Marlee Matlin hace el papel de una fotógrafa que decide darle una oportunidad a su vida

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Vida cuántica

Una película postula que en las leyes de la física moderna están las respuestas a muchos de los problemas espirituales.

15 de septiembre de 2007

Los científicos han encontrado que cuando los electrones se mueven de órbita a órbita alrededor del núcleo, no lo hacen a través del espacio, como lo harían otros objetos comunes, sino que se desplazan de manera instantánea. A esto se le llama salto cuántico: desaparecen de un lugar y aparecen en otro. En 1964 John Bell creó una teoría que sostenía como error que un objeto pudiera ser local, es decir, que existiera en un lugar determinado.

Bell argumentaba que más bien todos los objetos eran no locales. El aporte de Werner Heisenberg fue también crucial, pues habló del principio de la indeterminación para demostrar que los electrones y las micropartículas se comportan de dos formas, como partículas y como ondas. Cuando no están siendo medidas, son ondas, y cuando son observadas, se convierten en partículas.¿No entiende ni jota? No se preocupe.

Todos estos postulados hacen parte de la mecánica cuántica, una rama de la física que explica el mundo subatómico y que más le vale conocer si quiere estar al tanto de las últimas tendencias. Sólo así podrá participar en las conversaciones que se desaten sobre el tema. Porque una cosa es cierta: la película What the Bleep do we Know va a dar de qué hablar. Gracias a esa provocadora cinta, traducida al español como ¿Y tú qué sabes

, la física cuántica está de moda y nada menos que para explicar preguntas fundamentales de los seres humanos, como quiénes son y de dónde vienen. Aunque muchos lo encuentren extraño, estos paradójicos postulados llevan a la espiritualidad.

The Bleep, como la conocen cariñosamente sus seguidores, se estrenó en Estados Unidos en 2004 y llegará a Colombia el 28 de septiembre. El documental muestra la vida sin sentido de Amalia, una fotógrafa sordomuda, interpretada por Marlee Matlin, ganadora del premio Oscar en 1986 por su trabajo en Children of a lesser god. Entre la historia aparecen entrevistas con reconocidos físicos, sicólogos y médicos expertos en física cuántica, neurociencia y biología molecular que dan su versión de cómo estas disciplinas pueden llegar a explicar la existencia del hombre y mejorarla. Esto, combinado con dibujos animados y gráficas de computador, da como resultado un interesante documental de hora y media al mejor estilo del Discovery Channel.

The Bleep ha generado más de 10 millones de dólares en taquilla, nada mal para una producción independiente rechazada por los grandes estudios de Hollywood. Alrededor de ella se ha establecido una industria que vende videos, libros, camisetas y todo tipo de productos. Otras películas como The secret, que maneja los mismos conceptos, especialmente el de la ley de la atracción, han seguido el camino del éxito de su predecesora. La idea de What the Bleep surgió de Will Arntz, un físico de 54 años dedicado a los negocios en Internet, quien invirtió la módica suma de cinco millones de dólares para el proyecto. Como pasa generalmente con el cine independiente, la publicidad de la cinta se dio a través de rumores y notas de prensa, como sucedió con Fahrenheit 9/11 de Michael Moore.

Aunque la asociación que hace la película sobre la física cuántica y la espiritualidad parece novedosa, en realidad no lo es. Mucho antes de que existieran los aceleradores lineales para medir las partículas subatómicas, filósofos y científicos veían un maridaje perfecto entre estos dos campos. La física newtoniana, sin embargo, produjo leyes que explicaron los fenómenos de objetos sólidos en el mundo material y que por mucho tiempo hicieron ver a la ciencia como una disciplina determinista, en la que sólo lo que se podía ver y medir era real. Pero a principios del siglo XX estas leyes quedaron cortas para explicar el mundo de los objetos pequeños. "Cuando nos movemos al nivel de los átomos, una serie de leyes asume el control y esas leyes son la cuántica", afirma Stuart Hammerof, médico y sicólogo, director del Centro de Conciencia de la Universidad de Arizona y uno de los tantos científicos entrevistados para el documental. Mientras la física newtoniana es determinista, la cuántica es probabilística; si la clásica separa al observador de su campo de estudio, en la cuántica el observador influye en ese objeto, pues todo los seres y las cosas están integrados en el universo.

Con su libro El Tao de la Física, Fritjof Capra fue uno de los primeros que hablaron de esta intersección entre ciencia y misticismo, pues observó muchas similitudes entre la sabiduría oriental y la física cuántica. En su obra relata cómo un día, al atardecer, observando el mar, las olas y la arena se dio cuenta de que el universo y los seres humanos no estaban separados y que los átomos de los elementos y los de su cuerpo participaban en una especie de danza cósmica. "Siendo físico sabía que el aire a mi alrededor estaba hecho de átomos vibrantes (…) cuando me senté, yo vi cascadas de energía bajando del espacio exterior en las que las partículas eran creadas y destruidas con un pulso rítmico". Antes de Capra, el premio Nobel de Física Niels Bohr habló del yin y el yang para mostrar el principio de complementariedad, y el físico David Bohm sostuvo largas conversaciones con J. Krishnamurti sobre cómo sus ideas científicas coincidían con los conceptos filosóficos del pensador indio.

Sin profundizar mucho en las debatibles leyes de la física cuántica, la película muestra que la materia no es algo sólido, sino un inmenso vacío. El problema es que el ojo humano, o el cerebro, no es capaz de verlo todo y esto limita su idea de la realidad. "Hace 2.000 años, los humanos no podían ver el color violeta porque los receptores no estaban adaptados para percibir ese color", dice el médico bioenergético Santiago Rojas. "La bacteria 'H.Pylori', causante del cáncer de estómago, fue descubierta hace muy poco, pero siempre había estado allí en el estómago, sólo que nadie la veía", añade. Esto sucede debido a que el cerebro está predispuesto de acuerdo con las creencias y las percepciones de su dueño, y es así como cada individuo crea su propia realidad. ¿Y qué tiene que ver esto con la física cuántica? Esta ciencia, conocida como la ciencia de las posibilidades, ha encontrado que las partículas pueden estar en dos lugares al mismo tiempo y es el observador quien decide exactamente en cuál de los dos lugares. Por lo tanto, nada existe sin la participación del individuo, por lo cual cada uno puede crear su realidad, este viene a ser el gran mensaje de la película. El cambio de paradigma, según Rojas, sería pasar del "ver para creer al creer para ver", dice.

Las críticas han sido ambiguas. Según Popular Science, David Albert, uno de los científicos entrevistados, ha manifestado que sus declaraciones fueron distorsionadas. Otros consideran poco ético que los autores del documental no hayan aclarado su filiación a la escuela de iluminación Ramtha, que busca estos mismos resultados pero sin bases científicas, lo cual va en contra de una de las bondades de la cinta y es que explica el mensaje sobre una base científica sin apegos a ninguna religión. Pero otros ven este encuentro entre ciencia y espiritualidad con buenos ojos y de alguna manera consideran que todas sus enseñanzas son ideas antiguas empaquetadas en un producto con mucho soporte científico. "Esto ya lo había dicho Platón, pero pareciera que el mundo no hubiera estado preparado para escuchar este mensaje", dice la sicóloga Cristina Jacobsen, experta en coaching. "Hoy hay más personas con necesidad de esa conexión, con anhelo de conocerse a sí mismas y de tener más claridad", agrega.

En el mundo, The Bleep es un fenómeno certificado que ha encontrado eco en una sociedad hastiada de lo material, que busca un mayor control de su vida. El debate está planteado. Ahora depende de cada cual responder a la pregunta: Y usted, ¿qué sabe?