PARA QUE NO SE OXIDE

La vitamina C ha demostrado una gran capacidad para contrarrestar los nocivos efectos del humo del cigarrillo en las arterias.

5 de agosto de 1996


LAS NOTICIAS PAra los fumadores siempre son malas. La lista de males que se le achacan al tabaco parece ilimitada y, como si fuera poco, los investigadores sostienen que casi todas las enfermedades se agudizan si el paciente es fumador. Después de probar miles de formas para contrarrestar los efectos del humo en el organismo, la conclusión es que no hay mejor terapia que dejar de fumar. La semana pasada, sin embargo, los fumadores recibieron una buena noticia. Una investigación realizada por médicos alemanes concluyó que las inyecciones de vitamina C pueden revertir los daños cardiovasculares que produce el cigarrillo.
Lo que la investigación muestra es que las funciones antioxidantes de la vitamina C actúan contra los poderosos y nocivos oxidantes del humo del cigarrillo, los cuales dañan las células que ayudan a las arterias a expandirse y contraerse. Esto facilita que se formen placas y, en consecuencia, hacen que la persona sea más propicia a los ataques cardíacos.
En el estudio, publicado en la última edición de American Heart Association, los investigadores dicen que reconocieron las bondades de la vitamina C luego de inyectársela a fumadores directamente en el flujo sanguíneo. Las arterias se ensancharon de la misma manera como lo hicieron las de los pacientes no fu madores. "El proceso revirtió casi completamente las anomalías en los fumadores crónicos", escribieron.
A raíz de la publicación del estudio muchos fumadores empezaron a consumir pastillas de vitamina C para recibir los beneficios sin el pinchazo. Sin embargo el profesor Eric Rimm, de la Escuela de Medicina de Harvard, ha advertido que si bien la vitamina C es muy importante para los fumadores, tomada no tiene el mismo efecto que inyectada señaló que aún es prematuro concluir que puede prevenir las enfermedades del corazon.
Ese es el paso que sigue según explicaron los investigadores de la Universidad de Freiburg en Alemania. Si se comprueba su hipótesis, en un futuro los fumadores que no quieran dejar su vicio podrá someterse a este tratamiento para reducir el riesgo de ataques cardíacos.