En los mundos virtuales para adultos, la prostitución hace parte de la cotidianidad

SEXO

Orgasmo virtual

En el mundo de hoy ni siquiera es necesario tocarse para tener intimidad con otra persona. Basta una buena conexión a Internet.

5 de enero de 2008

Miércoles 2 de enero, Barrio Rojo de Ámsterdam, 4 y 50 de la tarde: la calle está llena de personas de todas las razas que charlan animadamente sin sorprenderse en lo mínimo por el hecho de que muchos vayan desnudos por ahí. Trabajadores sexuales de ambos géneros ofrecen sus servicios en las esquinas y cada tanto se les ve partir con el cliente de turno. Los clubes de striptease, las salas de cine porno y los bares swinger están atestados, y las drogas y el alcohol se ven por todas partes. Para los que piensan que se trata de la Sodoma y Gomorra del mundo actual, están equivocados. En realidad, es la Sodoma y Gomorra del mundo virtual.

El Red Light Center (RLC) es uno de los más populares mundos en Internet con contenido para adultos. Sus usuarios pueden inscribirse gratuitamente, recorrer mundos en tercera dimensión y crear sus perfiles al estilo de las redes sociales tipo Facebook, en donde comparten sus fotos, reales o virtuales; incluyen a sus amigos y les mandan mensajes. Quienes desean que sus avatares tengan sexo o quieran acceder a material pornográfico, pagan 20 dólares mensuales para convertirse en miembros vip de la comunidad. Actualmente, hay unos 150.000 usuarios activos, de los cuales 15.000 son vip.

Se trata de tener relaciones sexuales a través de un avatar o personaje que es creado por los propios usuarios, rara vez a su imagen y semejanza. Ellos escogen cómo quieren verse y para ello seleccionan desde el color de pelo hasta el tamaño del pene y los tatuajes que quieran lucir. Después de crear su álter ego, se dedican a recorrer estos universos y a conocer a gente de todo el mundo. También pueden trasladarse a otros mundos creados por la empresa Utherverse, como Virtual Vancouver y próximamente, si todo sale como lo planean sus fundadores, también a las réplicas de Berlín, Río de Janeiro y París.

RLC no es el único. En la red también se puede visitar Jewel of Indra, en donde los usuarios pueden escoger entre siete distritos diferentes, según sus tendencias sexuales. Hay distritos para polígamos, lesbianas, gays e incluso para fetichistas y vampiros. El propio Second Life, que es el mundo virtual más popular y que no fue creado expresamente para adultos, no se escapa de los amantes del sexo on line. Una encuesta realizada por el periódico The Avastar, un medio digital dedicado a esta plataforma, reveló que de los 100 avatares entrevistados, el 77 por ciento de los hombres y el 45 por ciento de las mujeres habían tenido sexo en Second Life. Además, allí hay varios sitios nudistas, y una de las grandes noticias de año nuevo es que Jenna Jameson, la famosa estrella porno, va abrir su propia tienda y va a entrenar avatares femeninos para que sirvan de acompañantes en este universo.

El sexo virtual será toda una revolución cuando se cumpla la predicción que hacen los gurús de la informática: en el futuro cercano, Internet pasará de ser páginas de dos dimensiones a un universo 3D interconectado en el que cada usuario es un avatar y en donde las páginas planas serán sólo una herramienta más. "Los mundos virtuales de Internet seguirán creciendo en popularidad como lo hizo la World Wide Web a mediados de los 90. La transición de la Internet de dos dimensiones a una mucho más rica de tres va a asegurar eso", le dijo a SEMANA Brian Shuster, dueño y fundador de Utherverse.

Así como en julio del año pasado la revista estadounidense Newsweek se preguntaba en su portada "¿Por qué millones de personas sanas escogen vivir sus vidas 'on line'?", refiriéndose al fenómeno de Second Life, en este caso la pregunta es ¿por qué miles de personas buscan el sexo virtual?.

Una respuesta es que los usuarios quieren una experiencia más real e interactiva en la que chatear e intercambiar imágenes ya no es suficiente. "El sexo de los avatares es mucho más interesante y realista que el sexo telefónico o el videosexo por Internet. Es muy similar al sexo real y es mucho más interactivo que ver películas para adultos", dice Shuster.

'Sweetgurl' es rubia y viste una falda semi transparente. Es el avatar de una joven universitaria estadounidense de 23 años que declara estar experimentando con su sexualidad. "En la vida real soy heterosexual, pero acá soy bisexual. Descubrí que tener relaciones en RLC con otras mujeres es muy excitante. La primera vez que me acosté con una chica el corazón se me iba a salir porque sabía que estaba con otra persona de carne y hueso de alguna parte del mundo. Tal vez alguna vez lo haga verdaderamente", dijo a SEMANA.

Muchas de las personas que hacen parte de estas comunidades están allí para explorar su sexualidad. De hecho, los dueños de estos sitios los utilizan para promocionarse, partiendo de la idea de que, por ejemplo, es menos traumático para un hombre que está inseguro de sus inclinaciones sexuales tener relaciones con un avatar masculino que con un hombre de carne y hueso. A eso se le suma que no hay riesgo de contraer enfermedades o hacer algo que cause daño físico. Bajo ese mismo argumento, Shuster justifica que tanto en RLC como en Virtual Vancouver es posible tomar alcohol, fumar marihuana e ingerir éxtasis con efectos visuales y sonoros que recrean la experiencia.

Pero hay quienes no comparten la benévola visión de Shuster. Cuando fue lanzado Virtual Vancouver, la Policía de esta ciudad canadiense, famosa al igual que Ámsterdam por sus leyes liberales hacia el sexo y las drogas, puso el grito en el cielo, pues aparte de enaltecer el consumo de drogas y la prostitución, estas actividades se podrían trasladar de Internet a la vida real. "En este tipo de portales 'on line' puede haber predadores sexuales operando sin que tengamos pista alguna", dijo en su momento Scott Rintoul, portavoz del organismo.

Los riesgos son reales. Para dar un ejemplo, en mayo pasado la Policía de Alemania investigó a varios miembros de Second Life que presuntamente pagaban por tener relaciones con niños virtuales. El caso se destapó después de una denuncia periodística y todavía es objeto de investigación. Aunque sitios como RLC tienen opciones para reportar abusos, y filtros para asegurarse que los nuevos integrantes sean mayores de edad, lo cierto es que en estos programas nunca se sabe quién está del otro lado de la pantalla.

Otro de los riesgos es que estos juegos tridimensionales multi usuario son altamente adictivos. 'Cloud909' es el avatar de un músico escocés de 45 años. Lleva apenas tres días en RLC y dice que ha tenido sexo con cinco mujeres diferentes. "Al principio es extraño, pero termina siendo muy enganchador. En promedio duro entre ocho y nueve horas en cada sesión", dice.

En la película El dormilón, de 1973, Woody Allen inventó un aparato futurista llamado El Orgasmatrón, en donde las personas del año 2173 tenían orgasmos en una especie de cabina telefónica sin siquiera quitarse la ropa. Hoy, cientos de miles de personas tienen intimidad a través de la red sin siquiera tocarse. El Orgasmatrón del siglo XXI es toda una realidad.