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SALUD

Plaza Sésamo hace que los niños coman sano

Plaza Sésamo podría ponerle fin a la lucha de los padres para que los niños acepten las comidas saludables.

28 de enero de 2014

Beto y Enrique saltan la cuerda y además, comen manzanas y zanahorias; y el Monstruo Comegalletas sólo come su golosina preferida una vez a la semana, en vez de todos los días. Ahora está por verse si el cambio que estos personajes han comenzado puede ayudar a mejorar la salud de los niños. Un experimento de tres años sugiere que sí.

Ahora el proyecto del programa Sesame Street, conocido en Latinoamérica como Plaza Sésamo, llegará a Estados Unidos.

Una prueba en un preescolar de Nueva York ya arrojó resultados: Jahmeice Strowder, de 4 años, hizo que su mamá le preparara coliflor por primera vez en su vida. Su compañero de clase, Bryson Payne, le exigía a su papá un banano diario y más ensaladas. Y un padre llevó a casa una hogaza de pan en vez de Doritos.

El doctor Valentin Fuster, cardiólogo del Hospital Mount Sinai (Nueva York, EE. UU.) comentó: "Me parece que lo que creamos es una cultura" de comer saludablemente para combatir un "ambiente tóxico" de comida chatarra y muy poco ejercicio.

Hace seis años comenzó a trabajar con Sesame Workshop, los productores del programa Plaza Sésamo en un proyecto para niños de 3 a 5 años. "En esa edad le ponen atención a todo", y los hábitos se pueden cambiar, dijo.

El proyecto se lanzó en Colombia porque las escuelas estadounidenses a las que se acercó Fuster hace años se mostraron reticentes. En cambio, la Fundación Mario Santo Domingo estuvo dispuesta a hacer el experimento en Bogotá.

El experimento se realizó con 1.216 niños y 928 padres de 14 jardines de niños. A algunos se les entregó el programa y otros sirvieron para tener un punto de comparación.

Los niños con el programa recibieron educación sobre hábitos saludables y cómo funciona el cuerpo humano durante una hora diaria por cinco meses, por medio de videos producidos por Sesame Workshop. También un juego de mesa ("juego del corazón"), canciones, afiches y actividades.

Los padres estuvieron involucrados con tareas en casa y talleres enfocadas en superar las barreras ante los alimentos saludables y el ejercicio. Por ejemplo, en zonas con poco acceso a parques o lugares de recreación, los padres fueron entrenados para impulsar a sus hijos a usar las escaleras en vez de los elevadores y a caminar en vez de tomar un bus.

El peso y los hábitos de ejercicio de los pequeños se midieron al inicio del estudio, al año y medio y a los tres años. Aunque muchos se mudaron y otros simplemente lo dejaron antes de terminar, los investigadores documentaron un importante aumento del conocimiento, la actitud y los hábitos de salud de los menores que participaron frente al grupo que no lo recibió.


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La proporción de niños con un peso saludable aumentó de un 62 % al comienzo al 75 % para aquellos que participaron en el programa. En Colombia, a diferencia de EE. UU., esto implicó que más niños que padecían desnutrición alcanzaran un peso saludable.

En Nueva York, donde la iniciativa se planea lanzar en varias iniciativas de infancia temprana y de innovación en el año, los encargados de los programas tendrán que apoyar a niños con peso bajo y sobrepeso.

El doctor Jaime Céspedes, pediatra y especialista cardiovascular que ayudó a encabezar el proyecto en Colombia, cree que resultó más exitoso que cualquier otra cosa que hubiera probado antes.

"Sésamo conoce a los niños, conoce a los medios y sabe cómo comunicar los mensajes", dijo. "Cuando logras que los niños transmitan el mensaje a la familia, el cambio llegará".

En Colombia, la iniciativa ahora se ampliará a unos 20.000 niños y en Madrid (España) se realizará un proyecto similar. Por otro lado, una organización que dirige Fuster en Mount Sinai (Nueva York) financiará el lanzamiento en EE. UU. con ayuda de donantes privados.

La necesidad es clara: Un tercio de los niños y adolescentes de EE. UU. son obesos o tienen sobrepeso. Muchos no se ejercitan lo suficiente y, según un estudio reciente, la condición física de los pequeños ha mermado en todo el mundo. Los niños con estos problemas de salud corren riesgo de padecer enfermedades, entre ellas las cardiovasculares, a lo largo de su vida.

"La atención está entre los más jóvenes" para tratar de prevenirlo, dijo el médico Stephen Daniels, pediatra de la Universidad de Colorado y vocero de la Asociación de Cardiólogos de EE. UU. La conferencia anual del grupo realizada en noviembre incluyó el experimento de Fuster como uno de los mayores logros del año en la prevención de enfermedades cardiacas.

Para Plaza Sésamo, el proyecto fue una oportunidad para mejorar las vidas de los jóvenes espectadores y renovar ciertos personajes.

"Aunque el Monstruo Comegalletas es una figura entrañable, nos pareció que había una oportunidad ahí para presentar un modelo de dieta saludable", dijo Jorge Baxter, director regional para Latinoamérica de Sesame Workshop, región que también enfrenta un grave problema de obesidad infantil, sobre todo en México.

El nuevo mensaje es que algunas cosas como las galletas "se pueden comer de vez en cuando, pero hay otros alimentos que puedes comer todo el tiempo", como las verduras, dijo Baxter. Los mensajes saludables han sido incorporados gradualmente en el programa y sus productores crearon otro personaje llamado Doctor Ruster, basados en la imagen de Fuster, para el proyecto preescolar

Con AP.