Las ejecutivas

Una investigación revela cómo son, qué piensan y cuál es la trayectoria profesional de las mujeres que están en los cargos más altos de las empresas del país.

30 de noviembre de 1992

CUANDO SE HABLA DE MUJER Y TRAbajo generalmente se hace referencia a la nutrida participación femenina en el mercado laboral en estratos medio y bajo. Pero poco o nada se ha estudiado el fenómeno de las mujeres profesionales que han accedido a las esferas más altas del mundo del trabajo. Ese fue el propósito de la investigadora Luz Gabriela Arango, de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad de los Andes, quien dentro del proyecto La Mujer en la Gerencia en América Latina realizó un amplio estudio sobre las ejecutivas colombianas. A través de una encuesta realizada entre un millar de mujeres que ocupan cargos de nivel alto y medio en 550 empresas e Bogotá, Medellín, Bucaramanga e Ibagué, la investigadora logró un perfil de las características y la trayectoria profesional de estas mujeres y la relación entre su éxito laboral y sus opciones familiares.
... POCAS LAS ELEGIDAS
Para empezar hay que decir que la participación de la mujer en los niveles superiores de la administración es muy inferior a su participación total dentro de la fuerza de trabajo. Igualmente, al estudiar la distribución de hombres y mujeres según su posición ocupacional se detectan algunas desigualdades: las mujeres se concentran en mayor proporción en la categoría de trabajadores por cuenta propia mientras se hallan mucho menos representadas en la categoría de empleadores.
En cuanto a la comparación por sectores revela que a las mujeres les va mejor en el sector público que en el privado. Según las cifras, en Bogotá y Medellín las mujeres apenas alcanzan el 10 por ciento de los cargos directivos. En Bucaramanga se encontró el más elevado porcentaje de mujeres en el primer nivel (24 por ciento), pero hay que tener en cuenta que se trata de empresas medianas y pequeñas. También se observa que la participación de la mujer en los altos niveles es más alta en el área de Servicios y la más baja es el Financiero. Especialmente en Bucaramanga, las mujeres están presentes en el sector del Comercio.
LAS PREFIREN JOVENES... Y SOLTERAS
En relación con la edad y el estado civil se encontró una curiosa diferencia. Mientras la gran mayoría de las ejecutivas de Bogotá, Medellín y Bucaramanga son jóvenes y solteras -o casadas sin hijos-, en Ibagué son mujeres de más edad y, por consiguiente, en una proporción mayor casadas, viudas y separadas. En Bucaramanga sólo una de cada 10 ejecutivas tiene más de 40 años. En Bogotá y Medellín, dos de cada 10 superan esa edad; en cambio, en Ibagué casi cuatro de cada 10 pasan de los 40 años.
Al parecer, la nueva generación de mujeres profesionales encuentra más fácilmente un lugar en la empresa privada que en el sector público. En Bogotá, el 64 por ciento de las ejecutivas tiene menos de 34 años y, el 32 por ciento, menos de 29 años.
También cabe anotar que el sector financiero, aunque tiene una más baja participación femenina es el que presenta un mayor numero de mujeres jóvenes.
DE 35 A 39 AÑOS: LAS QUE MAS GANAN
El análisis de lo que ganan las ejecutivas muestra también notables diferencias en cada ciudad. En Medellín el 82 por ciento ganan entre cuatro y ocho salarios mínimos y sólo el seis por ciento tiene sueldos entre 10 y 14 salarios mínimos. Las bumanguesas están mejor pagas: el 60 por ciento se encuentra entre cuatro y ocho salarios mínimos, el 20 por ciento gana entre 10 y 14 salarios mínimos, y un tres por ciento declara percibir más de 14 salarios mínimos.
La edad constituye un factor determinante en los salarios, al parecer asociada con la experiencia laboral. En el sector de población donde se aprecian los mejores salarios es el de las ejecutivas entre los 30 y los 44 años. Pero la "edad de oro" de las ejecutivas es de los 35 y 39 años: en Bogotá, el 37 por ciento de las que laboran en el sector público y el 44 por ciento en el privado gana más de 10 salarios mínimos.
De ellas, el 15 por ciento recibe más de 14 salarios mínimos (más de 900.000 pesos en términos de 1992).
CAMBIARON LAS LETRAS POR LOS NUMEROS
Entre el 90 y el 96 por ciento de las ejecutivas encuestadas en las cuatro ciudades tiene estudios universitarios. En cuanto a especializaciones y posgrado, hay una marcada diferencia entre las bogotanas y antioqueñas con las de las otras ciudades, con el 38 y el 25 por ciento respectivamente.
Se observa además una diferencia en el área profesional de las mujeres empleadas en el sector público y privado. Mientras en el primero la mitad de las ejecutivas se formó en sociales y humanidades -con una presencia importante de profesionales del derecho-, en el segundo casi la mitad tiene formación académica en ciencias económicas y administrativas.
Hace 20 años, los estudios realizados entre la población universitaria femenina mostraban un predominio por las ciencias sociales y políticas y un porcentaje menor en economía y administración; en el nuevo estudio se aprecia que la mujer tiende a incursionar en profesiones distintas a las consideradas tradicionalmente como "femeninas". Este cambio de orientación profesional al parecer esta asociado con un esfuerzo por "rentabilizar" la inversión académica con posiciones más favorables en el mercado de trabajo.
EMPIEZAN A TRABAJAR MAS PRONTO
Pero no sólo estudian carreras más rentables sino que empiezan a trabajar más pronto. Una mayoría de las ejecutivas manifestó haber iniciado su actividad laboral antes de los 24 años. El porcentaje más alto se encuentra en Bogotá -siete de cada 10-, esto significa que muchas de estas mujeres, de las cuales la inmensa mayoría ha alcanzado niveles de estudios universitarios y posgrado, trabajó y estudió simultáneamente durante una etapa importante de su carrera. Pero también que la mujer tiene hoy un interes más temprano en su ubicación en el mercado laboral. Sin embargo, esto se aprecia más en las ejecutivas de las grandes ciudades que en las de provincia. En Ibagué y Bucaramanga una proporción significativa de mujeres se iniciaron en la actividad laboral entre los 30 y los 35 años.
La época en que las mujeres dejaban su profesión para formar un hogar también parece haber quedado atrás. Por el contrario, las cifras sugieren que actualmente el matrimonio estimula su ingreso al mundo del trabajo. Se aprecia también que la separación constituye una experiencia que aumenta las posibilidades de reinserción de la mujer a la vida laboral.
EL SECRETO DEL EXITO
La mayoría de las mujeres encuestadas afirmó basar su éxito profesional en la formación académica. Pero entre las ejecutivas de provincia se menclonaron como importantes otros factores no profesionales, como las buenas relaciones interpersonales, la apariencia o las amistades.
Igualmente, el énfasis en la formación académica por parte de las ejecutivas jóvenes contrasta con el de las mujeres de la generación anterior -entre las cuales hay un mayor porcentaje de formación técnica-, para quienes los factores de éxito dependen menos de los estudios formales y más de la capacidad administrativa. Esto se explica porque muchas de las ejecutivas de mayor edad se iniciaron por vías no profesionales, recorriendo varias áreas dentro de la organización hasta llegar a los niveles superiores.
EL APOYO DEL JEFE CUENTA MAS QUE EL DEL MARIDO
Cerca de la mitad de las encuestadas señala la presencia de una persona determinante en su éxito profesional y, en general, identifican en primer lugar a su jefe inmediato, seguido del esposo, los padres y familiares o algún amigo. (Sólo en Ibagué, el esposo ocupa el primer lugar dentro de las personas que las han apoyado para conseguir el éxito profesional). Visto desde el otro lado, lo que esto parece indicar es que una de las mayores dificultades en las carreras profesionales de las mujeres es la carencia de "padrinos", en el buen sentido de la palabra, que reconozcan su capacidad y estimulen su ascenso. Hay que anotar también que cuando las ejecutivas mencionan a sus esposos o familiares como fuente de apoyo profesional, se refieren probablemente más a estimulos de orden moral que prácticos.
¿EXISTE DISCRIMINACION SEXUAL EN EL TRABAJO?
Aunque la gran mayoría de las ejecutivas -entre el 73 y el 90 por ciento- respondió que no ha experimentado ningún tipo de discriminación sexual en su trayectoria profesional, las ejecutivas antioqueñas admiten que en el mundo laboral aún se subestiman las capacidades de la mujer. En Bogotá, entrelas ejecutivas que admiten haber experimentado discriminación, las del sector público señalan en primer lugar menores oportunidades laborales (58 por ciento) y las del sector privado menor nivel salarial (34 por ciento).
Un hecho que habla de discriminación es que en el análisis de las respuestas se aprecia que las ejecutivas escogen como esposos a hombres con características de origen y formación académica muy similares a las suyas; sin embargo, a pesar de estar a la par con sus esposos, la trayectoria profesional de las mujeres se inicia en niveles más bajos del organigrama de las empresas y con salarios muy inferiores a los de sus maridos. Esta diferencia en una población de hombres y mujeres profesionalmente homogéneos sugiere implicitamente discriminación hacia las mujeres. También en el caso de la pareja se da prioridad al éxito profesional del marido. Aunque se considere importante el de la mujer, éste está sujeto a aplazamientos para atender las necesidades familiares o a la crianza de los hijos
PRIMERO PROFESIONALES Y DESPUES MADRES
La maternidad ha sido y es un importante factor asociado con la interrupción de la carrera profesional de la mujer. Sin embargo el estudio muestra que actualmente su efecto tiende a circunscribirse a períodos cada vez más cortos. De otra parte, la actitud de la mujer hacia su papel como madre y profesional ha sufrido algunos cambios significativos. Hace 10 años, una encuesta similar señalaba que la vida familiar y afectiva y en particular los hijos ocupaban el lugar central dentro de las prioridades existenciales femeninas. El nuevo estudio sugiere opciones de vida centradas en el desarrollo profesional y la exclusión de los hijos o la aparición de la maternidad tardía. Los patrones de edad de las ejecutivas para iniciarse en la maternidad están entre los 25 y 29 años: cerca de la mitad de las madres bogotanas y cuatro de cada 10 de las antioqueñas tuvieron su primer hijo a esa edad. Pero también un número considerable de mujeres lo deja para después de los 30 años: el 34 por ciento en Medellín y 18 por ciento en Bogotá. Estos cambios de comportamiento -reducción del número de hijos y postergación de la edad de nacimiento del primero- siguen tendencias que se han verificado en otros países, y muestran que la maternidad no constituye en sí misma un obstáculo para las mujeres profesionales sino que han decidido llegar a ella cuando ya han alcanzado sus metas educativas. En cuanto al desempeño profesional, la ubicación salarial de las madres ejecutivas no permite identificar efectos negativos. Es más, en Bogota, las madres del sector privado presentan una mejor ubicación salarial. Como señala la investigadora, el mayor efecto de la maternidad no parece radicar tanto en desventajas profesionales como en la aparente decisión de numerosas mujeres profesionales de aplazarla indefinidamente, con la posibilidad de que renuncien a ella.
Lo cierto es que una nueva generación de mujeres profesionales se está abriendo paso en los niveles medios y superiores de la administración en Colombia, demostrando significativos cambios en el comportamiento frente a su carrera profesional. Y la válidez de esta investigación reside en ser un revelador de las tendencias acerca de la participación de la mujer en los distintos niveles de decisión en el mercado de trabajo y sus implicaciones no sólo para las mismas empresas sino en su vida familiar.