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Una dosis de 'costeñol'

Aunque en Colombia muchos tengan la idea de que los costeños se comen las letras o hablen a millón, cada vez son más los extranjeros que van a la Costa caribe colombiana a aprender español, o mejor 'costeñol'.

1 de agosto de 2004

La costeñidad ha sido la fórmula que han optado las universidades Tecnológica de Bolívar y del Norte de Barranquilla para hacer diferentes sus programas de español. Una receta que no sólo les ha dado resultado sino que al final termina por encantarles a los extranjeros que cambian su forma de ver a Colombia y al Caribe. El Caribe del 'costeñol' y el arroz con coco.

Por eso como parte del aprendizaje se les enseñan reglas de 'costeñol' para que les sea más fácil entender la rapidez y la forma de hablar de la gente del Caribe colombiano. Los profesores enfatizan en la más importante, la que describe cómo los costeños golpean las palabras, es decir, cuando una palabra tiene dos consonantes seguidas se les explica que se suprime la primera y se duplica la segunda. Por ejemplo, en vez de Cartagena deben decir 'Cattagena'.

A Stan Green, un californiano de 40 años, las clases de costeñidad fueron las que más le gustaron. "En México no entendía lo que decían, aquí es diferente". Stan se defendió en Cartagena como cualquier cartagenero y al finalizar el curso ya podía decir con gracia "se formó el bololó", "tengo filo (hambre)", "estoy mamando gallo" o "estoy con el ojo largo".

En términos generales, las únicas referencias que habían tenido estos extranjeros que estudiaron durante un mes español como segunda lengua en el Caribe colombiano siempre habían sido las mismas: violencia, secuestros y drogas. "He visto más drogas en muchas plazas de ciudades europeas que aquí", señala Lina

Parikh, una norteamericana descendiente de hindúes que a pesar de las advertencias le gusta tomar riesgos. Ella está descrestada con la arquitectura de Cartagena. "Es la ciudad más hermosa que he visto sobre el Caribe. No sólo es bonita; también, tranquila".

Esa tranquilidad y los encantos de Cartagena han sido los ganchos para posicionar el programa de español de la Universidad Tecnológica de Bolívar, que este año ha traído unas 32 personas de países como Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, Alemania, Suecia, Canadá, Islas Vírgenes Británicas, Italia, Francia y Finlandia. Como lo explica María Fernanda Morales, jefe del Open Access Language Center de la Tecnológica, la diferencia con otros cursos de idiomas está en que "el nuestro los introduce a la cultura Caribe y cartagenera, en las clases les enseñan las tradiciones, dichos, se hacen muestras culinarias, clases de literatura colombiana y música, lo que les permite interactuar en la ciudad libremente".

El experimento, que en principio se llevaba a cabo durante las escuelas de verano, se volvió permanente y ahora en todo el año se ofrecen cursos que duran de una a cuatro semanas.

Para la Universidad del Norte, de Barranquilla, esta es la sexta versión del intercambio idiomático con la Universidad de West Indies de Jamaica y la consolidación de su programa de español como segunda lengua. La Universidad de West Indies es una institución pública que cuenta con campos universitarios en tres países del Caribe angloparlante.

La Uninorte se ha enfocado en estos estudiantes de la cuenca del Caribe angloparlante, y con el apoyo del Comité Regional de Educación Superior (Cres-Norte) se ha desarrollado un programa que enseña español combinado con fonética, expresión oral y cultura barranquillera con el que se ha capacitado más de 150 personas entre estudiantes y docentes de la región Caribe y de otros países de Europa y Norteamérica. Este año 13 estudiantes jamaiquinos estuvieron durante un mes en Barranquilla.

En el programa de la Universidad del Norte el tema cultural, más que un asunto folclórico, ha sido tomado bien en serio. El pénsum incluye clases de danzas como mapalé y cumbia. Para saber si aprendieron algo de costeñidad, uno de los exámenes al finalizar el curso consiste en presentar ante toda la universidad una comparsa carnavalera.

Muchos de los estudiantes -en su mayoría profesores de español en Jamaica- llegaron atraídos por la riqueza cultural y literaria de Barranquilla, como Karen Plummer, especialista en literatura latinoamericana y quien tiene a Gabriel García Márquez como la mejor referencia de las letras de Colombia.

Ha sido la cercanía cultural del Caribe colombiano la que ha permitido que el programa con la West Indies continúe. Para Damon Hanlan, un estudiante de 27 años que tiene dos títulos de las universidades de Georgetown y Yale, Barranquilla es tan caribe como Jamaica. "Son abiertos y festivos", dice.

Freddy Patiño, coordinador del intercambio, señala que para los jamaiquinos que vienen a la Costa ha sido una experiencia cultural diferente, en algunos casos porque no sienten el racismo que en cierta forma viven en su país. "Que un blanco les sirva la mesa es algo que no pasa en Jamaica", indica Patiño. Es así como muchos de estos estudiantes vienen para aprender español y se llevan un pedazo de la cultura del Caribe y de paso se convierten en embajadores anónimos de Colombia.