A los 48 años, María Elsy, hoy de 61 años, empezó con los problemas de memoria. Actualmente se encuentra en una etapa avanzada de la enfermedad.

SALUD

Por la memoria

Antioquia, el lugar con más casos de alzhéimer en el mundo, brindará nuevas luces en la investigación sobre este mal.

5 de junio de 2010

En enero de 2010, ejecutivos de alto nivel de compañías farmacéuticas, así como prestigiosos científicos, epidemiólogos y académicos del mundo especializados en el mal de Alzheimer se reunieron en un hotel del aeropuerto de Phoenix, Arizona, para discutir el rumbo que debía tomar la investigación de esta enfermedad. La cita se dio en un momento de mucha frustración pues luego de invertir millones de dólares en los últimos años en drogas para tratar este mal, ninguna de estas mostró ser eficaz para combatirlo. Ante la certeza de que los casos de alzhéimer van a cuadruplicarse en el mundo, a los asistentes les urgía saber qué camino tomar. De esa reunión quedaron claras dos cosas: que lo más efectivo era empezar el tratamiento antes de que el proceso degenerativo del alzhéimer se produjera y así demorar el inicio de los síntomas. El otro punto fueron las coordenadas de varios municipios de Antioquia que debían ser el foco de la investigación. Entre ellos se destacaban tres: Yarumal, Angostura y Medellín. La razón es que en Antioquia se concentra un insólito grupo de 28 familias entre las cuales hay 500 portadores vivos de una extraña mutación en un gen del cromosoma 14 que provoca el alzhéimer genético. Este se caracteriza por aparecer mucho más temprano y ser más agresivo que el común, no tiene una causa genética mendeliana y comienza en edades más avanzadas. Es tan característico de esos pueblos que se bautizó 'mutación paisa'.

La familia de Laura Cuartas es una de las que han tenido que soportar la carga de esta enfermedad. A sus 82 años debe cuidar a tres de sus hijos, Darío, María Elsy y Oderis, quienes se encuentran en diferentes etapas del mal. Ese y otros casos similares fueron noticia la semana pasada cuando el diario The New York Times y la revista Scientific American publicaron el proyecto de un estudio clínico que tiene como eje central a estas familias antioqueñas, "cuyos miembros ofrecen una oportunidad para buscar una terapia preventiva y encontrar respuestas a muchos interrogantes sobre el alzhéimer", dijo a SEMANA Francisco Lopera, director del grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia, quien con su equipo trabaja con ellas desde hace 28 años.

El interés en estos grupos familiares se debe a que son numerosos y están concentrados en un mismo lugar, lo que facilita la investigación. Pero lo más importante es que el gen mutado que llevan en su ADN es dominante, lo cual significa que si uno de los dos padres lo porta, les da el 50 por ciento de riesgo a sus hijos de tenerlo también. Y cuando un hijo lo tiene, hay ciento por ciento de certeza de que el mal algún día le va a llegar. Eso no sucede con el alzhéimer que aparece tarde en la vida. Se sabe que las personas con el gen APOE4 tienen una susceptibilidad a desarrollar el mal, pero no hay garantía de que un portador se enferme. Saber con certeza quién va a padecer este problema es mucho más valioso para los científicos, ya que pueden estudiar ciertos biomarcadores, es decir, indicadores susceptibles de ser medidos, como la proteína amiloide o la proteína TAU en el líquido encefalorraquídeo, para saber más sobre su papel en el deterioro del tejido cerebral. "Eso no sería posible con personas con las que no se tiene la certeza de que tendrán la enfermedad", señaló a SEMANA Kenneth S. Kosik, codirector del Instituto de Investigación en Neurociencias de la Universidad de California y quien ha trabajado con Lopera durante dos décadas.

Hace más de 15 años, cuando esta enfermedad todavía era conocida en uno de los pueblos de Antioquia como 'la bobera de los Piedrahíta', la comunidad internacional dudaba de que este grupo sufriera de alzhéimer. Gracias a que una familia afectada de Antioquia donó el cerebro de un pariente fallecido por esta causa, se pudo investigar y concluir que estas familias sufren de una forma precoz y más agresiva de esta enfermedad. "El alzhéimer genético empieza más temprano y se desarrolla en un lapso más corto pero se produce la misma atrofia en el cerebro que en el tardío: las neuronas se mueren, el cerebro pierde hasta 800 gramos de peso y termina lleno de agua", dice Lopera. La Tau y la B amiloide son las dos proteínas que se encargan de ese deterioro. Estas sustancias se van concentrando en diferentes partes del cerebro comenzando por el hipocampo, y por eso los primeros síntomas se relacionan con la amnesia. Luego van colonizando otros centros como los que tienen que ver con la movilidad y los procesos cognitivos. Al final, el paciente queda reducido a un estado vegetativo. y muere.

Otro hito de las investigaciones en los pacientes paisas fue entender que el alzhéimer comienza a hacer estragos en el cerebro mucho antes de que los síntomas aparezcan. Sin embargo, la violencia en esa zona del país y la idea de que era mejor concentrarse en el tratamiento y no en la prevención impidieron que los investigadores se fijaran en Colombia. "Fue necesario un cambio mental en la comunidad científica para que la investigación se centrara en la intervención temprana", explica Kosik.

La idea es tener listos para el próximo año a 1.000 participantes en Colombia que sean miembros de las familias portadoras de la mutación paisa pero que aún no tengan síntomas de la enfermedad. Simultáneamente se realizará otro estudio en Estados Unidos con personas sanas pero con dos copias del gen APOE4, que por su edad estén en un alto riesgo de tener alzhéimer tardío. Los científicos probarán varias opciones: entre ellas, desarrollar nuevos medicamentos que busquen modificar el nivel de la proteína amiloide para ver si son efectivos en la etapa presintomática y si detienen el progreso de la enfermedad; o usar en una etapa preclínica los ya existentes que probaron no ser efectivos cuando el mal ya se desarrolló. "Como es seguro que los que tienen la mutación tendrán alzhéimer, vamos a comparar sus cerebros con el de aquellos hermanos sin la mutación para ver los cambios que se presentan en el tiempo", afirmó a SEMANA Eric Reiman, director del Instituto Banner de Alzheimer, quien lanzó la iniciativa API (Alzheimer Prevention Initiative), un esfuerzo conjunto para hacer estudios para prevenir esta enfermedad. Los resultados serán de importancia mundial. "Estamos ansiosos con la posibilidad de hacer el primer estudio preventivo, que tendrá un impacto en el desarrollo de nuevas terapias", señaló el experto.

Dado que los medicamentos se les suministrarán a personas todavía sanas, estos deberán ser completamente seguros. Para los expertos lo más dramático es que quienes hoy tienen 20 años y enfrentan la posibilidad de tener este tipo de alzhéimer aseguran que, ante la certeza de saber que lo van a desarrollar, preferirían suicidarse. Por eso quieren hacer todo con la mayor discreción y mantener oculto el nombre de los pacientes que portan la mutación paisa.

Y es que el peso de la enfermedad es enorme. "Son personas que se enferman en el momento en que tienen mayor capacidad laboral", señala el experto. El enfermo más grave siempre es el padre porque generalmente es el proveedor de todo el clan. En el caso de una de estas familias, una de las hijas ha tenido que sostener la casa con un salario de enfermera, pues el papá empezó a padecer el mal hace unos años y la mamá se dedica a cuidarlo a él y a la abuelita, quien también sufre de ese mal. Otros jóvenes le preguntan a Lopera si deberían o no casarse y tener hijos. También quieren saber cuándo finalmente se podrán librar de esa 'maldición'.

El aporte a la ciencia de estas familias ha sido enorme. En retribución han recibido atención médica, tratamientos y artículos para el cuidado de sus enfermos. Sin embargo, aún no tienen apoyo social. Por eso, Lopera y Yakeel Quiroz, una investigadora del grupo, crearon una fundación llamada Iniciativa No me olvides(www.iniciativanomeolvides.org) para que los pacientes reciban ayuda económica y se pueda establecer una red social de apoyo para aliviarles la carga y educarlos en el tema.

"Antes se escuchaban frases como la de una señora que decía 'Mi Dios sabe cómo hace las cosas: solo se enferma la mitad de la familia para que la otra mitad seamos los cuidadores'", cuenta Lopera. Pero con la afluencia de expertos , las personas ya están al tanto de los adelantos científicos. Recientemente un campesino le dijo en tono de chiste al experto que el alzhéimer tenía una cosa buena y otra mala. La mala era que dañaba el cerebro. ¿Y la buena?, preguntó Lopera con curiosidad. Y el personaje le contestó: "Pues que no es contagiosa".