A L I M E N T A C I O N

Nutrición en la olla

Los colombianos se resisten a modificar sus hábitos alimenticios, lo que provoca desequilibrios nutricionales.

28 de agosto de 2000

Debido a los malos hábitos de los colombianos cada vez menos personas consumen una dieta balanceada en la que estén presentes todos los grupos alimenticios. Si bien un alto porcentaje de la población no tiene los recursos suficientes para incluir en su menú diario proteínas de origen animal, en muchos casos las carencias nutritivas obedecen a una concepción errada de lo que es una buena comida. Según la nutricionista Luisa Cristancho, a la hora de sentarse a la mesa la mayoría de las personas no piensan en nutrir su cuerpo sino en llenarse. Para satisfacer la sensación de hambre los colombianos se inclinan más por los carbohidratos y en cada ingesta se pueden incluir hasta cinco porciones de estos alimentos. El Dane señala que los productos más apetecidos son pan, carne, papa, arroz, azúcar y plátano, lo que indica una prevalencia de los productos energéticos sobre los formadores y reguladores.

La falta de conciencia al momento de escoger y combinar los alimentos no se limita a los estratos bajos sino que es un problema que afecta a toda la sociedad. “Los errores son generacionales y se reproducen en la familia. Si a mí no me gusta la auyama en mi casa no se comerá y mis hijos no aprenderán a apreciar ese alimento”, asegura la nutricionista.

El gobierno, a través del Plan Nacional de Nutrición, está empeñado en educar a los habitantes con guías alimenticias para que las personas le saquen más provecho a los productos que están a su alcance. Por ejemplo, si no se puede comprar carne se puede servir una combinación de cereales (arroz) y leguminosas (frijol, lenteja y garbanzo) ya que su unión aporta proteínas similares a las que se encuentran en los animales.

A lo anterior se suma la labor de la Asociación Colombiana de Ciencia y Tecnología de Alimentos, que ha dado a conocer una serie de claves para mejorar la dieta. Lo primero es reconocer que las tres comidas diarias son importantes; el desayuno la más decisiva puesto que el cuerpo viene de un ayuno prolongado durante la noche.También es recomendable establecer horarios fijos para las comidas y evitar así el hambre descontrolada. Las porciones deben ser moderadas, se debe masticar cada bocado y no mezclar sólidos y líquidos durante la masticación. Si se ingirió una comida alta en grasa, sal o azúcar es preferible no consumir esos alimentos en los días siguientes o hacerlo de manera moderada.