ECOLOGÍA

La serpiente que devoró a un cocodrilo entero

Una enorme serpiente ganó una batalla contra un cocodrilo en Australia al lograr devorar al animal entero.

Alianza BBC
4 de marzo de 2014

La pitón de tres metros de largo luchó con el cocodrilo durante varias horas junto a un lago en Queensland, Australia, frente a un varios observadores fascinados.


Las imágenes captadas en un teléfono muestran cómo la serpiente trata de enredarse alrededor de su presa antes de devorarla. Luego, se ve claramente la silueta del cocodrilo en el vientre de la constrictora.

"Increíble"

Tiffany Corlis, una escritora local, presenció la escena y tomó estas fotos.

"Fue increíble", le contó a la BBC. "Vimos a la serpiente luchando con el cocodrilo. Envolvió al cocodrilo para agarrarlo mejor y poner sus piernas fuera de acción [sic]".

"La pelea comenzó en el agua. El cocodrilo trataba de mantener su cabeza fuera del agua, pero la serpiente ya lo estaba estrangulando".

"Luego de que el cocodrilo muriera, la serpiente se desenroscó, se colocó frente al cocodrilo y empezó a devorarlo, comenzando por la cabeza", añadió Corlis.

La testigo dijo que le tomó unos 15 minutos comérselo. Según ella, la serpiente estaba "definitivamente muy llena" cuando terminó.

"No sé adónde fue después de eso, todos nos fuimos. ¡No queríamos quedarnos por la zona!", concluyó.




Mandíbulas flexibles

Otro testigo de la batalla, Alyce Rosenthal, dijo a medios locales que las dos criaturas pelearon por unas cinco horas y en los últimos tramos del combate parecían exhaustas.

"No es algo que uno vea todos los días", indicó.

Las pitones de agua de esta zona normalmente comen animales más pequeños. Los cocodrilos suponen una elección más rara y arriesgada, pero con una mayor recompensa: pasarán dos meses antes de que la serpiente necesite otra comida.

"Pueden tragar un cocodrilo, no hay problema, pero este puede defenderse, así que es una opción más riesgosa que una rata", dice Bryan Fry, especialista en serpientes de la Universidad de Queensland.

La pitones matan a sus presas envolviéndolas con su cuerpo y esperan a que esta exhale para apretar su abrazo y así restringir gradualmente su respiración.

Un estudio publicado en el 2012 en Biology Letters de la Sociedad Real británica sugirió que las serpientes pueden sentir el latido del corazón de sus víctimas, así que saben cuando su presa deja de respirar y pueden conservar la energía para el siguiente paso, que es tragarla.

En el 2005 en Florida, EE. UU., una pitón de Birmania de cuatro metros intentó tragar un caimán, pero explotó de forma espectacular, quizás porque era demasiado grande o porque le cortó una arteria.


Como las mandíbulas de las pitones no están unidas, son flexibles y pueden abrirse, lo cual les permite rodear presas más grandes que la serpiente misma.

Una vez que el animal está en su estómago, su sistema digestivo –que se cierra cuando no está comiendo– aumenta notablemente su ritmo metabólico, sus órganos cuadruplican su tamaño normal y secretan enzimas para descomponer la comida.

La pitón de Queensland se hinchará aún más en los próximos días mientras digiere, explica Fry. En dos semanas comenzará a hacerse más delgada y en tres, defecará una bola de calcio, ya que habrá absorbido las grasas y proteínas pero no el exceso de minerales de los huesos de su cena.

Polluelos de pato y marsupiales jóvenes son alimentos más comunes que un cocodrilo. Se conocen algunos casos de vacas pequeñas y ciervos, pero según Fry, los humanos están fuera del alcance de una pitón porque los hombros son demasiado anchos.

El estado australiano de Queensland alberga algunas de las serpientes más peligrosas del mundo, así como a cocodrilos de agua salada.