POR UN PELO

8 de junio de 1998

La calvicie es el mayor dolor de cabeza de los hombres en el mundo. Muy pocos se sienten orgullosos con una calva brillante al estilo Kojak, Yul Brynner o Edgar Negret. La mayoría simplemente se niega a aceptar la aridez de sus cabezas. Pero para estos insatisfechos los científicos de los laboratorios Merck desarrollaron Propecia, un medicamento que supera los efectos de las lociones tonificantes y los champúes milagrosos.
Aunque fue diseñada originalmente como una droga para solucionar problemas de próstata, los investigadores descubrieron más tarde que uno de sus principios activos, el finasteride, funcionaba como un bloqueador hormonal que podía ser útil para combatir la calvicie. La Propecia inhibe la acción de la enzima 5 alpha-reductasa, encargada de transformar la testosterona en dehidrotestosterona (DHT). Así se reducen los niveles de DHT que circulan en la sangre a una tercera parte de los niveles normales, con lo cual se evita la miniaturización de los folículos pilosos y la consecuente pérdida del pelo.

Ni tan, tan...
La droga salió al mercado en diciembre del año pasado y en pocos meses se ha convertido en la mejor opción para el 50 por ciento de hombres mayores de 40 años, que sufren de calvicie androgénica, un problema ligado a factores hereditarios y hormonales. Este producto debe tomarse una sola vez al día, siempre bajo prescripción médica, pero los resultados tan sólo se observan a largo plazo pues el cabello crece apenas media pulgada al mes.
El cirujano plástico Felipe Coiffman advierte que no hay que hacerse muchas ilusiones. Por lo general las compañías farmacéuticas inundan el comercio con demasiada propaganda que crea falsas expectativas sobre la solución de la calvicie: "Aunque se realice cualquier tratamiento, si el folículo piloso ha desaparecido no hay producto, por bueno que sea, que lo regenere. La única alternativa para estas personas son los microinjertos". Para evitar y acallar este tipo de comentarios, quienes desarrollaron Propecia han insistido en que este medicamento no es una cura milagrosa sino "un tratamiento que debe seguirse toda la vida porque si se descontinúa vuelve a caerse el cabello". También han sido tajantes al advertir que ninguna mujer embarazada puede consumir el medicamento porque puede provocar cambios en los genitales de un feto masculino y aumentar sus características femeninas.
Así, no todo es color de rosa con la Propecia. Tiene efectos colaterales. Para el 2 por ciento de los hombres que participaron en el estudio de Merck, más pelo significó una leve pérdida del apetito sexual, impotencia (¿a tomar Viagra?) y una reducción en el volumen de la eyaculación. Sin embargo, los estudios realizados en 3.200 hombres mostraron que el 50 por ciento de los pacientes que la tomaron lograron cabello nuevo en diferentes cantidades y zonas de la cabeza, y que cerca del 80 por ciento de los que ingirieron una tableta diaria durante dos años dejaron de perderlo. La cuestión, pues, no la pintan calva.