Vamos a Buckingham

Por 12 dólares, las puertas del palacio de Buckingham se abren al turismo.

13 de septiembre de 1993

DESDE EL 7 DE agosto pasado Londres tiene un nuevo atractivo para los turistas: el tour por el palacio de Buckingham. Ese día, por primera vez desde 1837 -cuando se convirtió en residencia de los monarcas británicos- se abrieron al público las puertas de la residencia oficial de la reina Isabel II de Inglaterra. Se calcula que ingresarán ocho mil visitantes diarios. La curiosidad los llevará a pagar ocho libras (cerca de 10 mil pesos) para poder recorrer 18 espectaculares salones. Estas 64 mil libras diarias le permitirán a la reina Isabel reunir los fondos necesarios para restaurar el castillo de Windsor, destruído parcialmente el año pasado, por un incendio.
Presionada por el malestar generado por los escándalos de los matrimonios de sus hijos, y el alto costo que la familia real representa para los contribuyentes ingleses, la reina se había visto obligada a anunciar que pagaría impuestos como cualquier mortal. Sin embargo, cuando se supo que los costos de restauración del castillo de Windsor ascenderían a 30 millones de libras, el gobierno volvió nuevamente sus ojos a la soberana. Se trata de una suma muy alta para un Estado que anualmente le gira 15 millones de libras para su sostenimiento y el de su familia. La reina decidió entonces apelar a la buena voluntad de sus súbditos y se abrió un fondo para donaciones privadas, pero apenas se recolectaron 20 mil libras. Fue entonces cuando -en abril pasado- tomó la decisión de abrir su casa al público.
Ante el temor de que el palacio pueda convertirse en un objetivo terrorista, las medidas de seguridad se han extremado. Los turistas deben pasar por un detector de metales y son sometidos a una estricta requisa antes de ingresar. El tour se realiza por un área que está suficientemente apartada del ala del palacio donde se encuentran los aposentos reales. La mayoría de los salones que pueden ser visitados tienen poco o nada que ver con la vida privada de la reina, pues son generalmente utilizados para ceremonias oficiales. El resultado es que mientras muchos de los turistas esperan poder husmear en la intimidad de la familia real, terminan la visita más con la sensación de haber visto un museo que una residencia real, pues en esos salones cuelgan los retratos de los antepasados de la reina e incluso algunas de las mejores piezas de su valiosa colección de arte.
Los tours por el palacio de Buckingham se realizarán durante los próximos cinco años -mientras se reunen los fondos- y solamente en los meses de agosto y septiembre, época en que la reina y su familia toman sus tradicionales vacaciones en Escocia... Por eso el 7 de agosto, mientras las primeras hordas de turistas, en tenis y pantalonetas, ingresaban al palacio con la expectativa de avistar por alguna ventana a la soberana, por otra puerta pero a la misma velocidad la reina y su esposo el principe de Edimburgo salían rumbo al castillo de Balmoral.