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Salud mental

¿Cómo saber si su hijo adolescente tiene depresión?

Los síntomas de este desorden mental pueden confundirse con los cambios de ánimo propios de la juventud. Estas son las nuevas guías para ayudar a identificar cuándo hay que acudir a un especialista.

11 de marzo de 2018

Los casos de depresión en jóvenes están aumentando y lo más preocupante es que muchos de ellos no están recibiendo la atención adecuada. Esto se debe, en gran parte, a que los padres no saben identificar el problema pues confunden sus síntomas con los cambios de ánimo propios de la adolescencia. Y cuando detectan alguno, no saben qué hacer al respecto. El estigma por otro lado, hace que los jóvenes que sospechan estar deprimidos nunca pidan ayuda.

Los expertos entienden que discernir qué es normal y que no en esta etapa de la vida puede ser difícil para los padres y para los propios jóvenes.  Por eso la Sociedad Americana de Pediatría en Estados Unidos actualizó sus guías para que sean los pediatras quienes en sus valoraciones médicas anuales adviertan estos signos en aquellos adolescentes mayores de 12 años. También sugiere a los médicos involucrar a la familia para emitir ese concepto.

Los síntomas de depresión adolescente no son muy distintos a los de los adultos. El problema es que se enmascaran con otras manifestaciones que son propias de esta época como la irritabilidad y tristeza. Pero si cinco o más de los siguientes síntomas se presentan durante dos semanas o más es importante poner atención: irritabilidad, menos interés o placer en la mayoría de actividades, ánimo deprimido durante la mayor parte del día, cambios de peso y de apetito, cambios en el patrón de sueño, fatiga o perdida de energía, sentimientos de culpa o de poca valía, cambios en la concentración y recurrentes pensamientos sobre la muerte.

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Los adolescentes no saben muy bien interpretar sus sentimientos y por eso cuando están deprimidos se vuelven más irritables que los adultos. También es frecuente que somaticen su tristeza y se quejen de manifestaciones físicas como dolor de estómago y de cabeza.

Hay que tener en cuenta que los niños tienen manifestaciones diferentes a las de las niñas. Si bien ellas se deprimen, lloran más y se encierran, son capaces de hablar de sus sentimientos. Ellos, por su parte, tienden a ser más agresivos, a romper o tirar cosas en su cuarto o involucrarse con las drogas o emborracharse.  Pero si hubiera que escoger un síntoma de todos, el más importante sería la dificultad para funcionar bien en los diferentes ejes de la vida, el colegio, la vida extracurricular o en sus relaciones y la inhabilidad para experimentar placer con las cosas cotidianas sin aparente causa.

Si hay sospecha, los expertos recomiendan a los padres tomar las siguientes medidas:

Pregunte: hable con su hijo sin ser crítico ni decirle que cambie de actitud. Hágale preguntas y escuche las respuestas sin juzgar, sino más bien validando sus sentimientos.

Hable con otros: coménteles a los amigos de su hijo, profesores y otras personas que interactúan a diario con él acerca de cambios de actitud que sean notorios.

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Consulte a un pediatra: estos especialistas pueden descartar que algunos de los síntomas tengan un origen físico, como un efecto secundario de algún medicamento o un problema de tiroides, la glándula que produce las hormonas. Si hay historia de alguna enfermedad mental en la familia no olvide comentársela.

Busque a un terapeuta: los psicólogos que hacen terapia cognitiva y se especializan en adolescentes pueden ser de gran ayuda. Este tipo de terapias cambia el comportamiento de las personas en corto tiempo y existe evidencia de que es efectiva. Pregunte en su círculo quién puede ser un buen profesional, y a la hora de escoger tenga en cuenta la opinión de su hijo.

No descarte al psiquiatra: Es posible que el problema del joven amerite una ida al psiquiatra, pues estos profesionales son los únicos llamados a medicar cuando se requiere. Además, la terapia y los antidepresivos son el tratamiento más usado para tratar la depresión.

Si habla de hacerse daño a sí mismo: Muchos jóvenes hablan de suicidio solo para llamar la atención, pero en otros casos lo dicen en serio. Teniendo en cuenta lo anterior, lo mejor es siempre tomar estos comentarios seriamente y consultar al médico tratante.

Considere ir a donde su propio psiquiatra: los padres por lo general también necesitan ver a un experto. Algunos recomiendan que sea alguien diferente al que ve a su hijo. Otros, creen que puede ser el mismo. Lo importante es que los padres controlen su propia salud mental frente al caso que viven.

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