SEXO TELEFONICO

El teléfono se ha convertido en un medio más de la pornografía. Ahora la Corte Suprema de Estados Unidos ha decidido tomar cartas en el asunto<BR>.

2 de marzo de 1992

EMERALD TIENE UNA VOZ ENTRENADA para la sensualidad telefónica. Sus palabras parecen salir de una nube de almohadas perezosas. Habla despacio para quemar tiempo. Cada minuto de su conversación cuesta cinco dólares
-¿Cómo te llamas?, pregunta para romper el hielo.
El reportero da un nombre cualquiera. "Esta es la primera vez que llamo", dice el ingenuo principiante antes de preguntar cómo funciona el sistema de la línea caliente.
-"Esto es básicamente una línea de conversación", responde Emerald desprevenida. "Se puede hablar de cualquier cosa".
"¿De sexo?", pregunta en forma prosaica el reportero. Lo que sigue de la conversación es una espontánea explicación de las cosas que supuestamente le gustan a Emerald cuando hace el amor. Aunque las ha relatado miles de veces, esta parece que fuera la primera. Su voz refleja la timidez de una muchacha de 18 años cuando le confiesa al novio sus fantasías sexuales.
Pero Emerald no tiene 18 años ni es especial. Es una de las miles de mujeres contratadas por una industria de 5.000 millones de dólares anuales en Estados Unidos para explotar el sexo al oído.
Con sólo marcar 1-900 y a continuación un número, que generalmente está representado por una palabra insinuante (Hot Sex Secret), los norteamericanos pueden entrar a una concurrida zona de tolerancia llena de mujeres y homosexuales dispuestos a contar sus pecados por dos, cinco y hasta 20 dólares el minuto (14 mil pesos).
La industria del sexo telefónico, que por años ha luchado contra la fuerte oposición de movimientos moralistas, perdió una importante batalla la semana pasada. La Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos se negó a escuchar un último recurso de las compañias de línea caliente, presentado para evitar que se hiciera obligatorio que quienes quieran tener acceso a este servicio tengan que hacer solicitud por escrito a la compañía de teléfonos.
Ya no basta con estirar el brazo y marcar. Para proteger de la indecencia -según la Corte- a los menores y, de paso, los bolsillos de sus padres, la cosa se ha hecho más complicada, a decisión de la corte, dijo el abogado Joel Dichter -representante de cuatro compañias de "hot line"- "ha restringido si no destruido el acceso de los adultos a una libertad protegida y legal". Hasta que no quede en firme la decisión de la Corte, la libertad sólo afronta un leve obstáculo para quienes tratan de ejercerla sin tener la edad. Cuando se marca el número pornográfico, la operadora le pregunta al interesado su edad e inmediatamente le pide el año de nacimiento. Si hay dudas, lo más seguro es que no lo comunique con las "empleadas calientes".
Como cualquier zona de tolerancia, el 1-900 ofrece un variado menú de morbosidades con un amplio margen de precio, dependiendo del volumen del pecado confesado, si es en vivo o grabado y, por supuesto, del tiempo de conversación. Se aceptan tarjetas de crédito.
Algunos ejemplos de los pregrabados:
"Vivo solo en un enorrne edificio de apartamentos -dice una voz masculina-.
Voy con frecuencia a la "lavandería" del edificio, me robo prendas íntimas de mujer y..."
O esta otra: "Hola, soy un hombre de negocios de edad media. Nunca he tenido sexo con otro hombre, pero últimamente me he estado preguntando cómo sería tener sexo oral con un hombre mayor y..." La conversación sigue en la dirección que imagina el lector. También puede oír la cándida confesión de los pecados de amor de Sussy Simpson, la conejita de enero de Playboy, por tres dólares.
Otro de los servicios que ofrece el 1-900 es una galería telefónica de mujeres que dan su nombre, su número de teléfono y explican qué tipo de hombre están buscando. Pero para llegar a ellas, el cliente tiene que escuchar obligatoriamente propagandas de otros servicios telefónicos mientras recorre un laberinto de opciones.
Es el caso del 1-900 407 HOT (dos dólares el minuto): "Si quieres escuchar confesiones de chicas que cuentan cómo hacer el amor con la misma persona durante toda la vida oprima el número 1; si quiere grabar su confesión romántica oprima el 2; si quiere los teléfonos de chicas ansiosas por conocerte oprima elnúmero 3, ysiquiere regresar al menú general oprima el 4". Pero cuando el cliente selecciona una de las opciones no obtiene inmediatamente lo requerido.
Una voz de mujer pregrabada lo saluda por segunda vez y le da la bienvenida al servicio. Para el instante en que el usuario finalmente escucha la voz de la mujer que busca compañero han transcurrido por lo menos dos minutos.
"Hola, habla Kasandra. Soy una mujer negra. Tengo 33 años y mis hobbies son jugar pool y salir. Estoy interesada en un hombre negro o blanco maduro. Mi teléfono es..." Antes de oír los datos de la siguiente, el cliente tiene que escuchar un nuevo comercial. Esta vez es del 1-900 Twins, un servicio en vivo de dos mujeres que confiesan sus fantasías al mismo tiempo "por sólo cinco dólares el minuto".
El 1-900 es un invento que tiene 15 años. Pero no sólo sirve para tener acceso al más variado menú de preferencias sexuales. Con el mismo dígito se puede saber cómo está el clima en cualquier región de Estados Unidos o del mundo; escuchar chismes sobre los personajes del cine y la televisión; conocer el horóscopo y escuchar la voz de famosos de portistas contando sus récords. Para algunos, este servicio se ha convertido en un vicio. Es el caso de un sheriff del condado floridano de Broward, quien fue despedido el año pasado por hacer, desde el teléfono de su oficina, 500 llamadas en un lapso de dos meses, por valor de mil dólares.
El negocio de las llamadas morbosas se anuncia también por televisión. A partir de las 10 de la noche, y especialmente después de las 12, los canales son invadidos por mujeres semi desnudas que se pasan la lengua por los labios mientras la pantalla muestra el número en e] cual se puede hablar con ellas y escuchar "las más electrizantes fantasías sexuales".
"¿Usted ha visto esos comerciales?", preguntaba recientemente Ron Howard, el comisionado de Palm Beach. "Para mí están al borde de la prostitución y creo que mucha gente en el resto del país está de acuerdo conmigo".
Howard puede estar en lo cierto. Lo que no se ha considerado es que en un país donde la soledad produce miles de suicidios al año, el teléfono se ha convertido en un antidepresivo de primera mano. Miles de personas encuentran alivio al escuchar una voz al otro lado de la linea. No importa que sea una grabación y mejor si es la de Emerald diciendo que le encanta relajarse antes de hacer el amor y...