Transbordador espacial Endeavour. | Foto: AP

CIENCIA

Se acerca el fin de la era de los transbordadores

Este miércoles, el transbordador Endeavour regresó de su último viaje al espacio. La misión del Atlantis, que comenzará el próximo 8 de julio, será la última de este tipo de naves. ¿Qué viene?

Juan Sebastián Sarmiento Sanchez
31 de mayo de 2011

Después de 30 años de funcionamiento, más de 130 viajes al espacio, una inversión total de 174 mil millones de dólares y cinco naves (Atlantis, Challenger, Discovery, Columbia y Endeavour) que abrieron al mundo las puertas del espacio, Estados Unidos se prepara para decirles adiós a sus transbordadores espaciales.
 
En la memoria quedan momentos lamentables como la desintegración del Challenger, a los 73 segundos de su lanzamiento el 28 de enero de 1986, o la destrucción del Columbia al reentrar a la atmósfera el 1 de febrero de 2003.
 
Pero también se recuerdan importantes hitos como la instalación y las labores de mantenimiento del telescopio Hubble y de la Estación Espacial Internacional (EEI), el primer viaje de un latinoamericano por parte de la NASA al espacio e incluso el primer viaje espacial de un robot humanoide.
 
Adiós al Endeavour
 
Tras un último viaje de 16 días al espacio, el Endeavour, el más joven de los tres transbordadores restantes de la NASA, sale de uso este miércoles con su regreso a la Tierra. Será enviado a un museo en California.
 
El transbordador, que recorrió 193 millones de kilómetros durante su vida útil, se desacopló el pasado domingo de la Estación Espacial Internacional casi a la medianoche, cuando sobrevolaba a más de 322 kilómetros de altura sobre Bolivia.
 
En su viaje final, la nave entregó a la Estación Espacial un detector de rayos cósmicos valuado en 2.000 millones de dólares que permanecerá ahí la siguiente década.
 
Tras su regreso, el Atlantis despegará una vez más el 8 de julio, misión que cerrará los 30 años del programa de transbordadores.
 
Así inició un era
 
El director del Observatorio Astronómico de la Universidad Sergio Arboleda, Raúl Andrés Joya Olarte, recuerda que la NASA requería conquistar el espacio después del programa Apolo (que llevó al primer hombre a la Luna). La única forma asequible para hacerlo era construyendo un laboratorio alrededor de la tierra que vino a tomar forma con la Estación Espacial Internacional (EEI).
 
Para esto la NASA necesitaba una especie de camión espacial que pudiera llevar los elementos necesarios para la construcción de la plataforma y que además sirviera para más de un viaje.
 
“El problema con Apolo -explica Joya- es que solo un 10% del total de la nave podía reutilizarse porque el resto se perdía en el espacio”.
 
Esto hacía que prácticamente se tuviera que construir una nave por cada misión. Algo insostenible si se tiene en cuenta que iban a ser necesarios cientos de viajes para la provisión regular de suministros a la estación espacial.
 
“Es aquí cuando la NASA construye una nave que es capaz de salir al espacio impulsada por cohetes, reingresar a la Tierra planeando y ser reutilizada al ponerle unos cohetes nuevos”, dice Joya.
 
El primero
 
John W. Young y Robert Crippen fueron los dos privilegiados tripulantes del primer vuelo de un transbordador al espacio. El 12 de abril de 1981, el mundo entero presenció cómo el Columbia despegó con éxito de la tierra.
 
En esta nave voló por primera vez un hispano al espacio, Frank Chang-Díaz, y viajó también un congresista de los Estados Unidos, ‘Bill’ Nelson.
 
Veintidós años después, y luego de lo que parecía otra misión exitosa, el transbordador emblema de la NASA con siete tripulantes se desintegró al reentrar a la atmósfera el 1 de febrero de 2003.
 
Por qué saldrán de servicio
 
La razón por la que no se continuó la construcción de más transbordadores es que la Agencia Espacial Estadounidense, dice el experto, se dio cuenta de que llevar carga (satélites, herramientas e insumos) y astronautas al mismo tiempo no era eficiente, porque los estándares de seguridad y los costos eran muy altos.
 
“Por eso se decide de ahora en adelante enviar a los astronautas por un lado y la carga por otro, porque son tantos los cuidados que se tienen que cuando se manejan dos estándares distintos de seguridad (carga y astronautas) resulta muy costoso y difícil cumplirlos. Todos recuerdan que ya se accidentaron dos de los cinco transbordadores que construyó la NASA”, asegura Joya.
 
Qué viene
 
Christopher Ferguson, comandante del transbordador Atlantis, aseguró al medio chileno La Tercera que “cuando el Atlantis vuelva, EE.UU. no tendrá capacidad propia de llevar a un hombre al espacio".
 
Sin embargo, asegura Joya, esto va a ser cierto por unos cinco o seis años hasta que la NASA tenga listas sus nuevas naves espaciales, mientras tanto tendrá que pedir la ayuda del gobierno ruso para poder llevar sus hombres al espacio.
 
A propósito, la agencia espacial estadounidense dijo estar trabajando en un nuevo vehículo para la exploración profunda del espacio, llamado Multi-Purpose Crew Vehicle (MPCV).
 
“Estamos comprometidos con la exploración humana más allá de la órbita baja de la Tierra y esperamos con ansias desarrollar la próxima generación de sistemas para llevarnos allá”, afirmó el administrador de la NASA, Charles Bolden, refiriéndose a las nuevas naves.
 
Con esto queda claro una nueva estrategia del gobierno estadounidense que consiste en dejar la exploración de la órbita baja de la Tierra a empresas privadas para concentrarse en el estudio del espacio profundo.
 
Para esto el Congreso ya ha aprobado, en lo corrido del año, US$ 850 millones para impulsar las iniciativas de cohetes privados, mientras que el presupuesto para crear un cohete propio bajó de 4.000 millones a 2.600 millones.
 
Los transbordadores en datos
 
• Tienen una vida útil proyectada de 100 lanzamientos.
 
• Cada uno está recubierto por más de 25.000 paneles térmicos o lozas que protegen a la nave de los casi 1.500 grados centígrados que alcanza en su reingreso a la Tierra.
 
• Pueden llevar una tripulación de hasta 7 personas.
 
• Tienen un gran tanque externo desechable de combustible que se libera 8,5 minutos después del lanzamiento.
 
• Cuentan con tres motores principales.
 
• Su capacidad máxima de carga transportada de ida es de 28.803 kg y de vuelta a la tierra de 14.000 kg.
 
• Se desplazan a una velocidad máxima de 27.875 km/h.
 
• Tienen una longitud de 37,23 m.