Estudios muestran que las camareras con senos voluminosos reciben mejores propinas

MUJERES

Los secretos de los senos

Un nuevo libro explora esta desconocida parte de la anatomía femenina que fascina a todos, pero que está acabando con la vida de millones de mujeres.

2 de junio de 2012

Las llaman puchecas, tetas, lolas, pechugas y melones. Son fuente de placer, alimentan a los bebés, las agrandan o achican en el quirófano y también se enferman. Florence Williams, una periodista científica, encontró que esta parte del cuerpo femenino, por ser fetiche sexual, ha sido vista solo superficialmente. Ahora, con su libro Breasts: A Natural and Unnatural History ella pretende que el busto sea tomado con más seriedad. Esta investigación comenzó hace ocho años, después de dar a luz a su segunda hija, cuando decidió participar en un experimento para analizar la leche materna. Su sorpresa fue mayúscula cuando descubrió que este líquido tenía rastros de toxinas, desde pesticidas hasta partículas de combustible de avión, que su pequeña hija estaba recibiendo.

Según Williams, los senos son como esponjas que recogen sustancias del ambiente. Aunque no hay estudios concluyentes, la autora sugiere que estos tóxicos podría estar detrás de muchos problemas de salud. Cada año, solo en Estados Unidos, mueren 40.000 mujeres a causa de cáncer de seno. "La sociedad ha estado muy distraída viendo los senos como objeto sexual", señala Williams, y por eso se ha olvidado de conocer sus más íntimos secretos: ¿Por qué existen? ¿Para qué? ¿De qué están hechos? ¿Cómo se pueden proteger? Esto encontró la autora. ?

Señales particulares

Todos los mamíferos tienen glándulas mamarias, pero las hembras humanas son las únicas con senos, esas protuberancias esféricas con un pezón suspendidas en el torso que muchos ven como un adorno sexual, así como el plumaje de un pavo real. Los senos, además de albergar la glándula mamaria, son un gran depósito de grasa y sus células cuentan con receptores que captan estrógeno, progesterona y prolactina. Son el único órgano que madura totalmente en la edad adulta, cuando la mujer da a luz a un hijo. Bajo la influencia de las hormonas del embarazo, la glándula mamaria forma nuevas estructuras para convertir la sangre en leche. Cada seno pesa en promedio un poco más de una libra, pero este peso se dobla durante la gestación. Como dato curioso, les tiene sin cuidado la simetría: el izquierdo siempre es más grande que el derecho.

¿Para bebés o para hombres?

Algunos expertos creen que los senos evolucionaron para ofrecer a potenciales parejas información clave sobre la edad, salud y estado fértil de una mujer. Esto explica por qué los hombres no pueden apartar la vista de allí, así como su fascinación por los senos grandes. Estos son firmes cuando ella es joven y si es vieja, se verán caídos. Pero la autora no cree que eso lo explique todo. "Los senos evolucionaron porque los necesitábamos", dice. Cita a expertos que creen que este órgano, por ser un depósito de grasa, fue crucial para soportar el embarazo y la lactancia en condiciones extremas. "El instigador y primer beneficiario de la aparición de los senos fue el bebé", señala. Otras teorías indican que tanto los aspectos sexuales como naturales están entrelazados, aunque ella cree que la lactancia fue un factor determinante. Para Williams este debate es importante porque cuando se pone mucho énfasis en el aspecto erótico de los senos se privilegia la imagen y no la salud de la mujer y sus hijos.

De la copa C a la KK

Sin duda, el énfasis hoy se da en el aspecto sexual de los senos. De hecho, Williams constató que el tamaño de ellos ha aumentado, no solo porque hoy existe una dieta con más calorías, sino por la obsesión con el busto grande. Gracias a la aparición de los implantes hace 50 años, hoy cerca de 300.000 mujeres al año en Estados Unidos se someten a cirugía de aumento. "La mayoría de los senos que ven los jóvenes de hoy son de mentiras", señala la autora. La talla promedio hace unos años era la copa C pero hoy los sostenes pueden llegar a ser de copa KK.

En un comienzo los implantes tuvieron muchas complicaciones y, aunque los de segunda generación son mejores, ella afirma que no son 100 por ciento seguros. Williams dice que tienen una vida de poco más de diez años, por lo cual "una mujer que compra implantes hoy está comprando cirugías futuras". Agrega que "muchas de ellas aún continúan reportando problemas con la sensación en los pezones y en el proceso de amamantar porque los nervios pueden dañarse durante la cirugía".

Leche agria

Cuando tuvo a su hija, Williams hizo analizar su leche y encontró que en ella había rastros de tóxicos como protectores de fuego, pesticidas (DDT), el carcinógeno dioxin y hasta partículas de combustible de avión. Al cuerpo llegan por la comida, el agua, el tacto o las vías aéreas, y van a parar a los senos porque estos son como esponjas que tienen receptores hormonales más sensibles que otros órganos. Estos receptores, dice ella, nunca habían estado rodeados de tan malos enemigos, que están presentes desde en la comida hasta en los recibos de los cajeros. Hay cierta evidencia de que, al menos en animales, estos químicos interfieren con los niveles hormonales y causan cambios biológicos, pero todavía no se sabe a ciencia cierta cómo afectan al organismo humano. A pesar de eso, Williams siguió con la lactancia porque los beneficios de la leche son mayores que esos riesgos. Explica que los recién nacidos nacen sin sistema inmune y la leche materna tiene sustancias que inhiben los parásitos y las bacterias.

Senos que matan

Después de la piel, los senos tienen mayor propensión a los tumores que otro órgano en el cuerpo. La incidencia de cáncer de seno se ha doblado desde 1940 y sigue aumentando. El embarazo provee protección porque cuando los senos maduran al final de este periodo sus células madre se especializan en producir leche y al hacerlo estas se vuelven resistentes a los tumores. Dicho beneficio se logra cuando las mujeres tienen los niños antes de los 20 años. Pero la sociedad actual no recibe esa protección porque la maternidad se ha pospuesto. Incluso, cada vez más mujeres deciden no tener hijos. Cuando esto sucede las células madre se vuelven débiles o se exponen más a elementos carcinógenos.

No obstante, aquellas que tienen sus hijos luego de los 35 años tienen un riesgo de cáncer un poco mayor que aquellas que nunca han tenido hijos. Se ha visto que en ratas de laboratorio ciertos elementos presentes en los plásticos vuelven el tejido mamario más denso, lo que predispone al cáncer. Estas toxinas, especialmente aquellas que imitan a las hormonas, serían causantes del desarrollo prematuro de los senos en niñas de nueve y diez años, que es un factor de riesgo para cáncer de seno. Según expertos consultados, si una mujer tiene su primera menstruación antes de los 12 años, el riesgo de cáncer de seno es 50 por ciento más alto que si lo tiene a los 16.

Un mejor futuro

El mensaje de Williams es que los senos se deben ver con más seriedad, pues aunque hoy muchas mujeres sobreviven al cáncer de seno, no se puede decir lo mismo de estos órganos, que deben ser removidos del cuerpo. Cada año se practican 78.000 mastectomías en Estados Unidos. El reto es encontrar un ambiente más seguro para el busto. A nivel personal hay que tener una dieta balanceada, hacer ejercicio y mirar las etiquetas de los alimentos para evitar estar expuestas a sustancias nocivas. Pero también se necesita que la sociedad en pleno regule los tóxicos en los productos que tienen contacto con estas suaves esferas que fascinan a todos.