UN DILEMA DE PESO

UN NUEVO ESTUDIO MUESTRA QUE LA PERDIDA DE PESO EN LAS MUJERES DE MAS DE 50 AÑOS PUEDE HACERLAS MAS PROPENSAS A LA FRACTURA DE CADERA.

8 de julio de 1996

En la salud las buenas noticias casi nunca duran. En los últimos años la avalancha de investigaciones científicas ha llevado a pensar a la gente que todo lo que aparentemente es saludable un día, se convierte el otro en amenaza para el organismo. Es lo que ha ocurrido con el nuevo estudio sobre los riesgos que existen para las mujeres cuando bajan de peso a partir de los 50 años. Durante muchos años de su vida las mujeres batallan arduamente para perder peso. Algunas finalmente logran controlar su apetito y ser más disciplinadas en la alimentación cuando empiezan su tercera edad. Ahora los expertos dicen que en ese momento ya puede ser tarde y peligroso. El estudio realizado por el Instituto Nacional del Envejecimiento (National Institute of Aging) ha descubierto que las mujeres que pierden mucho peso a partir de los 50 años aumentan el riesgo de tener fracturas en las caderas. La razón, explican los científicos, es que la dieta a esa edad hace que el hueso pierda su densidad, lo que a su vez ocasiona que sea más propenso a desarrollar osteoporosis, una apreciable pérdida de la masa ósea que generalmente viene con la edad. Cada año 250.000 mujeres americanas sufren fracturas en la cadera, en la mayoría de los casos como resultado de una caída. Pero lo que predispone a la fractura es casi siempre la osteoporosis. El nuevo estudio, publicado el mes pasado en The Archive of Internal Medicine, hizo el seguimiento a 3.683 mujeres de más de 67 años. Los investigadores les preguntaron cuánto peso perdieron cuando tenían los 50 y cruzaron su historial con la incidencia de las fracturas en ocho años. Todas las mujeres en el estudio que perdieron 10 por ciento o más de su peso desde que tenían 50 años, aumentaron las probabilidades de una fractura en la cadera. Y a juzgar por los resultados, ninguna contextura las favorece. Las probabilidades son más altas en las espigadas o delgadas. Una mujer con estas características que pierda cinco libras tiene el doble de riesgo de sufrir una fractura. Aun las más pesadas doblan también el riesgo si pierden 10 por ciento o más de su peso. Se sabe que la mujer espigada es la que más riesgo corre de tener este tipo de fracturas. La razón más obvia es que tienen una menor masa ósea y menos niveles de estrógeno, la hormona que ayuda a mantener esa masa. Pero ahora los investigadores creen que el peso perdido después de la menopausia es un factor de riesgo independiente de la baja densidad de la masa ósea. El estudio no entró en detalles del por qué las mujeres analizadas habían perdido peso, pero otras investigaciones demuestran que la mujer menopáusica pierde peso no sólo porque se pone a dieta, sino porque sufre enfermedades como cáncer, afecciones en los pulmones y artritis reumatoidea. La incidencia del peso es tan pronunciada, según el estudio, que los investigadores están recomendando a los médicos que le sigan el rastro al historial del peso de las mujeres mayores al evaluar sus riesgos de fractura en la cadera, lo cual además permitirá tomar medidas preventivas. Algunas mujeres obesas después de los 50 pensarán que esta es una buena razón para seguir comiendo. Pero el laberinto científico es más complicado de lo que ellas piensan, pues la obesidad aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas que matan a más mujeres que las fracturas de cadera.