UN MUNDO FELIZ

La viuda de Aldous Huxley, publica libro de recetas para vivir mejor

11 de mayo de 1987

El ser humano es un transformador constante de energía a varios niveles. Al nivel físico, transforma el aire, el agua y la comida en sangre, huesos, músculos y todo lo demás. En el nivel intelectual, transforma la información recibida, que es procesada de acuerdo con la personalidad del individuo; a nivel emocional, transforma los sentimientos traduciéndolos a su manera particular, particularmente los que no son satisfactorios. Sobre estas bases, la viuda del famoso filósofo y escritor inglés Aldous Huxley, ha publicado en Estados Unidos un libro de recetas para mejorar las relaciones interpersonales y el desempeño en la vida.
Al contrario de lo que hacen muchas señoras connotadas, que publican libros de recetas internacionales, regionales o aun familiares, pero todas de cocina, o perdón, de gastronomía, la señora Laura Archera Huxley resolvió salirse del común y producir su propio libro de recetas, que poco o nada tienen que ver con la cocina, a no ser porque algunas de ellas pueden practicarse en esa parte de la casa.
"En todos los rincones del Universo, el principio de transformación de la energía está trabajando", dice la señora Huxley. "Y los seres humanos son sus más prodigiosos transformadores". La energía neutral, que flota por todos los vericuetos de la existencia, puede tomar las más variadas formas, y fluír por todos los caminos. Como elementos de una cadena infinita de acciones y reacciones, los hombres, para la señora Huxley, tienen contacto a todos los niveles de su existencia con la energía, que ejerce una influencia decisiva sobre ellos. Si la energía es manejada en forma apropiada, el desempeño del hombre será mejor en todos los aspectos de su vida.
El título del libro, del que para bien o para mal no se dispone aún traducción al castellano, se refiere precisamente a que los efluvios negativos de la energía que flota no tienen nada que ver con nadie en particular. "You are not the target", usted no es el blanco. Cuando el jefe amanece de mal genio, generalmente no es con usted. Cuando el cliente se disgusta porque no hay zapatos de su talla, el problema tampoco necesariamente es con usted. Entre los eslabones de esa cadena infinita de transformación de energía, en más ocasiones de lo que se cree, la parte negativa alcanza a las personas que menos tienen que ver con el problema.
Sobre la base de que es "irreal y dañoso" separar la mente del cuerpo, las recetas de la señora Huxley enfatizan la necesidad de localizar las emociones en las partes del cuerpo más afines, según cada sujeto, con ellas, para permitir liberar físicamente la energía encapsulada en la emoción.
Son treinta y tres recetas, descritas debidamente, pero sin un orden específico ni una secuencia determinada, la que debe ser dispuesta por cada persona según sus necesidades. Los ejercicios no son solamente mentales sino, en muchos de los casos, fisicos y definitivamente insólitos. Los caminos que sigue la energía son extraños, por lo que parece.
La primera receta se llama como el libro, y está diseñada para matar dos pájaros de un tiro: por un lado, transformar la energía de una emoción negativa en una acción muscular, y, por el otro, con la acción muscular embellecer la parte del cuerpo que se desee. He aquí la receta:
- Convénzase de que usted no es el blanco.
- Decida cuál parte de su cuerpo quiere usted embellecer o mejorar.
- Contraiga la parte escogida de su cuerpo hasta que encuentre un ritmo confortable .
- Ahora, reviva un momento desagradable, y mientras usted siente el rayo de energía negativa volando hacia usted, inmediatamente conviértalo en esa contracción rítmica escogida previamente.
Bailar desnudo al ritmo de la música, no es necesariamente una sugerencia indecorosa. Es otra de las recetas de la señora Huxley, quien recomienda, de todas maneras, hacerlo en la intimidad. Hela aquí:
- Decida el título de su baile.
- Escoja la música.
- Al ritmo de la melodía, quítese la ropa. Cón cada pieza de vestido, expulse una restricción, una convención, una máscara impuesta por los demás o por usted mismo.
- Sepa bien lo que cada pieza de ropa representa, nómbrelo, sienta que usted está libre de ello.
- Baile. Hágalo libremente, sin timidez, si quiere cantar, hágalo. Haga lo que sienta y sea lo que sienta. Esta es su danza, su creación, su liberación.
Otra receta se llama "Libertad de las burbujas". Sirve especialmente para aliviar el mal sabor que dejan las pequeñas y grandes dificultades de la vida cotidiana. Se recomienda también como un excelente medio de refrescarse y embellecerse. Aquí está, resumida:
- Tome un platón de agua fría, tan grande como para que su cara quepa en él, y ponga unos cuantos trozos de hielo.
- Llene un cubo con agua bien caliente, para sus pies, en donde quepan hasta las rodillas.
- Mientras prepara las cosas, piense en lo que le está ocasionando problemas, no trate de entenderlo o de razonar sobre él, simplemente, recuérdelo, siéntalo, vivalo.
- Mantenga su problema en la cabeza mientras se quita los zapatos y las medias y mientras pone el platón de agua fría en una mesa y el cubo de agua caliente en el suelo.
- Meta los pies en el agua caliente, ojalá hasta las rodillas.
- Tome aire, mantenga la respiración y meta la cara en el agua helada. Relájese y deje salir su aliento por entre el agua, haciendo burbujas. No olvide seguir pensando en lo que le molesta.
- Al dejar salir las burbujas, con ellas estará saliendo toda su irritación, su silencio frustrado, su protesta justa. Las burbujas estarán hablando por usted.
- Repita el procedimiento tantas veces como fuera necesario.
- Si siente que quiere llorar, hágalo.
- Pero si siente que lo que hace es muy cómico, ría libremente.
- Ahora puede decirle adiós a lo que le tenía en estado de tensión.
Si sobrevive a la anterior prueba, es posible que la siguiente esté hecha para usted. Según afirma la señora Huxley, "fue inspirada por un famoso hidroterapeuta y sanador, el padre Sebastián Kneipp, quien usaba el agua de modo ingenioso para curar a sus pacientes. No conozco nada igual a esta receta". Cuando se conocen sus detalles, no hay más remedio que estar en un pleno acuerdo con la señora Huxley sobre su última afirmación:
- A la hora de acostarse, prepare todo para irse a la cama y dormir. Ponga las luces en el tono adecuado y algunas mantas de más en la cama.
- Tome una confortable ducha, o si es posible, un baño de tina.
- Al salir del agua, sin secarse, póngase rápidamente el pijama, apague las luces (con el cuidado de no electrocutarse) y métase entre las cobijas, empapado como está, tapándose completa y cuidadosamente hasta la cabeza, "como si estuviera en un capullo".
- Duérmase .
Según dice la autora, el sueño que sobreviene es extraordinariamente profundo, suave y tibio. No cabe duda que la originalidad es la nota predominante en las sugerencias que hace la señora Huxley, y que su marido, el gran filósofo, debió poner en práctica muchas de ellas, particularmente meses antes de su muerte, la que debió sobrevenirle sin asomo de amargura. Pero la mejor receta de la señora Huxley resume la actitud que parece ser la mejor ante las dificultades que tiene la vida: no tomarse a sí mismo, demasiado en serio.