Sexo por computador

Los juegos eróticos por computador se han convertido en la opción para aquellos que buscan placer sin riesgos.

27 de septiembre de 1993

LA LLEGADA DEL sida y de sus devastadoras consecuencias inauguraron la era del "sexo seguro". Atrás quedaron las épocas en que se podían realizar con plena libertad las fantasías sexuales y todo por el riesgo al contagio del virus mortal. Pero mientras los científicos han pasado más de una década buscando infructuosamente una cura que permita convertir este planeta en un lugar sin peligros sexuales, algunos expertos en computación han centrado sus esfuerzos en crear un mundo electrónico donde los encuentros anónimos, el juego de la promiscuidad y de las fantasías sexuales no presenten peligro alguno.
El boom de los juegos eróticos se inició hace seis años en el Japón con una curiosa anécdota. Un pervertido sexual tuvo la idea de fotocopiar su pene al doble de su tamaño real y lo envió por fax a un taller de diseño donde sólo trabajaban mujeres.
Con esto, el japonés introdujo las llamadas obscenas en una nueva era, la de la computación. Y lo que vino después fue la sofisticación de aquella primera y rudimentaria experiencia.
Así llegaron los primeros juegos electrónicos eróticos. El primero de ellos fue Fujitsu Habitat, un mundo de fantasía reservado para lo otaku un grupo de japoneses que detestan el contacto físico pero son fanáticos de lo medios de comunicación. Se trata de una ciudad que simula tener una activa vida social en donde sus participantes se divierten acudiendo a una clínica para cambiar su sexo, asisten a bares y restaurante en donde puedan conquista a la pareja adecuada para pasar una noche y los más audaces frecuentan prostíbulo para pagar por los servicio de una prostituta.
Después del éxito de la red erótica en el Japón la ola llegó a Francia, en donde la firma Minitel decidió instalar el servicio "rosa", en el cual, me diante un teclado se puede controlas a hombres y mujeres digitales para realicen los más complicados actos sexuales. Pero fue con el Virtual Reality que el sexo por computador logró su mayor sofisticación. Con este sistema que funciona gracias a un par de gafas que llevan incorporada una pantalla, la persona se adentra en un mundo tridimensional y se convierte en uno más de sus personajes. Los movimientos corporales están monitoreados por sensores y le permiten desplazarse con libertad dentro de este mundo de erótica fantasía. Con esta innovación electrónica se han creado programas que permiten tener acercamientos sexuales con seres digitalizados. La escena se transforma en un verdadero acto sexual que el usuario puede controlar con sus propias manos. Ante el éxito de esta técnica, se inauguraron discotecas en California y en Tokio que utilizan los estímulos de la alta tecnología para crear un ambiente electrónico en donde ocurren turbulentas orgías computarizadas.
Sin embargo, nadie había llegado tan lejos como Stefan Arngrim, un experto norteamericano en computación que fue abandonado por su novia y, para consolarse, se inventó una versión electrónica y pornográfica en tercera dimensión de ella. La creación resultó tan parecida a la realidad y le brindó tal placer, que hoy por hoy Arngrim no quiere volver a saber de las mujeres de carne y hueso.