La vacunación siempre ha sido un acto voluntario. En algunos casos es crucial que las personas lo hagan para evitar la propagación de enfermedades contagiosas.

PREVISIÓN

Vacunarse o no

Un fallo de la Corte Constitucional dejó en claro que la inmunización no puede ser obligatoria. Pero las autoridades sanitarias se preocupan por los riesgos que eso implica para la salud pública.

2 de septiembre de 2017

En 1796 Edward Jenner inventó la primera vacuna contra la viruela y con ello cambió la historia, pues marcó el camino para desarrollar otras contra enfermedades epidémicas que amenazaron durante siglos a la humanidad. Hoy la vacunación y su obligatoriedad se han convertido en materia de fuertes debates éticos y legales que trascienden la ciencia.

En Colombia, la discusión está viva gracias a que la Corte Constitucional, en un fallo reciente, ratificó que la aplicación de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) no puede ser obligatoria y debe hacerse con consentimiento informado. La sustancia se venía administrando a las niñas mayores de 9 años en las instituciones educativas, pero el tema se tornó sensible luego de que un grupo de adolescentes en Carmen de Bolívar aseguraron presentar devastadores efectos adversos tras recibirla.

Diego García, coordinador del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) del Ministerio de Salud, explica que en el país nadie está obligado a vacunarse. “La vacunación siempre ha sido un acto voluntario de las familias donde media un asentimiento, es decir, que las personas van voluntariamente a los servicios de salud y se aplican la inmunización”. Lo que hizo el alto tribunal, más allá de hablar de obligatoriedad, fue dejar en claro la necesidad del consentimiento informado. Hasta ahora, como explica García, con la del VPH se usaba un disentimiento para que los papás pudieran manifestar la voluntad de aplicar o no las dosis.

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Ese tema es el que más inquieta a las autoridades sanitarias. “Nos preocupa que el hecho de pedir un consentimiento informado se traslade a otras vacunas como las de la primera infancia, pues gracias a ellas tenemos a raya enfermedades inmunocontagiosas”, asegura Lina Trujillo, directora encargada del Instituto Nacional de Cancerología (INC). García afirma que “esto es una barrera para la vacunación y lo que puede hacer es generar miedo en las familias”.

Para Mónica León de la Asociación Reconstruyendo Esperanza, representante de familiares de mujeres y niñas que sufrieron efectos adversos tras recibir la vacuna del VPH, esa decisión es una victoria. “Este fallo es un paso dentro del reconocimiento de que en Colombia y el mundo existen casos desmedidos de los efectos de la vacuna. Reitera que el Estado no puede disponer de las personas y que hay que respetar el derecho a la dignidad humana”. León aclara que este no es un tema con todas las vacunas. “Los miembros de la asociación apoyan y están de acuerdo con el sistema de vacunación nacional”.

Efectivamente, la corte señaló que el Estado no puede tomar decisiones sobre el cuerpo de las personas, aunque, en algunos casos, la inmunización sí es obligatoria. Varios países exigen certificado de vacunas como la de la fiebre amarilla para poder ingresar en su territorio. “Tenemos que salvaguardar esta estrategia de salud pública donde debe primar el bien común sobre el bienestar individual”, afirma García.

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En Europa y Estados Unidos hay fuertes movimientos antivacunas. Esto ha desatado brotes de enfermedades que ya estaban controladas como el sarampión o la viruela. “El problema de no vacunarse o interrumpir los esquemas significa que me expongo a una enfermedad y a padecerla en el tiempo”, explica Trujillo.

Los expertos entrevistados defienden la seguridad de la vacuna del VPH y afirman que tiene los mismos efectos que cualquier otra: dolor en el sitio de la aplicación y fiebre. “El cáncer de cérvix es la segunda enfermedad más frecuente en las colombianas. Ocho por cada 100.000 van a morir por ella a pesar de los esfuerzos en vacunación. Si somos juiciosos con esto, seguramente la incidencia de este tumor va a descender y les permitirá vivir a muchas mujeres”, concluye Trujillo.