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GÉNERO

“Mis colegas no me tienen en cuenta”

Varias ejecutivas se quejan de que los hombres con quienes trabajan las excluyen de las reuniones importantes.

5 de agosto de 2014

En la medida en que más mujeres ocupan cargos directivos se están presentando más casos de discriminación sexual sutil en las altas esferas. María, una profesional de 45 años que trabaja en el campo de la publicidad, lo vivió en carne propia. Aunque ella no es la jefe de la compañía, sí tiene un cargo alto, al mismo nivel de responsabilidad que el de tres colegas, todos hombres. Hace poco observó que ellos hacen reuniones en las que toman decisiones importantes, pero a ella no la invitan.

“Cuando les pregunto por qué, me dicen que me vieron ocupada, que no querían molestarme y por eso no me llamaron”. Además de la incomodidad de ser excluida, le angustia mucho no saber qué hacer: si confrontarlos, hablarle a su jefe (que también es hombre) o ir a quejarse a la oficina de personal.

Otra profesional, esta vez una gerente de 40 años que también cuenta con mucha experiencia, tuvo una situación similar. Cuando el jefe no está, sus colegas hombres deciden los asuntos del día o de la semana de manera informal en reuniones a las que ella no es convocada. Ella ha decidido no hablar del tema pues cree que si queja se reirían.

Sofía, por su parte, siente ese mismo rechazo, aunque su problema no es que la excluyan de las reuniones sino que sus opiniones no son tenidas en cuenta. ¿Es paranoia? ¿Es sexismo? Para aclarar el tema, Semana.com habló con tres expertos. Esto fue lo que contestaron:

Isabel Cristina Jaramillo
Directora de investigaciones y doctorado en la facultad de derecho de la Universidad de los Andes

Sí, es discriminación y este tipo de casos ha sido reportado en estudios en Estados Unidos desde los años 70. Se trata de un tipo de discriminación muy sutil y se da en las circunstancias descritas, pero también en otras como, por ejemplo, salir a un bar o a otros escenarios donde por afinidad los hombres tienden a encontrarse, y allí tomar decisiones sin preocuparse porque la mujer del equipo esté presente. A veces el lugar de encuentro de los hombres puede ser el baño o un partido de fútbol o de golf. Todo esto tiene que ver con la manera como hombres y mujeres socializan entre sí, cada uno en colegios distintos y con patrones diferentes, aunque eso está cambiando.

Obviamente son comportamientos inconscientes que no se hacen con un plan de excluir, pero que muestran que en esta sociedad aún prevalece una cultura machista. La manera de proceder es argumentar bien el caso y establecer fecha y hora en la cual se hizo este tipo de reuniones de modo que el punto se pueda probar de manera sólida. Otra opción es interponer una tutela, aunque es un camino mucho más riesgoso. Está, además, establecer normas claras que aclaren que las reuniones para la toma de decisiones deben ser en horarios de trabajo y no en bares ni en horas extra laborales.

Ana Mendoza
Directora de la fundación Mujer y futuro

Es un caso de violencia simbólica que se caracteriza por ser muy sutil, pero igual es una forma de exclusión y de infravaloración que hace parte del modelo patriarcal. El feminismo ha logrado que se vean mal unas formas de violencia como la física, que les peguen a las mujeres, por ejemplo. Eso ya no lo hacen tanto porque hay una sanciones social y penal, pero siguen otras formas de violencia y a eso le llamamos el micromachismo, porque hay que tener una gran lupa para verlo. ¿Qué recomendaría? Que no se lo digan al jefe porque si es hombre, les dirá que están locas y desfasadas. Sí creo que hay que confrontar a los colegas, pero sin violencia verbal, simplemente con claridad. Les diría que mi opinión vale y la importancia de que yo haga parte de la toma de decisiones. Además, les diría que nadie puede decidir por uno. Ojo: no vayan a decir ‘yo siento que’, sino ‘yo pienso que’.

Mauricio Rodríguez
Exembajador, experto en temas de liderazgo

Cada vez noto menos machismo en Colombia, pero todavía se dan casos. Hay menos machismo porque las mujeres se desempeñan igual o mejor que los hombres en cargos muy importantes. Pero aún algunos hombres inseguros o débiles tratan de cerrarles las puertas o de limitar su ascenso. Mi recomendación es que hay que confrontar directamente a los que obstaculizan, para determinar si en realidad hay un problema de machismo o si la exclusión o rechazo se dan por otros motivos. Si no se logra resolver directamente el asunto, sí vale la pena acudir a instancias superiores. Pero, en general, la mejor estrategia es mostrar continuamente buenos resultados. Ante esa evidencia, es muy difícil bloquear a alguien, ya sea hombre o mujer.