biocomercio

Ofrenda alada

La 'Maripupa' es mucho más que un ingenioso regalo. Es un homenaje a la vida y la libertad.

2 de febrero de 2004

El ultimo regalo que quedaba bajo el árbol de Navidad contenía un cilindro de acrílico transparente con agujeros, de cuya tapa pendía una frágil crisálida de mariposa verde menta con diminutos cuernos rojizos en las puntas. Un letrero de instrucciones colgaba al lado del cilindro. "Tiene un ser vivo en sus manos, decía. Aprecie su nacimiento y el regalo de la vida. La pupa se abrirá naturalmente para que surja la mariposa. Cuando empiece a nacer, sólo observe. Espere dos horas a que sus alas estén totalmente extendidas y secas. Pida un deseo. Abra el cilindro y déjela volar". Hubo exclamaciones y lágrimas. El regalo de 10.000 pesos había llegado al fondo del alma, donde ni las joyas, los perfumes o los equipos electrónicos se hubieran podido colar.

Para Vanessa Wilches, creadora del concepto de la 'Maripupa' y directora de mercadeo y ventas de Alas de Colombia, esta reacción es normal. Desde que abrieron en Cali la empresa hace poco más de un año, en matrimonios y cumpleaños, más que mariposas criadas por ellas con el apoyo de comunidades indígenas locales, han echado a volar un mensaje ecológico y social único en su género.

Las crisálidas de 30 especies de mariposas nativas de Colombia y un híbrido se producen en el zoocriadero El Arenillo, en Palmira, Valle del Cauca. Allí cuentan con un laboratorio, un mariposario, y un cultivo de plantas específicas con cuyas hojas se alimentan las orugas de cada especie. Alas de Colombia comercializa las mariposas producidas por un grupo de empresas ambientales del gobierno en el Alto Calima, Valle, donde se entrenan miembros del resguardo indígena embera chamí en el arte de reproducir estos insectos.

Cada mes la compañía exporta unas 500 pupas vivas a Startford-Upon-Avon, en Inglaterra. Las crisálidas viajan sobre camas de algodones especialmente tratados, en una caja cuyo control de clima y humedad está regulado por un piso de gel. Otras 1.500 mariposas llegan disecadas a Francia y Bélgica.

"Todas las especies que vendemos están autorizadas por los convenios ambientales internacionales, dice Wilches. Además tenemos la asesoría técnica de los entomólogos Luis Miguel y Emilio Constantino, quienes mantienen un mariposario en el zoológico de Cali, además de una de las colecciones de mariposas disecadas más completas de Suramérica".

Cuando Wilches comenzó a soñar con la idea de un mariposario no existía en Colombia legislación para comercializar estos insectos vivos o disecados, por lo que se empeñó en obtener la primera licencia ambiental para zoocría, exportación y venta de mariposas, que consiguió a finales de 2002.

Las dos repisas de la tienda-garaje exhiben artesanías indígenas con alas naturales de mariposas y folletos educativos que relatan las aventuras de Nana la mariposa. A su lado hay pupas individuales en cajas y cilindros y tarjetas de cumpleaños vivas en las que reposa la sorpresa de una mariposa adulta.