El hedor colectivo hace parte de la turbamulta en su esencia.

LOS 10+

Las 10 cosas más típicas de los espectáculos públicos masivos, lista final

Los comestibles callejeros; el hedor colectivo; ¡aguaaaaa... rdiente, aguardiente!; la industria de la reventa; los 'impecables' baños.

Andrés Alba Escamilla
7 de marzo de 2012

Los espectáculos públicos de asistencia masiva son tal vez la mejor muestra del 'yo' y el 'nosotros' en la cultura popular. La euforia colectiva hace que el individuo se desentienda de la civilización y actúe como una pieza más de la temida turbamulta.
 
Si usted piensa que las barras de fútbol son peligrosas, debería enfrentarse a la horda gentil de un Rock al Parque o al Show de las Estrellas en cualquier municipio del país profundo.
 
Lo cierto es que estos espectáculos públicos, bien sean en el estadio, en el coliseo o en cualquier potrero, en ocasiones son justamente eso: un espectáculo, gracias a los personajes y episodios que en su entorno tienen lugar.
 
Las 'franquicias' de comestibles callejeros
 
"Una de las 10 cosas que nunca faltan en los espectáculos públicos, son los pintorescos vendedores de mazorcas o elotes, que se ubican estratégicamente a las entradas o salidas de los lugares aledaños al espectáculo y que ofrecen sus productos a viva voz y con la respectiva humareda que acompaña sus improvisados locales", dice David Zuluaga.
 
Y es una realidad. Esta forma de subempleo producto de la recursividad, recursividad producto de la necesidad, es más que válida y nunca se pierde un espectáculo masivo. Pero no solo son los elotes, sino también los 'chuzos' de carne dudosamente baratos a las afueras del estadio, o los puestos de hamburguesas y perros ahumados (así se autodenominan) en cada esquina que por su uniformidad, pareciera ser una red de franquicias más grande que McDonalds.
 
El hedor colectivo
 
Michael Cardona asegura que "nunca faltan personajes que han rehusado a bañarse antes de ir al evento, han omitido el desodorante, extraviaron el cepillo de dientes o tienen problemas digestivos. El hecho es que desprenden olores sumamente desagradables y justo el calor producido por el furor del espectáculo los intensifica aún más. Casualmente siempre terminamos compartiendo el espacio equivalente a una baldosa con una de estas personas".
 
El hedor colectivo hace parte de la turbamulta en su esencia, nunca se 'desprende'. Pero lo cierto es que el motivo podría ser como señala el señor Cardona, la ausencia de asepsia básica personal. Sin embargo, ¿cómo no esperar eso de un grupo de 5.000 barristas furibundos que saltan enloquecidos, o de un completo auditorio que se mueve al ritmo de su música favorita en un calor infernal?
 
Los refugios antinucleares que sirven como baños
 
Aunque parecen estar hechos de una frágil carcasa de plástico, la presurización absoluta de los baños movibles que ponen en los conciertos hace pensar que se trata de refugios antinucleares. Para entrar, hay que contar con todas las precauciones médicas y militares del caso y para salir con los cinco sentidos, es necesario no respirar adentro.
 
Ni hablar de los 'WC' de los estadios. Allí todo sucede en forma de avalancha, pues es al medio tiempo del partido cuando todos, a la vez, se apresuran a descargar sus necesidades. Por supuesto la higiene allí es desconocida, mucho más cuando estos baños se ubican en los más recóndito del edificio.
 
¡Aguaaaaa... rdiente, aguardiente!
 
Aunque hace parte de la venta ambulante, el microtráfico menudo de licor merece un espacio aparte. Ante la insaciable demanda, siempre habrá un vendedor dispuesto a hacer todo tipo de acrobacias para llevarle el producto al potencial comprador. Por supuesto, es necesario pasar desapercibidos para las autoridades (que no gustan de la bebida), por lo que la publicidad es selectiva.
 
Octavio Duque lo describe así: "Las señoras con ruana que venden guaro y ron, a veces en botella de vidrio. Mal por dos lados: la botella se vuelve arma, y el líquido emborracha y raya a la gente provocando riñas y peleas de marca mayor".
 
El estúpido de la camiseta roja
 
Para Nicolás Eduardo Arango, nunca falta "el que llama y levanta la mano para decir que está de camiseta roja y no se da cuenta que hay 100 personas con la misma pinta".
 
Eso pasa, incluso en un partido de Santa Fe, o del América. O peor aún, en aquellos conciertos temáticos donde todos están de algún color representativo (amarillo, azul y rojo de la bandera de Colombia, el blanco de la paz, etc.) y no es posible diferenciarse. Allí sucede igual.
 
Caos en la organización
 
"Desorden en las entradas… más si es un concierto de metal o rock duro. La consigna parece ser que los asistentes no merecen nada más que ser tratados como animales. En el caso del Simón Bolívar, las salidas estrechas y todo encerrado en mallas verdes son un gran peligro en caso de una estampida” afirma Octavio Duque.
 
Sin el ánimo de caerle encima a los organizadores de estos eventos que ya merecen un reconocimiento por traerle el circo al pueblo, es una realidad que el caos, aunque es evitable, siempre sucede. Los empresarios expertos deberían tener ya una planificación estratégica de logística en el show para prevenir cualquier accidente.
 
La industria de la reventa
 
Sin duda se trata de la mayor industria en torno a los espectáculos públicos. La reventa, es tal vez el 'sector' de la economía donde el precio del producto presenta el más alto grado de elasticidad y volatilidad. Todo depende de las pretensiones capitalistas del revendedor, el afán que demuestre el comprador durante el ‘trading’ y el éxito del evento.
 
Particularmente en el fútbol, los revendedores son los personajes más odiados, incluso más que el árbitro, pues hacen del sentimiento del hincha todo un argumento de negocio. Sin embargo, en ocasiones no se entiende por qué hay reventa en un partido Millonarios Vs. Envigado por la tercera fecha del campeonato un viernes de lluvia. Eso también pasa.
 
'La gente'. ¿La gente?
 
Muchas de las personas que respondieron a este llamado de 'Los 10+' aseguraron increíblemente que 'la gente' es una de las cosas más molestas de los espectáculos públicos. Es necesario comprender, audiencia, que por definición, aunque parezca tan obvio, no habría un show popular de estas características sin 'la gente'.
 
La turbamulta es justamente lo que hace diferente ver el espectáculo en vivo o en televisión. Si 'la gente', en su término general le parece molesta, usted no debería salir de su casa.
 
Los colados
 
Esos que se creen importantes, bien sea porque son famosos, ricos, bonitos o periodistas, y que no pierden evento alguno pero así mismo no quieren pagar la boleta, son los auténticos colados. También existen aquellos que aunque no cumplen con ninguna de las características mencionadas, se abarrotan para lograr como sea un puesto entre la multitud por fuera del debido proceso dando muestra de su condición antisocial.
 
La ‘fumareda’
 
Es aquí, en los espectáculos públicos, cuando el astuto aprovecha para prender su cigarro de hierbas en frente de todos logrando la adrenalina de no ser descubierto entre la multitud. Algunos lo hacen simplemente por dárselas de 'malotes', otros porque siempre lo hacen. Pero lo cierto es que más allá de ser una sustancia prohibida, el olor de la marihuana y sus similares puede molestar a gran parte de los ciudadanos.

*Recuerde que: La lista semanal de ‘Los 10+’ será construida por todo el público que sigue SEMANA.COM. De esta forma, desde los lunes hasta los miércoles al medio día podrán enviar sus nominados al correo semana.convocatorias@gmail.com .
 
El objeto, sujeto o momento que postulen deberá estar acompañado en lo posible por una imagen o un video. Los nominados finales recibirán el crédito de su material en ‘Los 10+’.