| Foto: Ingimage - Montaje: Javier de la Torre

SALUD

El reloj biológico masculino

A los hombres también les corren los años en materia de reproducción, y esto influye en la salud del bebé.

4 de julio de 2015

Cuando una pareja planea tener un hijo, por lo general tiene en cuenta la edad de la mujer, pues sabe que si esta sobrepasa la barrera de los 35 años tendrá menos posibilidades de concebir un bebé saludable.

Sin embargo, el reloj biológico no es un problema exclusivamente femenino. A diferencia de la creencia popular, también corre para los hombres y afecta su potencial reproductivo. Lo más preocupante es que el promedio de edad en que ellos se convierten en padres ha aumentado en los últimos años, lo cual aumenta el riesgo de que el bebé tenga algún problema de salud.

A propósito del tema, Kevin Smith, un especialista en bioética y genética de la Universidad de Abertay (Escocia), dio de que hablar la semana pasada por un estudio en el que hace una propuesta atrevida. Recomendó al Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) considerar la posibilidad de abrir bancos de esperma para que todos los jóvenes puedan congelar y almacenar su semen a los 18 años, pues esto les permitiría contar con espermatozoides de mayor calidad en el momento que deseen ser papás y así asegurar que sus hijos nazcan sanos.

Aunque algunos han criticado la idea porque los bebés no podrían ser concebidos de forma natural y las mujeres tendrían que someterse forzosamente a algún tipo de inseminación artificial, Smith considera que podría ser una medida preventiva para reducir el número de espermatozoides defectuosos. “Es hora de que tomemos seriamente la edad paterna y sus efectos en las futuras generaciones. Creo que como sociedad debemos preocuparnos porque es un efecto real y muy pronunciado”, le dijo a la BBC.

Smith se refiere al efecto de unas mutaciones genéticas que se producen en la esperma de los hombres durante la vida adulta. Estas alteraciones emergen en mayor cuantía en el semen de los varones mayores, tal y como lo han comprobado estudios recientes de secuenciación genética.

Uno de ellos, llevado a cabo por la compañía islandesa Decode Genetics y divulgado por la revista Nature en 2012, demostró que el autismo y la esquizofrenia están directamente relacionados con los genes del padre y específicamente por su edad. Tras estudiar la secuencia del ADN de 78 papás y sus hijos, los científicos encontraron que un hombre de 20 años transmite en promedio 20 mutaciones, mientras que uno de 40 transfiere unas 65. Esto indica que aproximadamente hay unas dos mutaciones más por cada año que el varón postergue la paternidad.

La creencia popular sostiene que los hombres son viriles durante toda su vida y capaces de tener un hijo sin importar su edad biológica, pues producen entre 200 y 400 millones de nuevos espermatozoides diariamente, un proceso que nunca se detiene. Sin embargo, a partir de los 40 años su fertilidad declina al menos en un 70 %. A medida que el varón envejece, el ADN presente en su esperma comienza a fragmentarse, provocando infertilidad. Por eso, ellos son responsables de la mayoría de mutaciones genéticas con las que nace un niño. Un trabajo del Instituto de Medicina Legal (IML) en Colombia, en el que estudiaron cerca de 51.000 casos de paternidad y maternidad, reveló más de 800 mutaciones en el ADN, de las cuales, 75 % se originaron en el padre y tan solo 14,9 % en la madre.

Todo lo anterior demuestra que el reloj biológico del hombre incide notablemente en la salud del futuro bebé. Por eso, si la edad promedio en que la mayoría decide ser papá sigue aumentando, “acelerará la acumulación de las mutaciones en la reserva genética y reducirá gradualmente la calidad de la salud humana”, dice Smith en el estudio publicado en la revista Journal of Medical Ethics.

Y es que el promedio de edad de los padres primerizos va en aumento en todo el mundo. En el Reino Unido, por ejemplo, la edad media para tener un hijo es de 33 años, y en España es de 34, dos años más respecto al promedio de hace un cuarto de siglo. En países en vías de desarrollo como Colombia no hay datos concretos. “Carecemos de información científica y aunque los centros de fertilidad se preocupan por tener algunas cifras de sus pacientes, estas no representan a la población general”, dijo a SEMANA Eduardo Castro Valderrama, ginecoobstetra especialista en fertilidad de Reprotec, Centro de Fertilidad aliado de la Fundación Santa Fe de Bogotá.

Sin embargo, la tendencia de aplazar el momento de convertirse en padres es global y esto ocurre porque muchos prefieren viajar, conocer otras culturas y, sobre todo, estudiar para formarse como profesionales para mejorar su posición social y su salario. Por eso la mayoría piensa en tener hijos después de haber cumplido los 30. Lo mismo ocurre con las mujeres, que hoy estudian, trabajan y no se dedican únicamente a ser amas de casa. Todo hace parte del estilo de vida de las nuevas generaciones.

Aunque estos hallazgos científicos demuestran que el riesgo de que los hijos sufran algún defecto genético aumenta según la edad del padre, varios expertos afirman que son ínfimos, pues los más graves aparecen a edades avanzadas, es decir, después de los 50 años. “Una cosa es el riesgo relativo de que el bebé nazca propenso a sufrir de autismo o esquizofrenia por influencia de un papá de edad avanzada, como lo han demostrado estudios con evidencias sólidas, y otra el riesgo absoluto que se mide según la cantidad de personas de la población que puedan sufrirlas”, dice Castro.

También es importante señalar que la edad no es lo único que incide para que la calidad del esperma disminuya. Hay otros factores externos que pueden acelerar el proceso como una dieta mal balanceada, el sedentarismo, el sobrepeso, un alto nivel de estrés o consumir en exceso licor, tabaco y sustancias psicoactivas. También exponerse a tóxicos provenientes del medioambiente o usar en exceso saunas y baños turcos, o traer ropa interior ajustada que mantiene muy alta la temperatura en los testículos pueden afectar el potencial reproductivo del hombre.

Por eso, los especialistas recomiendan a los hombres realizarse un examen de fertilidad para medir la cantidad y calidad del semen y de los espermatozoides. Aunque algunos consideran muy radical y poco viable la propuesta de Smith de congelar el esperma a los 18 años, pues implicaría unos costos muy altos para los servicios de salud y para los mismos pacientes, consideran que es válida su idea de promover en el corto plazo una campaña de concientización. Esto serviría para que los jóvenes que quieran ser padres sepan que no deben dejar la tarea para muy tarde, pues el tictac biológico no se detiene. Como dice Smith: “Estas estrategias podrían reducir los efectos dañinos que conlleva ser papás a tardía edad”.