En el mundo hay 37 millones de personas con VIH, de los cuales 25 millones están en África y dos millones en América Latina. | Foto: Pinterest

SALUD

“La gente más joven le ha perdido miedo al VIH”

En 2015, 1,1 millones de personas murieron en el mundo a causa del VIH. Hablamos con el especialista Isodoro Prudente sobre los avances en el tratamiento para combatir este virus.

22 de julio de 2017

El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) es un microorganismo que ataca el sistema inmune debilitándolo hasta el punto de ser vulnerable a múltiples infecciones que podrían producir la muerte.

Según cifras de 2016 de la Cuenta de Alto Costo, en Colombia hay 73.465 personas diagnosticadas con VIH, de las cuales 65.044 reciben tratamiento. El país está en proceso de cumplir con la iniciativa 90/90/90 de Onusida. Esta tiene como objetivo para el 2020 que el 90 por ciento de las personas que tengan el virus estén diagnosticadas. De esta población, el 90 por ciento deberá estar en tratamiento, y de los que reciben medicamento, el 90 por ciento tendrá que estar indetectable, es decir, sin virus circulante en la sangre, lo cual implica que no pueda contagiar a nadie.

SEMANA habló con Isodoro Prudente, especialista en inmunología del Hosptal Durand en Buenos Aires, Argentina, sobre los avances en el tratamiento para combatir este virus.

SEMANA: ¿Cómo ha avanzado la ciencia en el tratamiento del VIH?

Isodoro Prudente I.P.: Hoy en día el paciente puede tratarse con un solo comprimido (pastilla). Puede tomarlo una vez al día y los fármacos además tienen pocas interacciones con otros medicamentos, no están condicionados a una dieta específica, y tiene una buena tolerancia en los pacientes. Esto quiere decir que las personas pueden seguir con su vida de una forma casi normal.

SEMANA: ¿Cómo era antes?

I.P.: Los primeros casos de VIH se diagnosticaron hace más de 30 años. La Azidotimidina (AZT), fue el primer fármaco en utilizarse. No era muy eficaz y además no era bien tolerado; producía eventos adversos y daños colaterales en el organismo: la grasa corporal se ubicaba en el vientre, los pacientes se ponían amarillos, presentaban diarreas o vómitos, y eso los incapacitaba.

Después, el mundo científico se da cuenta de que se necesitan tres fármacos y desde ese momento se instaura la triterapia. Las personas tenían que tomar ocho o diez comprimidos varias veces al día. Como era tan engorroso el tratamiento no era eficaz. Finalmente, se logra hacer un comprimido que reúna esos tres fármacos con una eficacia del 90 por ciento o más de efectividad.

Hace 30 años los pacientes llegaban a las clínicas en etapas muy tardías del VIH y por eso morían. Hoy los pacientes, si se tratan de forma precoz y con buenos fármacos, tienen una expectativa y calidad de vida similar a las personas que no tienen el virus.

SEMANA: ¿Estos fármacos tienen contraindicaciones?

I.P.: Hay fármacos que dan depresión, y el paciente de VIH de por sí presenta ansiedad y depresión porque el virus debilita tu sistema inmune. Pero si además es una persona depresiva habría que medicarlo con un fármaco que no agrave la situación. También es necesario el apoyo psicológico, psiquiátrico, la labor que hacen los grupos de adherencia para que no se aíslen…


SEMANA: ¿Cuál es el proceso de una persona que es diagnosticada con VIH?

I.P.: Cualquier centro médico debería ser capaz de proveer un test y hacer un diagnóstico. Una vez esa persona es diagnosticada, debe estar referenciada para que empiece a recibir tratamiento de inmediato. No hay que dejarlas ir. De ahí viene un proceso de los controles mensuales y llegará el punto en que solo tenga que ir una vez cada dos meses o una vez cada nueve meses, desde que se esté tratando. Lo que se espera con el tratamiento es que el paciente tenga el virus indetectable para que no desarrolle el sida y no contagie a otros.

SEMANA: ¿Qué tan fácil es acceder al tratamiento?

I.P.: Es variado. La situación ideal es que todo el mundo pueda acceder al tratamiento y que este problema de salud pública sea prioridad en la agenda de todos los gobiernos. El problema es que ese tratamiento a veces compite con epidemias que surgen como el zika. Otra dificultad es que cada vez hay más personas diagnosticadas y el presupuesto de los gobiernos es el mismo, entonces no se puede atender a tanta gente con un mismo presupuesto.

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SEMANA: ¿Cuál es la diferencia entre el Sida y el VIH?

I.P.: El VIH ataca los glóbulos blancos entonces estas personas se enferman muy fácil, sufren de infecciones como tuberculosis. Cuando los linfocitos se bajan demasiado llegas a la etapa sida, en la que es fácil que te dé cáncer y otras patologías. Estas personas además deben tomar antibióticos, hay que hospitalizarlos… es una etapa terminal que te puede llevar a la muerte. No obstante, se puede salir de esta etapa y ser una persona que vive con VIH. Con sida puedes vivir muy poco tiempo; un par de meses, seis como máximo. Ser una persona que vive con VIH significa que tienes el virus pero tienes suficientes glóbulos blancos y puedes vivir por años.

SEMANA: ¿Muchas personas no van al médico si no se sienten mal, ¿hay ya detectado algún síntoma que produzca el VIH que pueda alertar a las personas?

I.P.: En la década de los 80 las personas llegaban en la etapa sida que es muy evidente físicamente: sarcoma de kaposi (manchas negras en todo el cuerpo), varias infecciones en el sistema central, neuropatías, en fin… El problema es que el VIH no produce ningún síntoma, por eso todas las personas que tengan una vida sexual activa deberían hacerse el test, no hay otra forma de saber.

SEMANA: ¿Cuál es el mayor obstáculo para tratar esta enfermedad?

I.P.: El mayor obstáculo es el estigma y la discriminación. Muchos por temor no van al médico o porque creen que no les puede pasar a ellos. Ahora, en la comunidad médica también hay muchos prejuicios y no invitan a los pacientes a hacerse el test porque creen que como son mayores de 60 no van a ser seropositivos, o porque como son hatero tienen menor riesgo, o porque no vienen con una infección por consumo de droga por vía intravenosa, entonces no podían adquirir el virus. Les sugieren el test a las personas de la comunidad LGTBI y a las personas jóvenes, pero la verdad es que habría que hacérselo a todo el mundo, sin importar si es mayor de edad, si es religioso, si es heterosexual... Cuando no se diagnostica hay mayores infecciones.

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SEMANA: ¿El hecho de que no se note que alguien tiene VIH gracias a los nuevos fármacos, no hace que haya menos discriminación?

I.P.: Claro, la discriminación se ha reducido gracias a que los fármacos son tolerados y que ya no te cambia la imagen física. El problema del estigma y la discriminación es cuando piensas que a ti no te puede suceder, o cuando piensas que solo les pasa a los homosexuales.

SEMANA: ¿Hay grupos poblacionales con riesgos más altos que otros?

I.P.: El inicio del virus se dio fundamentalmente en el grupo de hombres que tenían sexo con hombres. Pero hoy día afecta a toda la población. En América Latina el 30 por ciento de los infectados son mujeres y 70 hombres. Pero si vas a Centroamérica la proporción es 50 por ciento en hombres, 50 por ciento en mujeres. Si vas a África puedes ver 70 por ciento en mujeres y el 30 en hombres.

SEMANA: ¿y el riesgo no es alto, por ejemplo, en personas que son trabajadores sexuales?

I.P.: Sí, en personas trasnsexuales y trabajadores sexuales el riesgo puede ser 30 veces más alto. Si hay un estilo de vida más promiscuo, incluso entre heterosexuales, aumenta el riesgo 18 por ciento. Los drogadictos por vía intravenosa también son un grupo con riesgo. Pero quiero decir que la población hetero con VIH ha aumentado mucho. Es más, hay un gran grupo de mujeres que solo han tenido una pareja en su vida y se infectan porque sus esposos son infieles…

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SEMANA: ¿En qué rangos de edades están las personas con VIH?

I.P.: En América Latina la franja de más pacientes con VIH está entre los 30 y los 40 años. Pero el grupo que más crece y con mayor rapidez está entre los 15 y 24 años. Aparentemente, la gente más joven le ha perdido miedo al VIH porque ven que es una enfermedad crónica como la diabetes o la hipertensión. Ellos saben que toman un comprimido día y ya está. Por eso no se cuidan tanto… Luego está el grupo entre los 50 y 60 años que son personas que además tienen otras complicaciones por otras enfermedades.

SEMANA: ¿Los preservativos siguen siendo la principal forma de evitar el contagio?

I.P.: Sí, pero tienen que ser bien usados. Todo el mundo debería usarlos. También hay medicamentos para personas sanas que tienen relaciones con seropositivos. A estas personas les dan medicamento que les hagan una profilaxis y así se evita el contagio.

SEMANA: ¿Cómo va la investigación de una cura definitiva para el VIH?

I.P.: El virus se une al material genético de nuestras células por lo que es muy difícil sacarlo. En varios lugares se está investigando pero no ha sido fácil. Se ha planteado que una forma podría ser hacer que ese material salga a la sangre y matar el virus.

El único paciente curado del todo es un señor de Berlín, Alemania, que se infectó hace más de 30 años. Se le trató con los medicamentos pero no le funcionaban, estaba muy mal. Además desarrolló un linfoma que no tenía nada que ver con su VIH. Recibió quimioterapia y trasplante de médula de un donante sano. Entonces todas las células que generó eran sanas ya no tenía virus ni en las células ni en la sangre y se curó. Pero eso es excepcional, no a todos se les puede hacer transplante de médula. Sin embargo, esto ha dado nuevas luces para dirigir las investigaciones.

* La Fundación Antioqueña de Infectología está trabajando en el proceso de diagnóstico de personas con VIH en la región. Hace poco se hicieron 2.000 test y han encontrado 60 positivos. Fundapoyarte junto con Onusida Colombia va a testear a 4.000 pacientes. Ofrecen cursos virtuales y una aplicación para buscar centros de salud donde se pueden hacer los test y encontrar información sobre el VIH.