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SALUD

Tener sexo le ayuda al corazón

Tener relaciones sexuales dos veces a la semana reduce el riesgo de infarto en un 50%, pero solo a los hombres.

16 de febrero de 2013

No se necesita tener un diploma en medicina para saber que la actividad sexual es un ejercicio bueno. Sin embargo, hasta hace poco no se sabía a ciencia cierta cuál era el beneficio del sexo frecuente en la enfermedad coronaria. Ahora, por primera vez los científicos cuentan con evidencia sólida para afirmar que hacer el amor por lo menos dos veces a la semana protege a los hombres de un infarto.


Susan A. Hall, y sus colegas del New England Research Institute, de Massachusetts, Estados Unidos, se embarcaron en un estudio para conocer el riesgo de la actividad sexual para el corazón, independientemente de si la persona tenía o no disfunción eréctil. Para la investigación siguieron durante 25 años a más de 1.000 hombres entre 40 y 70 años. Cada cierto tiempo se les pidió a los participantes responder un cuestionario para ver cuántas veces tenían relaciones sexuales, al tiempo que se les controlaban los niveles de hipertensión, colesterol y peso, que son factores de riesgo de infarto.  

Los investigadores encontraron que había un incremento del riesgo cardiovascular asociado a la disminución de la frecuencia de la actividad sexual reportada por estos hombres. Al compararlos con los que tenían entre dos y tres encuentros sexuales a la semana, aquellos cuya vida se limitaba a una relación al mes tuvieron un riesgo 45 por ciento mayor de infarto en el tiempo que duró la investigación. “Esto significa que la función sexual es un factor de riesgo independiente para enfermedad coronaria”, dijo Hall.

Según la experta, es posible que las personas con mayor interés en tener encuentros sexuales periódicos sean las más saludables. Pero la autora también cree que las faenas del amor son un ejercicio que demanda un gasto calórico importante que protegen el músculo cardíaco al generar cambios fisiológicos. 

Algunos, de hecho, equiparan esto a una sesión de ejercicios. Según los cálculos de James Muller, un cardiólogo del Massachusetts General Hospital, asociado a la Universidad de Harvard, para la actividad sexual en promedio se invierten entre dos y tres equivalentes metabólicos o MET, una medida que se usa para conocer el gasto de energía del organismo. Esta cifra puede subir a cuatro o más en el momento del orgasmo, lo que estaría al mismo nivel de subir escaleras. En comparación, caminar de manera pausada o hacer oficio en la casa apenas registra 2 MET. 

“La actividad sexual es protectora de la función endotelial (tejido que recubre las arterias) y equivale a tener una sesión de 30 minutos diarios de gimnasia”, señala Patricio López Jaramillo, endocrinólogo de la Clínica Carlos Ardila Lülle, de Bucaramanga. No obstante, para que se produzca el beneficio, señala el experto, el encuentro sexual no puede ser fugaz ni pausado sino extenso, movido y apasionado.  

También se sabe que las posiciones sexuales pueden influir en un mayor o menor gasto de calorías. Un trabajo publicado en la revista Archives of Internal Medicine mostró que la mayor inversión de energía bajo las sábanas para ambos se da cuando el hombre está encima de ella. Puede ir de 2,0 a 5,4 MET, dependiendo de las maromas que la pareja realice durante el acto sexual. 

Si es así, dice David Hicks, especialista en sexualidad del Royal Hallamshire Hospital en Sheffield, Inglaterra, con la actividad sexual se quemarían tantas calorías por minuto como cuando se camina rápido. “Usted recibe todos los beneficios del ejercicio: una dosis de endorfinas, aumento de la frecuencia cardiaca y movimiento de los músculos y las coyunturas”. Es como si la persona estuviera haciendo cardio en el gimnasio.

Otros, sin embargo, no creen que el beneficio se dé por el gasto energético sino por efectos secundarios de la relación sexual. El cardiólogo Enrique Melgarejo señala que las personas que practican sexo con frecuencia se benefician del coctel de hormonas que se liberan durante el coito, entre las que están las endorfinas, que, según él “dan una sensación de bienestar general que protege al organismo”. 

Melgarejo también cree que el sexo frecuente con una pareja estable da seguridad en el ámbito afectivo, lo cual proporciona mayor calidad de vida a la persona. Por eso, señala que estos beneficios se pierden cuando el hombre se da una canita al aire y se involucra con una nueva pareja sexual. “Los estudios han mostrado que cuando el sexo se practica con la que no es, se aumenta el riesgo de infarto por la carga emocional, el susto y la poca familiaridad que el acto acarrea”, dijo a SEMANA.

Estos estudios no han podido encontrar si el efecto protector también se da en las mujeres. Melgarejo señala que el escenario para ellas es un poco diferente pues después de los 50 años, con los cambios hormonales que provocan resequedad vaginal, ellas empiezan a desinteresarse en la actividad sexual. Por el contrario, los hombres, aún aquellos con disfunción eréctil, cuentan con ayudas como el Viagra para prolongar unos años más su vida sexual plena. 

Y es que corazón y sexo siempre han ido de la mano. Los síntomas de impotencia se consideran una señal de alerta de que las arterias coronarias podrían no estar en buen estado y que se requiere visitar tanto al urólogo como al cardiólogo. “La salud del pene habla de la salud del corazón”, dice López Jaramillo. Estos síntomas van desde eyaculación precoz e incapacidad para sostener una erección hasta imposibilidad de tener una relación. 

Según López Jaramillo, esta relación es tan directa que ya no hay necesidad de exámenes invasivos sino que con cuatro preguntas, entre ellas la frecuencia de relaciones sexuales, se le puede dar un diagnostico acertado al paciente. Hall opina lo mismo pero va aún más allá. “La habilidad de tener sexo debería ser un marcador de salud en general”, dice.

Aunque la premisa de los dos coitos por semana se aplica para toda la población, para Melgarejo hay límites. Las personas que están en riesgo de infarto por diabetes o hipertensión pueden tener una vida sexual frecuente en la medida en que esté supervisada por un especialista. Lo que se quiere evitar a toda costa es que el paciente consuma sildenafil (Viagra), una droga que está contraindicada cuando se está tomando nitrovasodilatadores.  

La edad también es otro límite pues “un señor de 72 años no puede tener orgías todos los fines de semana a punta de sildenafil porque va a aumentar su riesgo cardiaco”, asegura. También es importante aclarar que el sexo no reemplaza el ejercicio al aire libre y la dieta balanceada. De cualquier manera, si está teniendo al menos dos orgasmos por semana, lo más probable es que su corazón esté contento.

SALUD EN LA CAMA

El corazón no es el único que sale bien librado de una vida sexual plena. Estos son otros beneficios de la sexualidad en el organismo.
  • Un grupo de psicólogos encontró que las personas que tienen relaciones dos veces a la semana presentan niveles de inmunoglobulina A (IgA) un tercio más alto que sus pares más castos. La IgA es un anticuerpo que robustece el sistema inmunológico y mantiene las gripas a raya. 
  • David Hicks, un especialista en sexualidad del Hospital Royal Hallamshire de Sheffield, Inglaterra, halló que mientras más eyaculaciones tenga un hombre, ya sean producto de la masturbación o de un encuentro sexual, menor es la probabilidad de desarrollar cáncer de próstata.
  • Stuart Brody, profesor de la Universidad de Paisley, Reino Unido, publicó un estudio en el que muestra que la actividad sexual frecuente contribuye a bajar la presión arterial. Según el experto esto se debe a que durante el coito se estimulan muchos nervios entre ellos uno conocido como vago, que está directamente involucrado en la habilidad del cuerpo para autocalmarse.
  • Las hombres de 50 años que tienen orgasmos dos veces a la semana presentan 50 por ciento menos posibilidades de morir que aquellos que lo hacen apenas una vez al mes.