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Mientras la comunidad médica cuestiona la cirugía para alargar el pene, muchos hombres están dispuestos a arriesgar su función sexual por unos centímetros de más.

10 de julio de 1995

LOS AVISOS SE PUBLICAN EN LOS PEriódicos. Ofrecen unos centímetros de más y prometen con ello el placer total de las parejas. Cada día más estadounidenses acuden a los consultorios de los cirujanos plásticos para obtener lo que ellos prometen por sumas que oscilan entre 3.000 y 5.000 dólares. Pero estas cifras parecen irrisorias al lado de la vanidad masculina. Se estima que desde que el procedimiento hizo su debut en ese país, hace cuatro años, 6.000 pacientes han pasado por el quirófano con el propósito de aumentar el tamaño del pene. La cifra sigue creciendo a pesar de que la cirugía cosmética genital ha sido duramente cuestionada por la comunidad médica. Y no sólo porque aumentar la dotación natural ponga en serio riesgo la función sexual masculina.
El cirujano plástico Ricardo Samitier Jr., pionero de una técnica llamada Cape (sigla en inglés de Engrosamiento Autólogo Circunferencial del Pene), paga hoy en Estados Unidos una condena de cinco años por homicidio no premeditado. La víctima fue el cantante colombiano Claudio Martel, de 47 años, quien falleció en mayo de 1992, horas después de haber ingresado a su clínica para someterse a la operación. La vanidad del cantante lo llevó a la tumba. Martel fue a que le hicieran una liposucción para eliminar la grasa del abdomen y, de paso, se la inyectaran en el pene para aumentar su tamaño con el fin de darle una sorpresa a su esposa. La cirugía, que debía durar media hora, se complicó porque el cantante sufría problemas cardíacos. Aunque Martel se estaba desangrando, no quiso ser trasladado a un hospital para recibir atención adecuada porque no quería que nadie se enterara sobre el motivo de su operación, y murió.
Samitier no era sin embargo el único que practicaba la controvertida cirugía. Hoy son numerosos los centros de cirugía estética que prometen maravillas en el quirófano. Y cada día hay más hombres dispuestos a arriesgarse. "Estos pacientes son hombres inseguros y con serios problemas sicológicos", afirma un prominente urólogo neoyorquino. Pero los cirujanos que la realizan se defienden diciendo que la vanidad no es signo de desequilibrio mental. "Nadie llama locas a las mujeres que se ponen implantes de seno", afirma el médico Melvin Rosentein, quien arguye que lo único que hace es convertir en realidad los deseos masculinos. "Los hombres siempre han querido grandes penes", dice. En lo único que todos están de acuerdo es en que el falo ha simbolizado siempre el poder masculino. Desde los dioses griegos hasta las estrellas del rock. Tras de este afán masculino no está, como pudiera pensarse, el deseo de impresionar a las conquistas femeninas. Según los expertos, los hombres siempre han sido competitivos acerca de eso. Aquellos que creen que su pene es pequeño sienten más complejo en la ducha del gimnasio que en la intimidad de una alcoba. Y la verdad es que todo aquello que prometa un aumento de tamaño tendrá clientela asegurada.
El galeno más conocido por ofrecer unos centímetros de más ha sido el cirujano chino Long Daochau, más conocido como el Doctor Long, quien en 1984 inventó una técnica para alargarlo. Como médico, sabía que la raíz del pene, que tiene cerca de la mitad del largo de la parte externa, está escondida dentro de la cavidad pélvica y se ideó una cirugía para extraerla, cortando el ligamento que la sostiene al hueso púbico. "Esto es como decir que se ha construido un edificio más alto porque se han dejado los cimientos al aire. -explica el urólogo-. Se trata de una ilusión óptica".
Unos años después, apareció en Estados Unidos la técnica del liposuccionista Samitiet Jr., residente en la Florida que más que alargar consistía en engrosar el pene con la aplicación de inyecciones de grasa succionada del mismo paciente. Aunque hoy el padre de la técnica está en la cárcel, algunos cirujanos que realizan la cirugía en ese país combinan las técnicas de Long y las de Samitier, ofreciendo a sus pacientes un aumento promedio de una pulgada extra.
En Colombia, según varios especialistas consultados, no existe un cirujano plástico que realice este tipo de operación. El urólogo Sergio Bonilla afirma que "por lo que he leído creo que es una cirugía absurda, antiética y peligrosa. Liberar el miembro del ligamento suspensorio es un procedimiento que entraña un gran riesgo para la función sexual porque se pueden lesionar las estructuras eréctiles "
En cuanto a la técnica de liposucción para engrosarlo, no son pocos los que después de haber expuesto su virilidad en el quirófano ven desaparecer ante sus ojos los costosos centímetros ganados. ¿Por qué? "La grasa inyectada es reabsorbida por el organismó -dice el doctor Bonilla-. Es decir, antes de un año desaparece, dejando un miembro desfigurado". No son pocos los pacientes que han confesado que esos centímetros por los cuales pagaron millones no hacen en la práctica ninguna diferencia. Hace poco un paciente estadounidense confesaba en una publicación: "Aunque gané una pulgada, ésta solo cuenta cuando mi pene está flácido. En erección, la diferencia es menor".
Algunos, en cambio, aseguran que a la hora del sexo esos centímetros hacen la gran diferencia. Sin embargo, hasta ahora ninguna autoridad en sexología ha demostrado que el tamaño del pene influya en el placer sexual. "Eso es un mito -dice el urólogo Sergio Bonilla-. El tamaño del pene no incide en el orgasmo femenino. Lo importante es que haya erección y dure lo suficiente para sostener una relación". Y agrega: "Yo he visto en mi consulta muchos hombres con penes pequeños que funcionan perfectamente. Además, las mujeres en su mayoría tienen sensacion clitoridiana, así que el tamaño no incide".
Pero lo que sí es cierto -explica el doctor Bonilla- es el golpe devastador que puede sufrir un hombre si una mujer le dice que tiene un pene pequeño. "Eso le puede desencadenar una inhibición tal, que lo lleve a la impotencia sicogénica". Al parecer, más que resultados físicos lo que la cirugía para agrandar el pene ha demostrado es el poder de la mente en el desempeño sexual y en eso, no son los centímetros de más lo que cuentan. Los especialistas los afirman: todo aquello que aumente la confianza sexual del hombre hará más feliz a su pareja.