MEDICINA

Trasplante de pene para soldados heridos en combate

Las guerras generan una mutilación de la que nadie habla: el pene. Un grupo de científicos estadounidenses se prepara para trasplantar el órgano sexual a los militares que lo han perdido.

12 de diciembre de 2015

En diciembre de 2014, un joven sudafricano se convirtió en el primer hombre del mundo en recibir un trasplante de pene. Un equipo de médicos de la Universidad de Stellenbosch en Ciudad del Cabo y del Hospital Tygerberg, Sudáfrica, tardaron nueve horas en realizar el procedimiento a este sujeto que sufrió una verdadera pesadilla cuando se le complicó una circuncisión y perdió su órgano sexual. El joven logró recuperar las funciones de su aparato reproductor y recientemente se convirtió en padre.

Ahora, un equipo de médicos del Hospital Universitario Johns Hopkins (JHU, por sus siglas en inglés) se prepara para realizar un procedimiento similar en soldados heridos en combate que hayan sufrido lesiones en sus genitales, un tipo de trauma del que poco se habla por vergüenza. “Perder el pene o parte de los genitales es devastador. Esa parte del cuerpo está asociada fuertemente con la identidad y la hombría”, afirma Richard J. Redett, director de cirugía plástica, reconstructiva y pediátrica en el JHU.

Estas lesiones se conocen como Trauma Genitourinario (TG), e implican una pérdida parcial o total de los testículos, el pene y las funciones urinarias. Los soldados que las padecen son en su mayoría menores de 35 años y se estima que el 12 por ciento de las heridas de guerra involucran esta zona del cuerpo, según un estudio publicado en 2015. Muchos de los soldados perdieron su miembro por bombas caseras mientras patrullaban zonas de combate en Afganistán e Irak.

En Colombia, se calcula que los mutilados por esta causa son numerosos, dada la prolongada guerra y el tipo de armas utilizadas, especialmente las minas antipersonal. “Este tipo de lesiones son muy frecuentes. En el país ha habido casos de pérdida parcial o total del miembro viril por minas antipersonal o infecciones secundarias severas”, dijo a SEMANA William Quiroga, urólogo del Hospital Militar Central.

Aunque algunos cirujanos pueden crear un pene con tejidos de otras partes del cuerpo del mismo paciente, como hacen los transgeneristas, en ese tipo de procedimientos no es posible recuperar la sensibilidad y que el paciente pueda volver a tener una erección. Además hay mayor riesgo de infecciones. Por eso, los médicos del JHU afirman que la mejor solución para estos casos es el trasplante.

La intervención quirúrgica es delicada y toma unas 12 horas, según afirma Andrew Lee, uno de los médicos líderes del proyecto. El pene debe provenir de un donante joven, fallecido recientemente, y debe contar con la aprobación de su familia. Además es indispensable que los nervios y los vasos sanguíneos del órgano estén intactos para que sean conectados al paciente y suturados bajo un microscopio.

Una vez terminado el trasplante, su éxito depende de que los nervios vuelvan a crecer dentro del pene. Si todo sale bien, el paciente deberá esperar de seis a 12 a meses para recuperar completamente la sensibilidad, usar un catéter urinario durante las primeras semanas y tomar inmunosupresores de por vida. Según los médicos del JHU, el beneficiario desarrollaría las funciones urinarias y eventualmente la habilidad para tener relaciones sexuales y ser padre, tal y como ocurrió con el joven sudafricano. Esto sería posible si el trasplante es solo del pene y no de los testículos, de tal forma que el paciente podría concebir naturalmente en el futuro.

El objetivo es lograr que el paciente recupere su función genitourinaria. Pero los médicos advierten que el procedimiento es riesgoso y el paciente que se someta no debe tener expectativas muy altas. Sin embargo, las 60 cirugías que van a realizar en el JHU en 2016 servirán para probar qué tan exitoso es este procedimiento. También se prevé que en el futuro pueda hacerse con órganos creados en laboratorio a partir de células madre del mismo paciente.