Controversia

¿Reino homosexual?

Jirafas gay y ballenas lesbianas... una exposición fotográfica abrió el debate sobre qué tan naturales son estos comportamientos.

28 de octubre de 2006

Aprimera vista no son más que fotos de jirafas, cisnes, pingüinos y ballenas cortejándose o apareándose. Pero pocas veces una exposición fotográfica sobre el reino animal ha levantado tanta ampolla como la que se está presentando en el Museo de Historia Natural de Oslo, Noruega. Y es que si se mira detalladamente, se trata de imágenes de especímenes del mismo género teniendo encuentros sexuales. La exposición, titulada ¿Contra la naturaleza? ha sido todo un éxito en las dos semanas que se lleva exhibiendo, pero también ha provocado la ira de varios sectores y ha generado debate dentro de la comunidad científica y entre los propios homosexuales.

Como ejemplo del rechazo que generó entre algunos conservadores, voceros del museo cuentan que al poco tiempo de la inauguración, un cristiano radical dijo que los organizadores deberían ser quemados en el infierno. El objetivo de los expositores era rebatir el viejo argumento usado contra gays y lesbianas durante siglos de que la homosexualidad es algo que va en contra de las leyes naturales, ya que si ocurre con animales, que pase entre humanos no sería nada excepcional. En el museo aparecen imágenes de dos jirafas macho en posición de apareamiento, ballenas frotándose, hembras primates estimulándose entre sí y fotos de grupos de pingüinos en donde se resaltan varias parejas del mismo sexo.

La cosa no se detiene ahí. Según los realizadores, al menos 1.500 especies presentan comportamientos de este tipo y en unas 500 está suficientemente documentado. La lista es interminable e incluye aves, peces, mamíferos e insectos. Por ahí pasan perros, gatos, elefantes, delfines, caballos, varias especies de primates, canguros, loros, cisnes, cerdos, avestruces, libélulas, mariposas, conejos, rinocerontes, flamencos, escarabajos, cebras y un largo etcétera que no deja por fuera ni siquiera al rey de la selva.

Pero aparte de atacar la moralidad religiosa, el tema ha abierto un debate dentro de la comunidad científica. Geir Soeli, líder del proyecto, afirmó en rueda de prensa que la comunidad científica ha ignorado sistemáticamente la homosexualidad en animales. En declaraciones para el diario alemán Der Spiegel, Soeli afirmó que " los científicos clasifican el simple olfateo de un macho jirafa sobre una hembra como interés sexual, pero cuando un macho monta a otro, lo registran como una pelea territorial, porque lo que no debe ser, no puede ser".

Para Soeli y sus compañeros de trabajo, el impulso sexual es fuerte en todos los animales, y al igual que para los humanos, en estos "es parte de la vida. ¡Es divertido tener sexo!". Sin embargo, esa afirmación que parece tan sencilla no es compartida por el grueso de la comunidad científica, porque implica que los animales sienten placer. Enrique Zerda Ordóñez, profesor de biología y experto en comportamiento animal, de la Universidad Nacional, le dijo a SEMANA que "una pregunta interesante es definir qué es placer. Lo sabemos en términos humanos, pero ¿será que los animales no humanos tienen los mismos sentimientos? Hasta ahora la ciencia no ha podido demostrar con pruebas científicas serias que esto sea así o que los animales no tengan un equivalente al orgasmo humano". Marlene Zuk, profesora de biología de la Universidad de California, le dijo a esta revista que "los biólogos no tendemos a hablar de placer en los animales, principalmente porque es un concepto muy subjetivo y difícil de definir".

Y entonces, ¿cómo se explicarían estos comportamientos? Los biólogos tienen sus respuestas."No entendemos realmente este tipo de comportamiento, pero algunas ideas sobre su función incluyen la posibilidad de que sirve para mermar la tensión social dentro de un grupo", explicó Zuk.

Un ejemplo de esto son los bonobos, familiares de los chimpancés. Entre estos primates se observan conductas que en apariencia son muy similares a las humanas, pero que, según los biólogos, tienen otro significado. "En los monos bonobos sí hay rituales que simulan conductas sexuales entre machos y machos y hembras con hembras, pero se presentan para disminuir la agresividad dentro del grupo. Una especie de haz el amor y no la guerra", explica el profesor Zerda Ordóñez.

Así mismo, no es raro ver a un perro montando a otro perro, pero la explicación científica de este fenómeno está lejos de reconocer un idilio perruno. Se trataría de lo que se conoce en etología (ciencia que estudia la conducta animal) de 'falsas montas', y se presentan en muchos animales sociales. Son vistos como muestras de jerarquía y aseguran el dominio, ya que después de una lucha hay animales que se comportan como hembras para mostrar sumisión y apaciguar a su rival cuando han perdido. Lo que demostraría que en este tipo de monta no hay intención sexual es que no se presenta penetración.

Según la profesora Zuk, comportamientos que se describen como homosexuales entre animales también se pueden explicar cuando no hay una pareja heterosexual disponible. Esto habría ocurrido el año pasado en un zoológico alemán, cuando un grupo de pingüinos Humbolt machos fueron vistos copulando y empollando piedras. Estaban en cautiverio y no tenían hembras con las cuales reproducirse.

Parece imposible dar una explicación sobre las actividades homosexuales que sea satisfactoria y abarque todas las especies, ya que las conductas sexuales animales son típicas de cada una. El simple hecho de hablar de animales homosexuales es impensable para muchos científicos, y ocurre cuando se trata de dar explicaciones para fenómenos animales, partiendo de conceptos humanos. A esto se le conoce como antropomorfismo y es cuestión de incesante debate dentro de los círculos académicos. Uno de los ejemplos más conocidos de esto fue el programa Sexo Salvaje, del canal National Geographic, que partía de la base de la similitud de los humanos con los animales en materia sexual y que no todos los encuentros sexuales son puramente reproductivos. En él se presentaron capítulos en los cuales se mostraban a los homosexuales, transexuales y hasta travestis del reino animal.

Pero para muchos, la homosexualidad es algo eminentemente humano. Desde la biología, la sexualidad animal tiene una finalidad puramente reproductiva y no tendría sentido que una especie se vuelva homosexual, porque se extinguiría. Bajo esa óptica, los humanos son los únicos que han sacado al sexo de su función reproductiva y han logrado un control sobre el instinto.

Incluso, dentro de la misma comunidad homosexual hay quienes creen que la comparación de las conductas humanas con las animales no es afortunada. El reconocido activista gay Manuel Velandia le dijo a SEMANA que "la homosexualidad no sólo tiene que ver con los instintos, sino que también es algo cultural y político. Lo que hacen los seres humanos no es solamente genital, sino que tiene de por medio sentimientos. Uno no es homosexual por naturaleza, no tiene relaciones sexuales por instinto ni con cualquier persona".

Si los animales sienten placer o tienen sentimientos es algo que por ahora está sujeto a debate. Pero por lo menos, ellos no tienen que preocuparse pensando en salir o no del clóset.