por su tamaño es posible encontrar de todo a cualquier precio, algunas constantes como el transporte (que a veces implica tomar dos buses), los alimentos, las compras menudas del diario vivir, los servicios domésticos y en general los insumos apenas necesarios, suelen costar un poco más.
 
Que a pesar de todo los bogotanos amen Bogotá
 
Choca, porque a simple vista no se entiende. Si Bogotá es la ciudad del caos, donde existe un complejo de superioridad, los trancones son eternos, un trayecto de la casa al trabajo puede demorar dos horas, el clima es impredecible pero extremo, el tiempo no rinde, nadie se conoce con nadie y las empanadas son de arroz, ¿cómo es posible que a los rolos les guste su ciudad?
 
Nuevamente, se trata de un asunto de costo-beneficio, donde las oportunidades de vida que solo se dan en la capital suponen un gran sacrificio, que va desde aguantarse el roce social/sexual en el bus, hasta disfrutar de un calor veraniego a 2600 metros sobre el nivel del mar.