ecologÍa

Limpieza a fondo

Las jornadas submarinas de recolección de basuras sirven para crear conciencia sobre la contaminación de los mares. Pero si no se toman medidas el daño será irreparable.

10 de octubre de 2004

En 1984 las entidades encargadas del cuidado ambiental de los mares del Caribe colombiano quisieron disminuir la entrada de los sedimentos que el Canal del Dique arrojaba a la bahía de Cartagena. Para ello, adecuaron unos caños que desviaban las aguas infectadas antes de que llegaran a la capital de Bolívar, sin pensar que el afectado sería el parque nacional Corales del Rosario.

El resultado fue una bahía limpia y un parque natural donde los sedimentos ahogaron muchas colonias de coral y mataron hasta el último de los erizos negros. "¿Qué más da una especie menos entre las miles que hay en el parque?", se preguntaban indiferentes los ganadores de la licitación para adecuar los caños. No tenían en cuenta que la naturaleza tiene múltiples cadenas de efectos. En este caso los erizos, los principales herbívoros del mar, se alimentan de las algas marinas, y si nadie se come las algas que compiten por el espacio con los corales, en pocos años será un parque lleno de algas pero sin erizos ni corales.

Esta es sólo una de las amenazas que acechan las Islas del Rosario. La continua construcción de casas y hoteles, el manejo inadecuado de químicos y abonos por los agricultores en las riberas de los ríos Cauca y Magdalena, el mal uso de pesticidas, la pesca con dinamita y los desechos domésticos e industriales son los factores humanos que más están afectando el sistema coralino. Todos ellos son la consecuencia de la falta de conciencia ecológica no sólo en los pobladores sino en la clase dirigente. Y aparte de ello, los cambios climáticos como el fenómeno de 'El Niño' y las epidemias son efectos naturales que el ser humano aún no puede prevenir.

En los últimos 50 años el deterioro de las islas ha sido superior y más intenso que el ocurrido en toda la historia. Las consecuencias del mal cuidado del sistema empiezan a salir a flote. Ha disminuido el turismo, cada día son menos las especies marinas que sobreviven a la contaminación. El Acropra palmata y el Acropora cervicoernis, dos de las especies coralinas más representativas, desaparecieron por causa de bacterias. Que se acaben los corales equivale para los animales marinos a la destrucción de las casas de los hombres.

Desde hace ocho años, el primero de octubre más de 300 colombianos se dan cita en las Islas del Rosario para realizar una nueva jornada de limpieza submarina. Con este programa, eminentemente simbólico por la poca cantidad de basura que se alcanza a recoger, se busca crear conciencia sobre el problema. "Lo que se intenta con esta campaña es demostrarle a la población que arrojar desechos al mar los afecta directamente", afirma Rafa Vieira, director del Acuario en las Islas del Rosario.

Un taller de arrecifes coralinos, realizado por la facultad de biología de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, determinó que si se quieren salvar los sistemas arrecifales es necesario prohibir construcciones, establecer sistemas de canales de tránsito para las lanchas de turismo, implementar programas de recuperación del área, así como una decisión política eficaz para evitar la sedimentación causada por el Canal del Dique.

"La forma para combatir la contaminación de los mares es a través de campañas educativas a nivel nacional con los habitantes que habitan desde los páramos hasta la zona costera, sostiene Elvira Alvarado, directora del Museo del Mar de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. En Australia se recuperó el sistema coralino a través de una campaña de estas". Todavía es posible salvar los mares. Pero para que sigan jugando fútbol en las playas y nadando en el mar no basta con recoger basura una vez al año.