CIENCIA

Sexo en el cerebro: el orgasmo altera la conciencia

Kayt Sukel, reportera de la revista Newscientist, participó en un experimento científico en el que tuvo que tocar sus partes íntimas mientras un escáner monitoreaba su cerebro. Los resultados podrían ser usados para combatir el dolor.

12 de mayo de 2011

La prueba hecha por la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, buscó identificar los mecanismos subyacentes a la excitación sexual con el fin de conocer a mayor profundidad el comportamiento del cerebro durante el orgasmo.

Los resultados revelaron que existe más de una manera para llegar al orgasmo pero también pudieron haber encontrado un nuevo tipo de conciencia que podría conducir a nuevos tratamientos para el dolor.

En el artículo publicado por la revista Newscientist se insiste en que a pesar de que el orgasmo es un fenómeno humano universal, pero no es mucho lo que se sabe sobre él.
 
Lo que hace más difícil encontrar posibles tratamientos para las mujeres anorgásmicas (que no pueden alcanzar el orgasmo en absoluto).

Barry Komisaruk, quien estuvo al comando del experimento, trabajó durante los últimos años en la relación que existe entre el orgasmo y un área del cerebro llamada la corteza prefrontal (PFC, por sus siglas en ingles). Esta zona está situada en la parte frontal del cerebro y se relaciona con la conciencia, la auto-evaluación y la opinión que se tiene de las demás personas.

Komisaruk, descubrió que la mayor activación del cerebro durante el orgasmo femenino se produce en la corteza prefrontal, algo no visto en estudios previos.
 
Sorprendentemente, esta zona se activa de igual manera en los individuos que pueden alcanzar el orgasmo solo mediante el pensamiento, lo que ha llevado a preguntarse si el PFC podría estar jugando un papel clave en la creación de una respuesta fisiológica de la imaginación.

Volviendo al experimento, se le pidió a Sukel que tocara su clítoris durante tres minutos y luego se le solicitó que se imaginara estarlo tocando. De forma asombrosa, las más de 30 áreas de su cerebro se activaron igualmente durante el contacto real que durante el momento en que lo estaba imaginando.

El PFC, sin embargo, mostró una mayor activación cuando Sukel imaginó el contacto con sus partes íntimas que cuando lo estaba haciendo realmente.

Contradictoriamente, según la publicación de Newscientist, estudios de la Universidad de Groningen en Holanda, habían encontrado que esta misma zona (PFC) se "desconecta" durante el orgasmo. En concreto vieron una desactivación en un área del PFC llamada corteza orbitofrontal izquierda (OFC).

Georgiadis sostiene que la OFC puede ser la base del control sexual y tal vez por solo ‘dejarse llevar’, por así decirlo, el orgasmo puede ser alcanzado. También, se sugiere que esta desactivación puede ser el ejemplo más elocuente de un "estado alterado de conciencia" y no se ve, hasta ahora, en ninguna otra actividad.

"No creo que el orgasmo apague la conciencia, pero la cambia (…) Cuando preguntas a la gente la forma en que perciben su orgasmo lo describen como una sensación de pérdida de control", declaró a Newscientist.

Los investigadores también creen que el orgasmo es un fuerte analgésico y que con un estudio de activación cerebral de las zonas que se involucran en ese momento se podría encontrar una nueva forma para manejar el dolor.

Kayt Sukel, la intrépida reportera que se le midió al experimento cree que puede haber una simple explicación de las discrepancias entre Georgiadis y la obra de Komisaruk que consiste en que puede haber diferentes caminos para llegar al orgasmo, ya que si bien los participantes en los estudios de Komisaruk se masturbaban hasta el orgasmo, los de Georgiadis fueron estimulados por sus parejas.

"Es posible que haya una diferencia entre alguien que trata de mentalizar la estimulación sexual a diferencia de una persona que recibe la estimulación de su pareja", dijo Georgiadis.