| Foto: INGIMAGE

RELACIONES DE PAREJA

Ellos sufren menos las 'tusas'

Expertos explican por qué a las mujeres les toma más tiempo rehacer su vida luego de una ruptura amorosa.

2 de noviembre de 2013

Ximena, una arquitecta de 38 años con dos hijos, vive hoy una situación agridulce. Después de dos años separada volvió a enamorarse de un hombre. Pero lo que parecía una nueva ilusión en su vida se ha complicado debido al compromiso que ella tiene con sus pequeños. 

“No quiero presentárselos todavía por temor a que esta relación fracase como mi primer matrimonio. Solo nos vemos cada 15 días cuando ellos están con el papá. Pero eso a mi novio le molesta. Nos dimos una tregua porque él dice que una mujer divorciada y con hijos es una cola muy grande para un soltero”, dice.

En contraste, ella misma cuenta que el duelo de su exesposo solo duró seis meses y al cabo de un año de la ruptura él ya estrenaba apartamento, se había vuelto a casar y tenía un bebé en camino. “A veces, creo, para ellos es más fácil rehacer su vida”, dice ella.

Un fracaso sentimental genera profunda tristeza en ambos miembros de la pareja. Pero estudios recientes muestran que la intuición de Ximena es correcta y a la hora de seguir adelante los hombres lo hacen más fácil y pronto que las mujeres. 

Un sondeo realizado por el sitio web loveagain.com entre 1.500 adultos mostró que al 40 por ciento de las mujeres les toma más de un año regresar al mercado sentimental, mientras que el 39 por ciento de los hombres apenas necesita entre uno y tres meses para pasar la página y seguir adelante. “En algunos casos el duelo de los hombres es dos y hasta tres veces más rápido”, señala el psicólogo Diego Castrillón.

A la psicóloga Isa Fonnegra no le extrañan esas cifras, pues en su consulta ha podido confirmar que por diversas razones los hombres tienen más facilidad para hacer borrón y cuenta nueva después de divorciarse o incluso de enviudar. “Las necesidades de ellos son más inmediatas y la cultura fomenta que reconstruyan su vida. Les dicen: ‘camine le presento una vieja’”, señala la experta. Las mujeres quedan con una carga emocional más grande que les impide mirar al futuro.

Entre las necesidades inmediatas de los hombres está calmar su soledad. Pepper Schwartz, profesora de Psicología de la Universidad de Washington, argumenta que los hombres no saben estar solos. Generalmente la novia o la esposa les da ese apoyo emocional y al faltar esa figura pierden todo ese sustento. 

“La presión de manejar las emociones los lleva a buscar a otra que les ayude con eso”. Las mujeres, por el contrario, tienen una red social más extensa y son más proclives a acudir a un psicólogo. “Por eso no tienen esa urgencia de tener otra relación”, dice.

Los expertos señalan que los hombres son más simples, pragmáticos y arriesgados. En estas circunstancias se les da permiso de sentir rabia, pero no tristeza. En cambio, a las mujeres se les da el espacio y el tiempo necesarios para que lloren al ex. 

Dicen los expertos que las mujeres necesitan tiempo para pensar y digerir lo que sucedió, especialmente si el rompimiento fue sorpresivo. Además, según la psicoanalista Geraldine Scioville, con los duelos amorosos se pone en juego toda la historia afectiva de la mujer y reconstruirla le toma mucho más tiempo que a los hombres. Para Castrillón, el duelo femenino es mucho más profundo porque las mujeres tienen dos ámbitos muy importantes, el emocional y el laboral, y cuando uno de ellos falla deben replantearse media vida. 

Los hombres, por el contrario, “ponen los huevos en varias canastas”, dice Castrillón, porque tienen muchos frentes de interés y el afectivo es apenas uno de ellos. “Si tienen un fracaso amoroso, se refugian en algunos de sus pasatiempos”, dice. Para la psicóloga María Elena López, las mujeres piensan demasiado y se hacen más reflexiones morales sobre la conveniencia de salir con uno o con otro. Esto se debe en parte a que su autoestima se vulnera y se les dificulta confiar en sí mismas.

Lo anterior no quiere decir que los hombres no sufran con sus fracasos amorosos. De hecho, un estudio realizado por Robin Simon de la Universidad de Wake Forest encontró que, cuando la relación está en problemas, ellos son los más golpeados. Un factor que explica este hallazgo es que las mujeres administran su tristeza emocional de diferente manera. Mientras ellas lloran y sobreviven a cada etapa del duelo, ellos prefieren ahogar sus penas con el trago. 

En el libro Why We Love, la antropóloga Helen Fisher señala además que los hombres tienen menos lazos afectivos para confiar sus tristezas, por lo que una vía de escape es reanudar las parrandas con sus amigos. “Pero detrás de esa máscara de fortaleza hay un sufrimiento psicológico y físico”, señala. Las mujeres se deprimen, pierden peso, dejan de dormir, no se concentran pero, sobre todo, les gusta hablar a diestra y siniestra sobre sus cuitas de amor. Esto puede tener un efecto bumerán, pues si bien desahogarse ayuda, el recuerdo constante del ex crea un fantasma que no las deja seguir adelante.

A pesar de todo este sufrimiento, los expertos dicen que ellos aceptan más rápido que la relación se acabó. “Ellas, por el contrario esperan el milagro”, dice Castrillón, aunque aclara que todo depende de cómo se produce la ruptura. Si ambos ven venir la separación, es probable que la pareja haga el duelo antes de ponerle el punto final al vínculo. Pero cuando a la mujer le toma por sorpresa y, por ejemplo, él se va con otra, con frecuencia ellas esperan que su ex se desilusione de esa mujer y regrese. “Las mujeres necesitan saber que hicieron hasta lo último para salvar esa relación”, dice.

Además de un duelo largo, a las mujeres les afectan otros factores según la edad en que queden solas. Entre los 30 y los 50 años es difícil rehacer la vida sentimental con otros porque son separadas y con hijos y muchas veces prefieren invertir su energía en sacar adelante a su prole.

En estas circunstancias, salir con un hombre es un asunto que piensan dos veces porque “temen que las vuelvan a aporrear”, dice Castrillón. También quieren mantener una buena imagen con sus hijos y solo se arriesgarían a presentarles un novio cuando estén muy seguras de la solidez de esa nueva relación. El otro factor es que el universo de hombres disponibles es mucho menor después de los 30. 

Claudia Gómez, directora del departamento de demografía de Profamilia señala que en Colombia hay más mujeres que hombres porque nacen menos niños y en el trascurso de la vida ellos mueren más. Es una relación de 52 a 48. Según Castrillón, la edad de mayor escasez de hombres libres se da entre los 30 y 40 porque la mayoría se ha casado. 

De los 50 en adelante hay más divorciados pero el problema en esa etapa es que estos hombres tienen un universo más amplio de donde escoger nueva pareja, pues culturalmente se les permite salir con mujeres incluso 15 años más jóvenes que ellos. Esto los lleva muchas veces a pasar por alto a las mujeres mayores de 50.

“Muchas separadas no salen sino con hombres de su mismo estatus y edad lo cual reduce las posibilidades, mientras que ellos están dispuestos a salir con más jóvenes y de otras clases sociales”, dice López. A esta edad, además, muchas mujeres han ganado una independencia y, aunque tienen pretendientes, no están dispuestas a cederla por un romance. 

Para López, el hecho de que los hombres superen el duelo pronto no garantiza que lo hagan bien. Ha visto casos en los cuales los hombres fracasan en sus nuevas relaciones por apresurarse a pasar la página sin hacer la debida reflexión. 

“Es curar mal la herida y tarde o temprano esos asuntos no resueltos salen a flote en otras uniones”, dice. Esa es la historia de Gabriel y María, una pareja que se separó porque él se enamoró de otra. A los dos años, cuando iba a firmar el divorcio, salieron a flote los sentimientos de tristeza que él nunca elaboró, así como dudas de si había dado el paso correcto. Llorando le pidió a su futura ex que reconsideraran la decisión. Pero ya era demasiado tarde.

Por eso, el consejo que López ofrece es diferente para cada sexo. A las mujeres les pide que hagan duelos menos largos. Aunque no hay un tiempo límite, no cree necesario que pasen dos años para que una mujer vuelva a apostar en el juego del amor. A los hombres les aconseja todo lo contrario: no hacer duelos tan rápidos y superficiales, sino dedicar un tiempo a pensar en su relación y por qué fracasó.