La vacuna no va a proteger de la aparición de un cáncer anal o cervical en un 100 por ciento porque hay otras condiciones propias de cada persona que en el desarrollo de un cáncer son importantes. | Foto: Archivo particular

SALUD

“El cáncer de cérvix es una enfermedad de transmisión sexual”

El de cuello uterino es uno de los carcinomas más mortales y que más afecta a las mujeres en el país. Un experto cuenta cómo se puede evitar y otros aspectos de la enfermedad.

12 de abril de 2017

Esta es una de las pocas neoplasias que se pueden prevenir a través de una vacuna y controles médicos frecuentes. Por eso, se espera que en los próximos 20 años las cifras de incidencia y mortalidad de este cáncer, que afecta en especial a los países menos desarrollados, disminuyan radicalmente.

Álvaro Guerrero Villota, oncólogo del Centro Imbanaco de Cali y profesor titular de Hematología y Oncología de la Universidad Libre de Cali, responde algunas de las preguntas más frecuentes sobre esta enfermedad.

SEMANA: ¿Por qué se insiste en que ninguna mujer debería morir por cáncer de cuello uterino?

Álvaro Guerrero: Hoy tenemos las herramientas para diagnosticar en estadios muy tempranos la enfermedad. La citología vaginal fue introducida desde comienzos de los años 40 en los Estados Unidos, entonces en casi ya 75 años hemos aprendido mucho de esta prueba que ayuda a detectar en un estado temprano y, por otro lado, la  mayoría de los estudios han mostrado una disminución de la incidencia y la mortalidad de esta enfermedad.

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SEMANA: ¿Qué otras formas de detección existen?

A.G: Tenemos la posibilidad de realizar la prueba del papilomavirus humano (HPV). Esta es más sensible que la citología vaginal para la detección de cambios histológicos de alto o bajo grado que lleven al desarrollo de un cáncer cervical. Sin embargo, el uso es limitado en mujeres jóvenes de 14 a 19 años ya que la prevalencia de HPV es cercana al 40 por ciento y la infección es transitoria. Si, sumado a lo anterior utilizamos la colposcopia, que es la visión directa con un aparato especial de lesiones en el cuello del útero, pudiéramos afirmar que ninguna mujer se debería morir de esta enfermedad porque su diagnóstico en estados iniciales es curable.

SEMANA: ¿A qué edades da este tipo de cáncer?

A.G: En cualquier edad, pero a partir de la segunda y tercera década de la vida comienzan a aparecer la mayoría de los casos. El promedio de edad es a los 40 años. En mujeres por  debajo de los 20 años es baja su incidencia aún en nuestro país, como también por encima de la 80 años.

SEMANA: ¿Qué síntomas produce?

A.G: El cáncer de cérvix es frecuentemente asintomático, es decir, que no produce síntomas. Esto hace que los controles médicos periódicos y la citología vaginal sean tan importantes. Cuando se presentan síntomas, los más frecuentes son sangrado vaginal escaso, irregular, sangrado poscoital, dispareunia, que es el dolor durante la relación sexual, descargas vaginales de secreciones de diferentes características. En estados avanzados, se puede presentar dolor pélvico, de espalda, estreñimiento, síntomas urinarios, pérdida de peso, anemia, etc.

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SEMANA: A parte de la transmisión sexual, ¿Qué otros factores de riesgo hay para cáncer de cuello uterino?

A.G: Adicional a la infección persistente del HPV, el inicio de la actividad sexual a edades tempranas y compañeros sexuales múltiples, aumentan el riesgo. Historia de infecciones de transmisión sexual como, por ejemplo, infección por chlamydia trachomatis, herpes genital, historia de otros cánceres asociados a HPV o inmunosupresión por el virus de la inmunodeficiencia y el estado socioeconómico bajo. Por otro lado, la edad temprana del primer embarazo y más de tres gestaciones aumenta el riesgo y esto, probablemente, es debido a la alta exposición a infección por HPV.  

SEMANA: Vacunar, ¿si o no?  

A.G:Tenemos cómo prevenir la enfermedad y la vacunación es fundamental. El papilomavirus humano (HPV) es un patógeno transmitido sexualmente que causa enfermedad anogenital en hombres y mujeres. Además, la infección viral persistente con genotipos de alto riesgo del HPV causa la mayoría de los cánceres de cérvix. Conociendo esto, se desarrollaron dos vacunas contra la infección por HPV: Gardasil y Cervarix, que fueron aprobadas por la FDA en Estados Unidos en el 2009 para la prevención de enfermedades relacionadas con HPV. Si sabemos esto, debemos realizar las campañas para el uso adecuado de la vacunación.

SEMANA: ¿Qué le dice a aquellos que no creen en la vacuna porque es insegura o poco efectiva?

A.G: La evidencia de su efectividad es suficiente, pero hay que conocer que en el desarrollo de una enfermedad hay otros factores propios de cada persona y que juegan un papel importante. De ese modo, no podemos asumir que porque ya nos vacunamos no tenemos que tener en cuenta esos otros aspectos que aportan a que una enfermedad se manifieste clínicamente. Lo reportado de eventos adversos seguidos a la inmunización por las entidades regulatorias del mundo como la CDC (Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los Estado Unidos), son similares a los de otras vacunas. Por lo tanto, la recomendación de la vacunación es una prioridad en nuestro país y más conociendo las condiciones socioeconómicas y de comportamiento sexual que existen acá.

SEMANA: Si las mujeres se vacunan, ¿deben continuar con los controles de citología o pueden descansar de ellos?

A.G: La vacuna no va a proteger de la aparición de un cáncer anal o cervical en un 100 por ciento porque hay otras condiciones propias de cada persona que en el desarrollo de un cáncer son importantes. Por esto, se debe continuar realizando controles médicos y citologías; esta debe ser una condición muy importante que expliquemos a todos los pacientes. Debemos conocer que la vacunación nos protege, principalmente, para los tipos del virus del alto riesgo como son los 16 y 18 .

SEMANA: En Colombia, ¿cuáles son los retos más grandes que tenemos frente a esta enfermedad?

A.G: La educación, o sea la promoción en salud, educación sexual y la responsabilidad frente a  conocer que el cáncer de cérvix se considera una enfermedad  de transmisión sexual por el HPV y, especialmente, los tipos de alto riesgo 16 y 18. Además, continuar con las campañas de citología vaginal con recurso humano calificado. Esos son los principales retos.