I N F E C C I O N E S

Póngase el condón

Pese a que un estudio mostró porosidad en los condones colombianos los expertos piensan que es el mejor método para prevenir el VIH.

30 de octubre de 2000

La semana pasada, después de que los medios dieran a conocer la noticia sobre una investigación hecha en la Universidad Nacional acerca de la porosidad de los condones en Colombia, más de uno quedó viendo un chispero. El estudio, realizado por el físico Hernán Sánchez Machet, afirmaba que dos de cada tres preservativos, de una muestra de 130 marcas distintas y seleccionadas aleatoriamente, presentaron poros superiores a lo permitido. El físico, especialista en películas delgadas, encontró esos resultados mientras ensayaba propiedades de resistencia e impermeabilidad en condones hechos de polietileno y las comparaba con los de látex. “De cada 1.000 preservativos escogidos al azar, si dos gotean hay que rechazar todo el lote de los 1.000”, dice Sánchez en la revista Ciencia y Tecnología. “La tercera parte de los condones evaluados no cumplió con esa norma”. El profesor también pone en duda las normas internacionales de porosidad adoptadas por el Instituto de Normas Técnicas —Icontec— y que consisten en el no goteo del preservativo cuando se llena de agua.

¿Y ahora quién podrá defendernos?, fue la pregunta que se hicieron las personas que habían recurrido a este método, no sólo para evitar embarazos sino para detener la transmisión de enfermedades venéreas y especialmente el virus del VIH. Con estupor también reaccionaron los médicos y las entidades que distribuyen en el país estos preservativos. La gran mayoría temen que este tipo de noticias vaya a acabar con una ardua campaña de muchos años para estimular el uso de condón en la población sexualmente activa.

Aunque tanto distribuidores como vendedores ven con buenos ojos este tipo de investigaciones, la noticia despierta ciertos interrogantes pues no se conoce la ficha técnica del estudio de Sánchez para comprobar su validez. Las pruebas de calidad de los fabricantes se realizan en laboratorios certificados para ello, con métodos precisos y con tecnología muy costosa. “Si se hiciera una prueba con 130 marcas costaría más de 700 millones de dólares”, dice Catalina Uribe, gerente de mercadeo social de Profamilia.

Por eso los distribuidores piensan que sería muy interesante poder realizar nuevos estudios —en laboratorios certificados para ello— que ayuden a corroborar o a rechazar los hallazgos de Sánchez.

En todo este asunto el contrabando juega un papel importante. Muchos de los condones disponibles en el mercado han ingresado al país en forma ilícita y sin pagar los impuestos requeridos. El riesgo es que estos condones no cuentan con el respaldo de calidad del productor, pueden ser de lotes rechazados o ya vencidos. Además no se conoce en qué condiciones se han almacenado y éstas pueden alterar las características del producto. “Los condones no pueden estar expuestos a altas temperaturas porque disminuye su seguridad”, dice Uribe.

Hasta el momento los condones de látex han sido considerados por las entidades más serias de salud en el mundo como el arma más segura para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual. Por eso el infectólogo Guillermo Prada afirma que, pese a esta noticia, hay que seguir usando condón. Y usarlo bien. Porque no sólo debe limitarse su uso al momento de la penetración sino desde la erección. Se ha comprobado que los líquidos que se intercambian antes del coito tienen altas concentraciones del virus del VIH. “Ocho por ciento de los nuevos casos son infectados por sexo oral”, dice Prada.

El usuario también puede asumir una actitud activa en este asunto. Esto se logra comprando estos productos sólo en cadenas de droguerías, supermercados serios o directamente con los distribuidores legales como Profamilia. Y eso sí, siga aplicando la famosa frase de que “sin condón… ni pío”.