LOS 10+

Las 10 situaciones más incómodas en los ascensores, lista final

Quedar atrapado; quedar atrapado con Doña Gloria; sufrir una ‘apachurrada’; que lo pillen viéndose al espejo.

13 de abril de 2012

En tiempos donde las ciudades crecen de manera vertical, se hace indispensable la existencia y obligado el uso de los ascensores. Estas celdas metálicas cuya función es transportar a los pasajeros a diferentes plantas del edificio en ocasiones se convierten en espacios indeseables de interacción social, tal vez, porque no existen los límites de respeto para el espacio mínimo vital.
 
1. Quedar atrapado

Que el ascensor quede varado y sus pasajeros atrapados es algo bastante frecuente. Tal vez pasa porque el fundamento del aparato reta a la ley universal de la gravedad. Y es aquí cuando las celdas de metal se convierten en prisiones herméticas que aíslan a sus víctimas del resto de la sociedad.
 
A Héctor Beltrán vivió un episodio que así relata: “Quedamos atrapados en el ascensor de un centro comercial y mientras nos rescataban tuvimos que aguantar los gritos y protestas de quienes estaban afuera y creían que no les queríamos abrir”. Lo peor, es que en muchos ascensores no funcionan los teléfonos y cuando el pánico se sobreviene, todo está perdido.
 
2. Quedar atrapado con Doña Gloria
 
Y cuando el pánico se apodera de la situación, quedará un trauma en las víctimas del episodio, sobre todo si lo acompaña alguna ‘Doña Gloria’, ese desquiciado personaje que se hizo famoso en la red por su escena en el Metro Cable de Medellín.
 
La primera indicación al momento de una situación de emergencia es guardar la calma. Evidentemente es algo imposible, pero por otro lado, es necesario si quiera, mantener las riendas de la compostura. ‘Doña Gloria’ hay muchas, y seguro en su ascensor varado alguna le tocará.
 
3. Darse un paseo
 
“Que te subes en el piso ocho para bajar al primero y cuando arrancas te da por preguntar ‘suben o bajan’ y al unísono te responden ‘¡¡¡ Sube!!!’. Lo peor es que va hasta el piso 22 y para en todos los pisos de ida y vuelta”, dice Mauricio Rivera.
A esto súmele que algún individuo sin ninguna limitación física decide pedir el ascensor para transportarse un miserable piso, nada más.

4. Encontrarse al jefe o a una autoridad (en la oficina o en un motel)
 
Así como en la lista de Las 10 cosas más jartas de las oficinas, aquí, el jefe sale mal librado de manera gratuita. Sin embargo, lo incómodo de la situación es innegable para muchos empleados que prefieren pasar desapercibidos. Luego del saludo y una sonrisa fingida, ¿de qué hablar? ¿hacia donde mirar? Los segundos entre el quinto y sexto piso son infinitos.
 
Pero no solo pasa con el jefe, y no solo en la oficina. Jaime Murillo nos recuerda una situación que de seguro le pasó: “Encontrarse en el ascensor de un motel con el decano de su facultad y la profesora de historia, o sea, usted, su novia y ellos dos, he ir para el mismo piso”. Para no comprometerles, dejamos a la especulación el nombre de la Universidad.
 
5. Paquetes de gran envergadura
 
“No falta la señora que llega con el coche (que parece un mini carro) con el bebe y hay que salirse del ascensor por que ocupa todo el espacio”, dice Andrés Fernando Bolaños. Pero esto no ocurre solo con los coches de bebés. El mercado por ejemplo, imposibilita el uso del ascensor en por lo menos cinco recorridos. Sin embargo, ¿quién dijo que el ascensor es solo para transportar personas?
 
6. Las mascotas
 
Habría que replantearse, si, sobre el derecho de las mascotas en los ascensores. Al parecer Jaime Alejandro Bonilla Rubio tiene un fuerte resquemor con esto que lo describe en un extenso correo. Aquí están algunos apartados:
 
“El residente con la pinta para ir a la oficina y lo acompaña uno de sus hijos que va para el colegio y se encuentra en el ascensor con un vecino y su perrito o perrote en cualquiera de estas circunstancias:

Viene de sacar al perro y trae en la mano la bolsita llena de sus heces.
 
Viene de pasear al perrito y como está lloviendo el animalito decide sacudirse dentro del ascensor para secarse.
 
El perrito juguetón que ladra y ladra en el ascensor y ante el pánico que genera el amo con voz estúpida dice: ‘ranquilo que el perrito no muerde’
 
El perrito enseñado a saludar que salta al ver a alguien en el ascensor y le coloca sus manitas en la solapa del saco”.
 
7. Encontrarse a la persona que le gusta
 
Lo del jefe o autoridad es superable, pero encontrarse de frente y a solas en ese mínimo espacio con la persona que le gusta es realmente una situación embarazosa. Por supuesto, debería ser totalmente lo contrario, y de hecho es una situación que se puede prestar como una oportunidad para hablarle y conocerle. Sin embargo, y sobre todo en el caso de los hombres, las hormonas le traicionan y lo hacen protagonizar un auténtico ridículo. La escena no es fácil de manejar.
 
8. Sufrir una ‘apachurrada’
 
Para David Webb la situación es la siguiente: “Que uno vaya a coger el ascensor y se cierre la puerta justo cuando uno esta entrando y lo apachurre y peor aún, que suceda cuando hay niñas lindas adentro o si es mujer cuando hayan hombres atractivos adentro”.
 
En realidad no importa si son lindas o atractivos o no, igual se hace el ‘oso’ y se pasa una vergüenza. Más todavía si la actitud posterior es de ‘no me dolió’.
 
9. Que lo pillen viéndose al espejo
 
Es una realidad que la primera reacción de cualquier persona ante un espejo es verse. Casi todos los ascensores están equipados con enormes espejos lo que de alguna manera ‘obliga’ a verse. Y cuando se está solo, no hay opción, hay que voltearse para arreglarse el mechón, maquillarse de manera estrepitosa o hacer cara ‘sexy’.
 
Eso no está mal, lo vergonzoso es que lo pillen a uno en esas, situación ante la cual no hay respuesta, pues tan solo decir algo empeoraría el papelón.
 
10. Gases, olores, estornudos y demás
 
Juan Carlos Ochoa dice que “con respecto a las 10 cosas mas incomodas en un ascensor, considero que la peor de todas es la que se tiren un pedo. No ha de faltar en un ascensor, que es un espacio bien pequeño y totalmente cerrado. Siempre va un mal intencionado que aprovecha la oportunidad para contaminar el ambiente con el olor de sus intestinos. Y lo peor es que mira mal a las personas que van dentro para hacer creer que no fue el culpable. Eso es para mí lo peor de un ascensor”.
 
Es lo peor pero no lo único. También está el que se sube y estornuda, o se suena, o acaba de almorzar y eructa con bajo perfil o simplemente por cualquier razón, huele mal.
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