MEDIO AMBIENTE

Los delincuentes verdes

Fue presentado un nuevo listado en el que aparecen los criminales antiecológicos más buscados.

20 de diciembre de 2008

David Ortiz no mató a nadie, no era traficante de drogas ni había hecho una gran estafa. Aun así, las autoridades estadounidenses estaban tras su huella desde 2004. Ortiz era el gerente de una planta en la que se reciclaba un químico utilizado como descongelante en aviones. Su delito fue descargar grandes cantidades de aguas residuales que contenían esta sustancia en el alcantarillado, que finalmente pararon en el río Colorado. Esto generó una gran mortandad de peces y por ello fue condenado a un año de prisión y a pagar 2.000 dólares. Fue atrapado finalmente a comienzos de este año y hoy su rostro es uno de los dos que aparecen con el sello rojo de "arrestado" en la lista de los criminales ecológicos más buscados de ese país, que se lanzó el pasado 8 de diciembre.

En una época en que el problema del medio ambiente se ha vuelto prioritario, era de esperarse que estos delincuentes fueran perseguidos como si se tratara de terroristas. Por eso, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por su sigla en inglés) lanzó esta iniciativa, que es similar al listado que desde hace 50 años tiene el FBI. Hasta el momento hacen parte de él 23 hombres que son acusados de atacar a la naturaleza en diferentes formas.

Por ejemplo, está el canadiense William Austin Morgan, presidente de Hydromet Environmental, una empresa que, como podría ocurrir en cualquier capítulo de Los Simpsons, recogía material tóxico y prometía deshacerse de él, pero sin tener planta de tratamiento ni método de reciclaje. En vez de eso, entre 1995 y 1998, Morgan y su equipo enviaron cerca de 2.000 toneladas de arsénico, plomo, cianuro y cadmio, entre otros, a bodegas y vertederos comunes. Después de que se comprobó su culpabilidad, Morgan escapó y se cree que está escondido en Canadá. Su pena superaría los cinco años de cárcel más una multa de 250.000 dólares.

Otras de estas 'joyitas' son Carlos y Allesandro Giordano, padre e hijo italianos acusados de importar de ese país y vender en Estados Unidos más de 20 carros Alfa Romeo que no cumplían los estándares de seguridad y emisiones de gases. Además, declararon en falso y fueron acusados por fraude, por lo cual serían encarcelados cinco años y deberían pagar cinco millones de dólares.

El griego Michael Evangelos, quien en 1993 era el jefe de ingenieros del crucero The Nordic Empress, de la empresa Royal Caribbean, también conforma el muro de la infamia. Ese año se descubrió que la nave soltó aceite en el mar, con lo que violó leyes de aguas limpias de Estados Unidos. Ese caso y otros similares ocurridos meses atrás demostraron que el creciente negocio de los cruceros estaba produciendo un daño sin precedentes en el mar y las costas del Caribe. La empresa tuvo que pagar nueve millones de dólares de castigo y empezar un plan ambiental, mientras Evangelos fue despedido y se le escapó al FBI sin que hasta el momento se tengan noticias suyas.

En la web www.epa.gov/fugitives aparece cada uno con su rostro, un perfil y una advertencia que dice "No trate de detener a este hombre usted mismo". Estos fugitivos "están acusados por crímenes ambientales y deben ser procesados por el sistema de justicia", dijo a los medios Pete Rosenberg, director de asuntos criminales de la agencia. Los 185 investigadores de la EPA esperan las primeras denuncias para poder atrapar a estos fugitivos del medio ambiente, y siguen trabajando en la lista, que seguramente seguirá creciendo mientras el tema ecológico se siga tomando la agenda mundial.