PRONOSTICO ERRADO

Un estudio revela que la mayoría de personas se equivoca al predecir cómo reaccionaria ante <BR>un evento futuro.

5 de abril de 1999

Cuando se trata de predecir cómo van a sentirse en determinadas circunstancias muchos
creen saberlo todo. Aseguran con contundencia que nunca se someterían a un tratamiento invasivo en caso
de tener cáncer o que si son atacados por un ladrón opondrían resistencia al sujeto. Los sicólogos, sin
embargo, piensan que el tema de pronosticar las emociones resultó ser un asunto tan errático como prever el
futuro. "Si bien la gente conoce lo que la haría sentir a gusto o incómoda se equivoca muy a menudo al
proyectar cuánto la va a afectar esa situación y cuánto durará ese sentimiento de placer o desgracia", afirma el
sicólogo Daniel Gilbert, un experto en personalidad y sicología social.
Gilbert estudió a 100 profesores antes y después de que concursaran en un proceso de selección para
ocupar posiciones en la universidad. Los participantes manifestaron que estarían muy felices si fueran
escogidos y se sentirían muy tristes si no. Pero la verdad es que quienes obtuvieron el puesto estaban
contentos pero no tanto como imaginaron y aquellos que fueron descalificados no estaban tan tristes como lo
habían predicho.
Estudios anteriores al de Gilbert ya habían mostrado esas incongruencias en las proyecciones de las
personas sobre una situación futura y la sensación experimentada. En un trabajo entre ganadores de
lotería buena parte de ellos manifestaron que, aunque pensaban que el dinero les traería la felicidad, después
de un corto período de euforia tras conocer que habían ganado el premio gordo notaron que sus vidas no
habían cambiado con el codiciado botín.
Lo mismo sucedió con una investigación realizada con estudiantes de diferentes colegios que estaban
escogiendo un plantel universitario. Aunque la mayoría predijo que estaría mejor en California en medio del
calor y la brisa del mar, la felicidad de los estudiantes fue igual sin importar en qué ciudad terminaron
viviendo.
En un intento por explicar esa falla de las personas para predecir su propia vida los científicos han
encontrado que después de una experiencia placentera o desagradable ocurren fuertes cambios químicos en
el cerebro. Esas sensaciones mueren fácilmente en la medida en que la persona comienza a enfocar su
mente en otras cosas. Aunque los químicos continúan actuando, cuando el individuo más tarde recuerda el
mismo evento la sensación es mucho menos fuerte.
Eso explica en parte porqué la gente supera situaciones que habían pronosticado como fatales, tales como
perder el puesto o terminar con su pareja. De acuerdo con Gilbert, la mente tiene una especie de sistema
inmunológico que le permite al individuo bloquear el sentimiento de malestar y reajustarse a su nivel natural de
felicidad.
Lo mismo sucede cuando la sensación es de felicidad. "Por un tiempo la gente se siente feliz de haber
ganado la medalla de oro, pero eso no dura", dice el sicólogo David Lykken, autor del libro Happiness.Lo que
más sorprende a los estudiosos del tema es la importancia que tienen las emociones en la toma de
decisiones. Si bien la mayoría asume que lo hace en forma racional, los científicos han hallado que los
sentimientos pesan más de lo que se había sospechado. En un estudio realizado con estudiantes para
saber si realizarían ciertas actividades sexuales los científicos encontraron que las respuestas cambiaban
radicalmente si el estudiante era excitado antes de la prueba.
Los sicólogos, que apenas comienzan a explorar este fascinante campo, saben que aún se requieren
muchos estudios para entender los intríngulis del comportamiento humano. Pero una cosa parece
quedar clara. El individuo solo se conoce a medida que vive las diferentes experiencias en su propia
existencia.