Los océanos están enfermos

Si la salud de los océanos se pudiera calificar matemáticamente, el mundo estaría al borde de rajarse. Y Colombia habría perdido la materia. Así lo revela un informe de Conservación Internacional, National Geographic Society el Acuario de Nueva Inglaterra y la Fundación de Pacific Life, que evalúa a 171 países alrededor del mundo.

Esta medición fue creada para lograr cuantificar el bienestar marino. No solo en cuanto a la vida de sus animales y plantas, sino al provecho que los seres humanos podrían sacar de este de manera sostenible y que se está perdiendo por cuenta de la contaminación. La calificación del mundo no es muy alentadora. De 100 puntos posibles, el promedio global es 60.

A Colombia le va mucho peor que eso. Mientras el mundo se saca 24 puntos en provisión para alimentación, el país logra apenas 16. En turismo y recreación la cifra es más llamativa, Colombia se sacó 0. En biodiversidad 68 (el mundo tiene 83), aguas limpias 67 (el mundo 78), sustento y economía 69 (el mundo 75). Para ser un país que se precia de tener dos mares, los resultados no son los mejores.

Los creadores de este informe están en Colombia esta semana. El lunes se reunieron con el ministro de Medio Ambiente, Juan Gabriel Uribe, la viceministra, Adriana Soto, y la directora de la Agencia de Cooperación Internacional, Sandra Bessudo, y otros funcionarios, incluida la agencia nacional de hidrocarburos. El ministro llamó la atención sobre el estado de los océanos en el país. Pidió construir una "agenda azul" que permita "volcar al país hacia al mar". Y se comprometió a intentar repuntar en ese índice. Como un aspecto positivo en esa tarea, el ministro destacó la creación hace 9 meses de la Dirección de Asuntos Marinos y Costeros en esa entidad.

Proteger los océanos no es una cuestión de poca monta. Se cree que más del 40% de la población mundial vive a lo largo de las costas. Además, por el crecimiento de la población mundial (de 7 mil millones a 9 mil millones de habitantes), estos van a ser cada vez más importante para poder alimentar a las generaciones que vienen. Sin embargo, casi toda la vida marina (el 84 por ciento) hoy está explotada, sobre explotada o en vía de extinción.