La intervención del hombre en ecosistemas marinos ha provocado bajas en la diversidad de los océanos. Pero así como los humanos pueden destruirlos, se ha demostrado que pueden ayudar a su recuperación

Naturaleza

Océano desierto

Según un estudio, para el año 2048 todas las especies marinas que se pescan actualmente podrían desaparecer.

25 de noviembre de 2006

En menos de 50 años los restaurantes no ofrecerán ninguno de los platos que provienen del mar. Por lo menos así lo afirma un estudio publicado por la prestigiosa revista Science, que alerta sobre la pérdida de la población marítima que se está produciendo a pasos agigantados. Los ecosistemas marinos que están bajo la influencia humana están sufriendo un acelerado proceso de pérdida de población y en la actualidad cerca del 29 por ciento de las especies que los humanos consumen está a punto de extinguirse.

La conclusión más importante del estudio presentado por Science es que todo el problema es el resultado de la pérdida de la biodiversidad en ecosistemas marinos. Esto tendrá consecuencias catastróficas en el futuro y aunque puede sonar apocalíptico, para gran parte de la comunidad científica es un hecho que el mar no tardará mucho en convertirse en una zona muerta si las cosas siguen como van. Arturo Acero, biólogo marino y profesor asociado de la Universidad Nacional, le dijo a SEMANA que "es muy probable que las especies comerciales de peces se agoten en un futuro no muy lejano. En los ecosistemas todo está relacionado y en el momento en el que uno saca un eslabón de la cadena, no sabe qué daños producirá ni qué consecuencias tendrá".

Son varias las causas en la disminución de la diversidad. Entre ellas están la contaminación, el cambio climático, los desarrollos urbanísticos costeros y sistemas de pesca inadecuados y no selectivos como la de arrastre o la dinamita. La observación sobre áreas costeras en Europa y Estados Unidos que se hizo durante el proyecto mostró que los ecosistemas en mayor riesgo son los estuarios (desembocaduras de los ríos), los arrecifes de coral y las comunidades de peces que están perdiendo rápidamente su población. Boris Worm, cabeza del proyecto, señaló que "los ecosistemas que estaban perdiendo especies eran siempre los más frágiles, más vulnerables y propensos a sufrir un colapso total. Por el contrario, los ecosistemas que tenían gran diversidad de especies fueron más fuertes".

Pero no se trata sólo de un mundo que no verá peces ni en sus redes de pescar ni en sus sartenes, sino de todo el desequilibrio del ecosistema marítimo que puede afectar a miles de humanos en su economía y su salud. Por una parte, la industria de la pesca, que mueve anualmente unos 30 millones de toneladas de pescado y unos 70.000 millones de dólares, prácticamente desaparecería y, con ello, el sustento de miles de familias. Pero, además de esto, la pérdida de diversidad provocará la baja calidad en el agua, la reducción en la capacidad de recuperación de los ecosistemas, la producción de algas nocivas e, incluso, será causante de inundaciones en zonas costeras.

No todo son malas noticias. A pesar del hecho de que menos del 1 por ciento del área oceánica se encuentra protegida en la actualidad, los daños en los ecosistemas marinos aún son reversibles. Las intervenciones sobre algunas zonas para mejorar la diversidad han arrojado resultados positivos y ayudado a recuperar la diversidad. Los gobiernos también han empezado a preocuparse y a legislar para proteger a algunas especies en peligro, aunque hasta el momento la mayoría de políticas gubernamentales ha estado mal enfocada, pues como lo demuestra el estudio, lo importante no es actuar sobre las especies, sino sobre los ecosistemas en su conjunto.

En varios países los productos sustituibles y provenientes de cultivos han empezado a ser certificados y muchos ya llevan el sello de aprobación de la asociación británica 'fish forever' ('pescados por siempre'). Pero estas iniciativas apenas están comenzando y en muchos países, especialmente en Asia, todavía no existe conciencia de que la despensa marina, un día no muy lejano, se agotará.