Beyoncé ha inspirado no sólo a sus admiradores, sino a la comunidad científica. | Foto: .

VIDA MODERNA

Nombres de insectos inspirados en estrellas

Los científicos a veces se inspiran para nombrar a insectos en honor a artistas.

Alianza BBC
12 de marzo de 2013

La taxonomía es la piedra fundamental de la ciencia y el sistema que usamos para categorizar nuestro complejo mundo natural. Aproximadamente un millón de especies de insectos han obtenido hasta la fecha sus nombres y descripciones.

Pero hay entre 8 y 10 millones de especies vivas en la Tierra y cada día se descubren nuevas.

Los científicos que estudian los insectos, llamados entomólogos, aparecen con nombres cada vez más imaginativos, que van desde músicos hasta chistes infantiles.

Los hombres primitivos necesitaban nombrar las cosas a su alrededor para saber qué era peligroso o incomible. Esta experiencia es un proceso fundamental del cerebro humano y podría decirse que la clave de nuestra supervivencia como especie.

No fue sino hasta el Siglo XVIII, que el botánico sueco Carl Linnaeus creó la nomenclatura binaria que usamos actualmente. El inicio oficial de la taxonomía entomológica moderna se basa en la décima edición de Systema Naturae de Linnaeus, publicada en 1758.

El sistema jerárquico de Linnaeus significa que las especies se pueden identificar en unos seis pasos, desde el reino hasta la especie misma.

En su mayoría, los nombres de los insectos se refieren a su apariencia, comportamiento o el lugar en que se encuentran. Como sería de esperarse, Titanus giganteus es un escarabajo grande y la misma especie con el nombre hawaiiensis proviene predeciblemente de Hawai.

Se considera muy egoísta que un entomólogo llame a un insecto con su nombre, pero que otra persona lo haga por él es un honor. El nombre tiene el potencial de sobrevivir a la persona, y tal vez incluso después de que la especie se extinga.

Rol histórico

Algunos nombres son escogidos para educar a una audiencia más joven sobre las alegrías de la taxonomía. Por ejemplo, en 2012 Bryan Lessard, de la Colección Nacional Australiana de Insectos en Canberra, nombró a un poco común tábano australiano con el trasero dorado "Scaptia beyonceae", en honor a la cantante Beyoncé.

Los insectos con los nombres más llamativos suelen ser insignificantes. El entomólogo estadounidense Quentin Wheeler recibió una llamada del presidente cuando nombró a tres escarabajos Agathidium bushi, Agathidium cheneyi y Agathidium rumsfeldi en un reporte de 2005.

Muchos de sus colegas creían que era una burla al gobierno de Bush, pero Quentin y su coautor Kelly B. Miller son republicanos y sostienen que los nombraron en honor al presidente, el vicepresidente y el secretario de Defensa.

Pero como señala Max Barclay, curador de escarabajos y hemípteros en el Museo de Historia Natural de Londres: "Es groseramente imprudente nombrar cosas en honor a políticos porque no sabemos qué harán y el nombre perdurará y será asociado con ese nombre siempre".

Uno de los ejemplos más infames es un diminuto escarabajo ciego y anaranjado llamado Anophthalmus hitleri. Encontrado en sólo unas pocas cuevas en Eslovenia, Oscar Scheibel lo bautizó en 1936 en honor del líder nazi.

Algunos de los nombres más inofensivos suenan mejor cuando se leen en voz alta. En 1904, el entomólogo británico George Willis Kirkaldy dio a varios hemípteros el sufijo griego "chisme", que significa "noticia" y se pronuncia en inglés como "kiss me" (bésame).

Empezó con polychisme y siguió con dolichisme, ochisme y muchos más, aparentemente inspirado en sus conquistas románticas: Polly, Dolly, etc. La Sociedad Zoológica de Londres criticó a Kirkaldy póstuma y humorísticamente por su frivolidad en 1912.

Un entomólogo del Museo Bishop de Hawai, Neal Evenhuis, continuó con la labor de Kirkaldy en 2002 al llamar a una mosca fósil Carmenelectra shechisme, en honor a la actriz Carmen Electra.

También es responsable de otros nombres jocosos, como Pieza rhea (pizzería), Pieza pi (pie de pizza), Pieza kake (pedazo de pastel) y Pieza deresistans (Pièce de résistance: plato principal).

Grabado en piedra

Los nombres científicos son difíciles de cambiar una vez que se deciden. No hay reglas estrictas sobre a quién o a qué honrar con sus nombres a los insectos descubiertos, sino más bien una a serie de recomendaciones trazadas por la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica.

Dicha comisión está trabajando actualmente con científicos de todo el mundo para crear un registro integral en línea de cada especie viva sobre la Tierra, llamado ZooBank.

Los nombres comunes pueden ser igualmente importantes para educar al público con nombres genéricos, como "insectos hoja", que cumplen funciones descriptivas similares a los nombres científicos.

Sin embargo, pueden surgir problemas cuando se agrupan muchos insectos bajo un nombre común, tal como el Zoológico de Londres se enteró cuando la especie de cucarachas gigantes en cuya conservación estaban trabajando, resultó ser errónea.

El error salió a la luz cuando el Museo de Historia Natural inspeccionó cuidadosamente la especie y descubrió que el zoológico tenía la Gromphadorhina oblongonata y no la Gromphadorhina portentosa.

En el pasado, ha habido contratiempos para identificar especies, debido a una carencia de tecnología. Hoy en día, nuevas técnicas moleculares usan secuenciación de ADN para ayudar a los científicos a ver más allá de los aspectos fisiológicos del insecto para determinar la especie.

Instituciones como el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford trabajan para involucrar en la taxonomía a la próxima generación. "A los niños les encantan los nombres científicos complicados", dice Rachel Parle, encargada de educación del Museo.

"Con los dinosaurios por ejemplo, los niños conocerán al triceratops, al tyrannosaurus rex, así que si pueden aprenderse el equivalente de su insecto favorito o uno interesante recién descubierto, mejor aún".

"La taxonomía es tan importante como siempre", concuerda la estudiante de entomología Jen Banfield-Zanin. Arguye que el público en general no ve lo que ocurre tras bambalinas, y que saber exactamente con qué insectos estamos lidiando es vital.

Identificar insectos específicos en un lugar particular implica que los taxonomistas distingan el efecto de las fluctuaciones climáticas en su hábitat.

Esperan poder nombrar todas las especies de insectos antes de extinguirse, pero en realidad la mayoría de las especies se extinguirán antes de que siquiera las conozcamos.