Los altos niveles de dióxido de carbono que se acumulan en espacios cerrados como la oficina o el salón de clase, adormece a las personas, afecta su nivel de concentración y su habilidad para tomar las mejores decisiones. | Foto: Archivo SEMANA

SALUD

¿Por qué el sueño se apodera de los trabajadores?

Un estudio reciente señala que la mala ventilación y la acumulación de dióxido de carbono en los puestos de trabajo y salones de clase es una de las causas por las que la gente cabecea en horas de la tarde.

22 de octubre de 2012

Haber trasnochado o comido un nutrido almuerzo pueden ser motivos suficientes para que cualquiera sienta mucho sueño en un día laboral. Pero eso no lo es todo. Según una investigación dirigida por científicos de la Universidad del Estado de Nueva York y del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de la Universidad de California, los altos niveles de dióxido de carbono (CO2) que se acumulan en espacios cerrados como la oficina o el salón de clase, adormece a las personas, afecta su nivel de concentración y su habilidad para tomar las mejores decisiones.

La concentración normal de dióxido de carbono en un espacio abierto es de aproximadamente 380 partículas por millón (ppm), mientras que en lugares cerrados puede ser de miles. Según los expertos, en los edificios de oficinas el nivel de CO2 normalmente no supera los 1.000 ppm, pero en las salas de juntas sí. Por eso, cuando hay reuniones largas a la que asisten muchas personas, es común ver a más de uno durmiéndose.

En los salones de clase con frecuencia puede haber más de 1.000 ppm y ocasionalmente 3.000 ppm, especialmente cuando el curso es muy grande. Esto se debe a que la primera fuente de Co2 en un lugar cerrado es la gente.

Para evaluar los efectos que tenían los niveles de CO2 en los trabajadores y estudiantes, los investigadores evaluaron a un grupo de voluntarios. Con tan solo 1.000 ppm, el nivel normal de una oficina, los participantes mostraron un declive dramático en su rendimiento en seis de nueve tareas de sus quehaceres diarios.

Los resultados fueron sorprendentes, pues hasta ahora se pensaba que los efectos nocivos del CO2 se daban cuando el nivel oscilaba entre los 10.000 y 20.000 ppm. "Siempre ha existido el paradigma de que los niveles de CO2 de las oficinas no afectan a la gente", dijo William Fisk, coautor del estudio, pero la investigación demostró lo contrario.

Aunque no se evaluó si el nivel de aprendizaje también disminuye, los investigadores señalaron que es probable que sea una desventaja para los estudiantes que pasan sus días en salones de clase poco ventilados y con demasiados compañeros.

Si bien es cierto que hace falta realizar un estudio más amplio sobre el tema, los autores del trabajo consideran que su investigación sirve para encender las alarmas, pues el riesgo de que los ocupantes de un edificio de oficinas tengan problemas de rendimiento es alto y, en consecuencia, que la empresa para la que trabajen sufra pérdidas.

El estudio fue publicado en la revista Environmental Health Perspectives.