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SALUD

Operaciones cerebrales para trastornos psiquiatricos

La psicocirugía sólo se utiliza como último recurso en pacientes en los que han fracasado todas las terapias y los fármacos. Conozca en qué consiste.

Alianza BBC
14 de julio de 2015

El enfoque terapéutico tradicional de la mayoría de las enfermedades psiquiátricas se basa en una combinación de psicoterapia, farmacoterapia y, en algunos casos, terapia electroconvulsiva (TEC). Pero algunos pacientes no responden adecuadamente a ninguna de estas medidas.

En estos casos se suele considerar la psicocirugía (neurocirugía con el fin de tratar enfermedades mentales) que tuvo sus comienzos en 1936, principalmente a través de los trabajos del neurólogo portugués Egas Moniz, considerado el padre de la lobotomía.

Este tipo de cirugía se aplicó en el pasado con frecuencia en el tratamiento de diferentes trastornos psiquiátricos, que incluyen trastornos afectivos, trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y esquizofrenia.

Pero con el paso del tiempo, los reportes de las complicaciones y secuelas postquirúrgicas, a veces peores que la propia enfermedad, sumados a la aprobación en 1954 de la clorpromazina como tratamiento efectivo de las psicosis y el creciente auge del psicoanálisis, fueron llevando a la decadencia de la lobotomía hasta su desaparición.

Psicocirugía moderna

A pesar del abuso de la lobotomía, el campo de la neurocirugía para tratar las enfermedades psiquiátricas siguió desarrollándose.

Desde la lobotomia, se han hecho muchos avances en la psicocirugía.

Hoy en día todavía se siguen realizando psicocirugías clásicas que consisten en hacer una lesión del cerebro, como la cingulotomía, que nació en 1952 como alternativa a la lobotomía.

Luis Ley, jefe de servicio de neurocirugía del Hospital Ramón y Cajal, en Madrid le explicó a BBC Mundo que este tipo de cirugía consiste en hacer un pequeño agujero donde se introduce una aguja milimétrica para realizar la lesión cerebral.

La psicocirugía ablativa se utiliza sobre todo en casos de trastorno obsesivo compulsivo y en casos de esquizofrenia en pacientes muy agresivos o con grandes alteraciones de conducta.

No obstante, el neurocirujano señaló que la estimulación cerebral profunda es el futuro de la psicocirugía.

"El procedimiento se centra en la alteración de los circuitos cerebrales ya sea estimulándolos o inhibiéndolos a través de la implantación de un electrodo que se puede encender o apagar con un interruptor externo", dijo Ley.

Reversible

La estimulación cerebral profunda tiene evidentes ventajas sobre los procedimientos ablativos, según Ley.
"Al contrario que la lesión, la estimulación es por completo reversible", dijo.

"Durante un tiempo los esfuerzos se concentraron en hacer lesiones más pequeñas y más precisas como la cingulotomia, pero la psicocirugía actual tiende a no hacer lesiones permanentes sino cirugías que pueden ser reversibles".

Ley señaló que el riesgo quirúrgico no es muy grande ya que consiste en "hacer un agujero pequeño y meter un electrodo en un punto del cerebro que puede tener un riesgo de uno por mil de que haya una complicación. Y lo peor que le puede pasar al paciente es que no funcione".

Hoy en día se utiliza para el trastorno obsesivo compulsivo y en el futuro también podría utilizarse para condiciones como la depresión, la anorexia y las adicciones.

Proceso riguroso

"Hoy en día lo que se busca es calidad de vida", dijo Ley. "Y a estos pacientes la enfermedad les afecta hasta tal punto que tienen una calidad de vida infame. Están totalmente incapacitados para llevar una vida normal".

Pero el proceso de selección del paciente es muy riguroso.

"El paciente tiene que tener el visto bueno de dos psiquiatras independientes además del que originalmente recomendó la operación y luego un juez tiene que aceptarlo", dijo Ley.

De todas maneras, el especialista reconoció que es un procedimiento que no se realiza mucho en pacientes con trastornos psiquiátricos debido a motivos éticos, porque es muy costoso y porque todavía no se ha realizado en una cantidad suficiente de pacientes para demostrar que es muy eficaz.

Ley reconoció, además, que los médicos agotan antes todas las vías clásicas y hay pocos centros que realizan este tipo de cirugía ya que es bastante reciente.

No obstante se mostró bastante seguro en que esto va a cambiar.

"Probablemente, la estimulación cerebral profunda en psicocirugía va a ser uno de los campos médicos que más se van a desarrollar en los próximos 10 años", dijo.