Nuevo enemigo

La presencia de una proteína en la sangre es un nuevo indicador del riesgo de infarto. Ya no basta con controlar el colesterol y la presión arterial.

16 de enero de 2005

HASTA HACE muy poco médicos y pacientes pensaban que uno de los factores determinantes en la enfermedad coronaria era el colesterol alto. Pero recientemente los científicos han encontrado que una proteína podría predecir un infarto tanto como la grasa en las arterias o la hipertensión. Se trata de la proteína C reactiva o PCR, sustancia que cuando está elevada refleja que algo anda mal en las arterias. Una persona con un nivel por encima de 20 microgramos de PCR en la sangre tiene dos veces más riesgo de tener un infarto, aun si su colesterol y su presión son normales. "Es una alerta y me indica que debo hacer un seguimiento más vigilado y más frecuente de ese paciente, aunque no tenga una enfermedad coronaria declarada", dice Arturo Rodríguez, cardiólogo de la clínica cardiovascular Santa María, en Medellín. Sin embargo los expertos señalan que esta proteína casi nunca aparece sola sino que viene acompañada de algún otro factor como el sobrepeso, el cigarrillo o un proceso inflamatorio crónico. Por eso, aun cuando los pacientes parecen normales, si tienen la proteína C reactiva alta los cardiólogos insisten en que se debe investigar con mayor profundidad para encontrar el factor que la está elevando. Cuando la persona ya tiene algún síntoma de enfermedad coronaria, la advertencia se debe tener en cuenta con mayor razón pues el riesgo aumenta en la medida en que se suman más factores. "Si se trata de un obeso que lleva una vida sedentaria, tiene el colesterol elevado, fuma, y encima de todo su nivel de proteína C reactiva es alto, tiene muchas más probabilidades de un infarto en el futuro", afirma Daniel Charria, presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología. La importancia de la protína en la enfermedad coronaria se hizo más evidente la semana pasada, cuando la revista The New England Journal of Medicine publicó dos grandes estudios en los que se confirma que mientras más altos sean los niveles de PCR, mayor es el riesgo de infarto. Los trabajos fueron realizados con 3.700 personas que habían sufrido un infarto o tenían angina o dolor en el pecho. A los pacientes se les dio una dosis de estatinas, drogas que se utilizan para bajar el nivel de colesterol, y se les practicaron exámenes de sangre para medir su colesterol. Como era de esperarse, los pacientes que tuvieron lecturas bajas estuvieron menos propensos a enfermarse. Lo mismo sucedió con quienes tenían bajos niveles de PCR. Los resultados no solo demuestran que las estatinas ayudan a bajar el nivel de la proteína sino que "bajar el colesterol y la PCR es mucho mejor para el pronóstico de la enfermedad que sólo bajar el colesterol", afirma Efraín Gómez, cardiólogo de la clínica Shaio. La proteína C reactiva se produce en el hígado. Su presencia en la sangre ha servido en el pasado para alertar a los médicos de infecciones agudas como amigdalitis o fiebre reumática. Pero el examen de alta densidad de esta proteína, más sofisticado que el tradicional, indica inflamación en el endotelio, el tejido que recubre las paredes de las arterias. Se presume que cuando la presencia de esta proteína aumenta es porque hay un daño en el endotelio, pues ésta estimula la formación de la placa que obstruye el vaso sanguíneo y provoca un infarto. "Además de ser un marcador, tiene actividad biológica negativa en la función del endotelio," dice Patricio López Jaramillo, investigador de la Fundación Cardiovascular de Colombia. Con esta evidencia, ¿deberían las personas hacerse esta prueba en forma rutinaria, tal como se toman la tensión y se miden el colesterol? Los médicos aún no se ponen de acuerdo. En algunos países como Estados Unidos, donde la enfermedad coronaria es la primera causa de muerte, la prueba de PCR de alta densidad ha ido en aumento en la población en general pues algunos médicos consideran que cualquiera se podría beneficiar con esta información. Pero en otros países como Colombia sólo se indica en ciertos casos. Charria considera que no vale la pena hacerla entre la población general, pues tener este nivel elevado en forma aislada no dice nada. "Tiene que estar asociado a otro factor, como el cigarrillo o la diabetes", asegura. Por eso solo se la practicaría a pacientes con riesgo medio y alto, como fumadores, diabéticos y personas que tengan historia de un familiar cercano con infarto. Otros piensan que no vale la pena hacer la prueba en pacientes que tienen ciertos riesgos, pues estos ya tienen suficientes argumentos para controlar su estilo de vida. Los expertos, sin embargo, insisten en que el aumento de la proteína no es fortuito. Según Efraín Gómez, cuando la persona aparentemente tiene una salud de oro y presenta la PCR alta debe investigarse en forma más profunda y tratarse más a ese paciente porque algo debe estar mal. "Hay que bajarle más el colesterol, indicarle más ejercicio para tratar de eliminar las causas de esa inflamación", afirma. Actualmente esta prueba, que cuesta alrededor de 60.000 pesos, se les practica por lo general a pacientes de alto riesgo y a los ya infartados pues su presencia es una señal de cómo será la recuperación. Mientras más alto sea el nivel de la proteína peor será el pronóstico del paciente. El nivel de PCR se puede disminuir con estatinas, medicamentos indicados para el colesterol, lo que también quedó demostrado en los estudios mencionados. Pero también podría bajar solamente con cambios en el estilo de vida: perder peso, si el paciente es obeso; dejar el cigarrillo, si es fumador; comer saludable, si tiene el colesterol alto. Lo que no se sabe aún es si la caída de los niveles de la proteína evite futuros infartos. "La lógica indica que debería ser así, pero esta es una enfermedad multicausal y controlar un solo factor puede no ser suficiente", dice Charria. No hay duda de que se necesitan más estudios para resolver el dilema de quiénes deben someterse a la prueba, pero lo importante es que la investigación sobre esta proteína agrega una ficha más al rompecabezas de la enfermedad coronaria y deja claro que la inflamación tiene un papel muy importante en esta enfermedad.n Operación proteína EL PRIMER ESTUDIO fue realizado por científicos del Brigham and Women's Hospital y el Harvard Medical School en Boston y consistió en monitorear durante dos años a más de 3.700 pacientes que habían sufrido un infarto o padecían angina de pecho y tomaban estatinas, medicamentos que sirven para bajar el colesterol. Durante la investigación los pacientes se sometieron a pruebas de sangre para saber su nivel de colesterol y de la proteína PCR. Los investigadores encontraron que aquellos con bajo colesterol LDL (el malo) tuvieron menos eventos cardiovasculares. Pero adicionalmente quienes tenían los niveles más bajos de PCR luego del tratamiento con estatinas permanecieron mucho más sanos que quienes registraron niveles más altos. El segundo estudio fue realizado por un equipo de científicos de Cleveland Clinic Foundation y monitoreó a 500 pacientes con enfermedad cardiovascular durante 18 meses. A los participantes se les dio una dosis diaria de estatinas. Los investigadores encontraron que los niveles bajos de PCR estaban asociados con una más lenta progresión de la enfermedad coronaria, aun cuando otros factores, como un nivel reducido de colesterol, se tenían en cuenta. Las conclusiones de los dos trabajos demuestran que tener niveles bajos de esta proteína mejora el pronóstico de los pacientes coronarios, así su colesterol ya se encuentre en un nivel normal. Por lo tanto, los médicos deberían tener en cuenta este dato al momento de valorar un paciente con enfermedad coronaria.