Las redes sociales han sido un espacio de polémica por las fotografías en las que aparecen niños vestidos de princesas. | Foto: Tomado de El Blog de Debbie

FAMILIA

¿Que su hijo se vista como mujer influye en su orientación sexual?

¿Dejaría que su hijo se vista de princesa, como lo hizo Charlize Theron? Conozca las diferencias entre sexo, género, orientación sexual e identidad sexual.

31 de agosto de 2016

Esta semana Charlize Theron fue criticada por permitir que su hijo de cuatro años se vistiera como una princesa de Disney. De inmediato varios usuarios de las redes sociales la señalaron por fomentar el homosexualismo, mientras que otros celebraron que le diera la libertad a su pequeño de vestirse como quisiera.

Pero, ¿realmente el vestido de un niño puede influir en su orientación sexual?

Semana.com habló con la historiadora y experta en educación sexual María del Rosario Romero, quién dijo que primero es necesario tener claras algunas definiciones para referirse al tema.

El sexo corresponde a las características biológicas con las que nace una persona, a sus hormonas y genes.

La identidad sexual no tiene que ver con lo biológico. Según Romero, se trata del convencimiento de cada persona tiene de lo que es: hombre, mujer o intersexual (Quienes no quieren que los encasillen como hombre o mujer).

La orientación sexual consiste en la preferencia por mantener una relación erótica o afectiva con personas del mismo o del otro sexo, o con los dos sexos.

Cuando se habla de Género se hace referencia a las relaciones de poder y al valor que le da una sociedad a los hombres y a las mujeres. En el patriarcado como el sistema social, por ejemplo, se muestra a los hombres como superiores a las mujeres. En este campo también se trabaja con políticas públicas de equidad de género para que hombres como mujeres tengan los mismos derechos.

Las cuestiones externas hacen referencia a los vestidos, adornos, maquillajes, formas de caminar y todo lo que una cultura o una persona elige para expresarse.

Aclarado esto, Romero dice que el debate sobre el vestido está en ‘Las cuestiones externas’ que nada tienen que ver con la orientación sexual. Si un niño se disfraza de hada, por ejemplo, eso no puede hacer que el niño se vuelva homosexual. Así como tampoco el vestido marinero puede asegurar que el niño sea heterosexual.  

“Una persona que piensa que por vestir a un niño de princesa se va a volver homosexual es un alfabeta en la sexualidad, que se basa en prejuicios homofóbicos”, asegura Romero y agrega que la orientación sexual es algo tan íntimo y tan personal que supera el vestido e incluso la educación y la cultura.

Para la experta una madre que deja que su hijo se vista como princesa solo cae en un error “si lo obliga a vestirse así, pero si el niño está a gusto con eso, hay que dejarlo, y educar para la libertad.”

El psicólogo clínico Andrés Lasso Báez asegura que desde la psicología no hay ningún argumento para creer que el vestuario puede influir en la identidad sexual de los niños: “Antes se creía que si una mujer se vestía con pantalón se iba a volver marimacha o lesbiana y es algo que no pasó”.

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Por su parte, la antropóloga y directora de la página Estudios de Género para América Latina, Diana Duque, dijo a este portal que “los padres no deberían concentrarse en si el niño se va a volver homosexual o no. Más bien, deberían ocuparse de que sus hijos sean conscientes de que existe una diversidad y que se debe respetar al otro pues no es la diversidad lo que hace buena o mala a una persona”.

Es decir, lo que deberían aprender los niños es que nadie es mejor o peor por ser heterosexual u homosexual, por ser blanco o negro, por ser hombre o mujer, por pertenecer tener alguna afiliación religiosa o no.

Con respecto a si se debe o no dejar vestir a un niño como una niña o viceversa, la antropóloga se pregunta: “¿Si vistes al niño de Spiderman se convierte en el hombre araña?, ¿qué pasaría en Halloween entonces? El disfraz no los convierte en nada, es simplemente una forma en que los niños juegan y eso hace parte de su socialización”.

Duque afirma que de hecho es recomendable que el niño pueda sentirse otro y asumir identidades diferentes a la propia ya que esto contribuye a que puedan ser más tolerantes y respetuosos con los demás.

“Al dejar que un niño se disfrace de princesa se le está dando una oportunidad de explorar su imaginación y puede entender un poco más qué lo diferencia de las niñas y tener un trato solidario”, explica.

Si de vestuario se trata, lo que recomiendan los expertos es procurar vestirlo de tal manera que se pueda desarrollar tranquilamente, mientras que los niños crecen y obtienen el criterio para decidir qué ropa ponerse. “A veces la niña no puede jugar a trepar los árboles, por ejemplo, porque está en falda y no desarrolla habilidades que los niños sí”, concluye Duque.