Como nietzsche decía: “lo que no acaba conmigo me hace mas fuerte”

Sicología

A prueba de todo

Para los expertos, la fuerza interior es la razón por la cual algunas personas logran sobrevivir a las dificultades más extremas, como secuestros, enfermedades y extravíos.

19 de enero de 2008

Cuando el país conoció las pruebas de supervivencia de algunos de los secuestrados por las Farc, muchos se preguntaron de dónde sacaban fuerzas para resistir la situación límite de vivir privados de la libertad, alejados de sus seres queridos y en condiciones insalubres. Es probable que muchos de ellos hubieran dicho antes que no podrían resistir las caminatas interminables por la selva, las enfermedades propias del trópico y las noches pasadas en cambuches. Sin embargo, han resistido eso y más durante 10 años en algunos casos. Por eso, parece un misterio de dónde han sacado tanta fuerza, y cómo logran salir adelante otros que, como ellos, han tenido que vivir una circunstancia extrema en su vida, ya sea por una enfermedad grave, un encarcelamiento injusto o por perderse en un sitio inhóspito.

Lo primero que aclaran los expertos es que el instinto de supervivencia no aflora instantáneamente en los momentos de crisis. "No es mágico ni se le puede enseñar a nadie", dice el siquiatra José Posada. Aunque sí hay un pequeño porcentaje de personas que nacen con las características físicas, mentales y emocionales para superar pruebas difíciles, la mayoría debe desarrollar estas habilidades a lo largo de la vida. En ese sentido, todos los seres humanos son sobrevivientes y salen fortalecidos con cada crisis que superan. Como decía Nietzsche, "lo que no acaba conmigo me hace más fuerte".

Lo malo es que nadie sabe de antemano si pasará una dura prueba como la de un secuestro o una enfermedad porque, como dice Posada, en la vida sucede lo contrario al colegio, donde primero el alumno aprende y luego le hacen el examen. "Aquí primero es el examen y luego se aprende".

Por eso mismo, algunos se mantienen, mientras otros sucumben fácilmente. Lo anterior depende de las fuerzas internas de cada individuo, que se van desarrollando a través de la experiencia. Dary Lucía Nieto, sicóloga de País Libre, señala los vínculos familiares que la persona haya establecido a lo largo de su vida, su capacidad de discernimiento y decisión, su sistema de creencias, e incluso la fuerza de su yo, es decir "esa capacidad de verse único, irrepetible y de establecer vínculos fuertes en la vida", como variables que influyen en el nivel de esa fortaleza.

Las condiciones físicas de la persona también ayudan, aunque todo depende del tiempo que se mantenga esa situación extrema y de las condiciones en que se viva. Sin embargo, Marcelo Arbeláez, un alpinista que logró subir a la cima del Everest después de dos intentos, considera que lo físico tiene que ver con apenas un 20 por ciento del resultado, pues él ni siquiera pasó el examen de alto rendimiento de Coldeportes y aun así logró cumplir la hazaña. La fuerza le salió, dice, del deseo de cumplir su propósito, de ir a esa cumbre y volver sano y salvo.

Víctor Frankl, un siquiatra sobreviviente de los campos de concentración nazis y autor del libro El hombre en busca de sentido, una de las obras más importantes sobre la sicología del prisionero, señala que si bien la persona está retenida contra su voluntad, aun tiene la mente, un espacio donde es autónomo para ejercer la última de las libertades: "la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino, para decidir su propio camino". Cada cual entonces decide si quiere sacar algo productivo de ese sufrimiento. Esto fue lo que hizo Carlos Guerrero, un paciente del doctor Santiago Rojas con cáncer terminal, una vez aceptó que su muerte era inminente. Según Rojas, el paciente decidió prepararse de la mejor manera para partir, sanando las relaciones familiares y acercándose a su mundo interior. "En sus últimos días de vida llevé a mis hijos para que escucharan de él mismo qué significaba estar sereno frente a la muerte y cómo afrontar las adversidades que se le presentaban a diario", relata Rojas, médico especialista en cuidados paliativos. Para él, cada hecho que afronta un individuo, así sea vivido como algo negativo, puede ser visto también como una oportunidad para aprender, crecer, cambiar o adaptarse.

Mantener la capacidad de elección es clave para darle sentido a la vida, un concepto abstracto que no se puede enseñar, pues cada persona le da un significado específico según su vivencia. En el caso de unos será el amor de un hijo; en otros, culminar un proyecto profesional. "Un hombre consciente de su responsabilidad ante otro ser humano que lo aguarda con todo su corazón, o ante una obra inconclusa, jamás podrá tirar su vida por la borda", relata Frankl en su obra. Tener conciencia del porqué, según él, a soportar el cómo. Una vez alcanzó la cima del Everest, Arbeláez se enfrentó al reto más difícil, que era regresar. Estaba exhausto, sin fuerzas y sentía que luchaba contra su cuerpo y su mente para continuar. "Sabía que si paraba, así fuera un segundo, no regresaría -recuerda-. Lo que me mantuvo fue la imagen del abrazo de mi padre a mi regreso a Bogotá". Tenía claro que el sentido de toda su aventura no era escalar la cima, sino obtener ese reconocimiento. La montaña era sólo un medio. En el caso de Ricardo Sirutis, un ejecutivo que se extravió en una isla australiana y fue rescatado 10 días después, cuando su organismo sufría de deshidratación severa, el desenlace afortunado se debió a su deseo de vivir y a su determinación de nunca rendirse.

Al hacer una revisión del sentido de la vida, la mayoría le da un espacio a lo espiritual, un aspecto que va más allá de lo religioso y que se relaciona más con una idea de trascendencia. Por eso no es raro que lo primero que pidan algunos secuestrados sea una Biblia. Otros, sin embargo, logran desarrollar su espiritualidad a través del contacto con la naturaleza.

Los expertos también destacan la importancia del humor en los tiempos de crisis, con lo que confirman una frase del comediante Bill Cosby, quien dice que "si uno puede reírse de ello, lo va a superar". También lo es albergar el sentimiento de amor hacia sus seres queridos, pues llega un momento en que ese lazo afectivo con la familia es lo único que importa y es la fuerza, según Frankl, que salva a los individuos en los peores momentos. Este sentimiento es un antídoto contra el vacío y el sinsentido, y ayuda a mantener viva la esperanza. Los sentimientos de rabia y miedo son normales, así como la irritabilidad y aunque se deben expresar, es importante recuperar el control para resistir. Ante todo, hay que reconocer que el sobreviviente, como lo dice Posada, "no es un superhéroe, como muchos creen, sino un ser muy humano".