En el mundo hay 179 millones de hectáreas sembradas con semillas transgénicas de soya, trigo, maíz y algodón. | Foto: A.F.P.

POLÉMICA

¿Sabe usted qué es un transgénico?

En una discusión de nunca acabar todavía existe mucho desconocimiento sobre lo que son los alimentos genéticamente modificados.

23 de julio de 2016

El debate sobre los alimentos modificados genéticamente se reaviva de nuevo, todo por cuenta del último informe de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos que concluyó que los cultivos transgénicos no son nocivos para la alimentación ni para el medioambiente. A este reporte se sumó la carta firmada por más de un centenar de premios nobel de medicina, física y química, en la que acusan a Greenpeace de ser un obstáculo para solucionar el problema del hambre mundial y piden replantear su posición contraria a los alimentos genéticamente modificados (AGM).

La respuesta de ambientalistas y activistas anti-AGM no se hizo esperar y afirmaron que estos estudios y opiniones están viciados y sustentados en mentiras. Por un lado, sostienen que la Academia Nacional de Ciencias tiene un conflicto de intereses ya que muchos de sus miembros han tenido lazos con las grandes compañías que dominan la producción de transgénicos. Y por el otro, Greenpeace dijo que las acusaciones de los premios nobel son falsas, y mantuvo su oposición al uso masivo de transgénicos.

En medio de la discusión, la mayoría no entiende lo que significa la modificación genética. Según Paul Chavarriaga, investigador del Ciat, no se sabe lo que es un alimento transgénico y otro mejorado genéticamente, confusión que ha viciado el debate. Por lo general se tiende a pensar que si algo es mejorado genéticamente entonces es trangénico y por lo tanto malo. Pero lo cierto es que todos los científicos están de acuerdo es que el hombre lleva milenios haciendo modificaciones genéticas a animales y vegetales en su proceso de domesticación.

“La modificación genética de un organismo tiene que ver con un cambio que puede ser heredable a su progenie. Ese proceso es lo que el hombre ha venido haciendo desde hace 10.000 años, con el inicio de la agricultura, y hoy lo tenemos sistematizado gracias a la ciencia y la tecnología. No toda modificación genética es transgénica, pero esta se encuentra bajo el paraguas de la transformación genética”, afirma Víctor Núñez, investigador de Corpoica.

Ahora bien, un transgénico es una modificación genética en la que a un individuo se le introduce una característica específica mediante genes y a través de técnicas modernas como la biotecnoloía. Un ejemplo es la transferencia que se le hizo al algodón –que se cultiva hoy en Colombia– del gen de una bacteria, para que la planta produzca una proteína tóxica para un gusano que la ataca. Esta técnica, en la que los científicos juegan a ser dioses, es la que genera rechazo y críticas por una parte de la ciencia y la sociedad. Más, si detrás de estas creaciones hay patentes, exclusividad de uso, concentración de producción y un mercado de miles de millones de dólares.

Pero en medio de los miedos y expectativas que este tipo de técnica genera, lo fundamental para tomar posición en esta discusión es romper la idea de que los cultivos denominados tradicionales son más naturales que los transgénicos, pues en los dos el hombre las ha adaptado de una manera u otra. “Todos los alimentos que son consumidos a diario han tenido sucesivas modificaciones genéticas, ya sea a través de técnicas tradicionales, como la hibridación, o por biotecnología, como los transgénicos. Y de estos últimos hoy aún son pocos frente a los ‘tradicionales’”, dice Chavarriaga.

Incluso Núñez afirma que, pese a toda la polémica que hay en torno a si los transgénicos se deben generalizar o no, hasta ahora no son la gran panacea, pues han traído más beneficios para la agroindustria que para los consumidores,Y aclara que, por ahora, la modificación “tradicional de alimentos seguirá siendo la regla”.

Volviendo a los acontecimientos recientes, las posiciones en pro y en contra de los AGM, lejos de encontrar puntos en común, parecen distanciarse más y recurrir a las descalificaciones. Esto ha causado que la opinión pública haya tomado partido frente a la discusión sin tener a mano información veraz y pertinente. Es por eso que ambos bandos, antes de acusarse el uno al otro, deberían informar sobre lo que son o no son los transgénicos.